Juan Fernández
Finalmente la campaña
electoral toca el tema petrolero, hasta ahora bastante ausente, por lo que ahora
podemos comparar las propuestas en esta materia, esencial para el futuro de
nuestro país.
El tema petrolero
tuvo en 1998 una escalada importante en la discusión pública cuando el entonces
candidato Hugo Chávez calificó a PDVSA como un estado dentro del estado. Desde
entonces han pasado casi 14 años y los resultados negativos en materia
petrolera son evidentes. El nuevamente candidato Chávez volverá a prometer
incrementos en la producción, desarrollo del gas, y de la industria
petroquímica. Sin duda continuará su respaldo a la llamada nómina ejecutiva
revolucionaria, así como el desprecio a la meritocracia, y repetirá insistentemente
el conocimiento de las grandes reservas de petróleo de la faja del Orinoco, algo
ya sabido desde hace mucho. Continuará utilizando a PDVSA como su chequera,
para manejar un presupuesto a discreción personal, y entregará volúmenes de crudo y productos a los
gobiernos que considere amigos, en donde el pago está subordinado a la alianza
política. Eso sí, de llegar al colapso operativo, comercial y financiero
previsible de la industria, dirá que todo fue culpa de otros, como lo hace en
la actualidad con el deterioro comprobado de PDVSA. En conclusión, continuidad
de su propuesta "Petróleo para su Política".
El candidato Henrique
Capriles Radonski utiliza el slogan “Petróleo para el Progreso”, propuesta explicada
en un sencillo documento. Dicho documento consta de las siguientes metas: La
primera, duplicar la producción a 6 millones de barriles por día, con una PDVSA
estatal que goce de autonomía gerencial financiera y operativa, que promueva la inversión pública y privada,
acelerando proyectos de la faja y costa afuera y brindando apoyo de capital
humano en universidades e institutos técnicos. Segunda, con más petróleo crear
más oportunidades. Se habla de crear 400.000 empleos, desarrollar la cadena de
valor de la industria e insumos para la producción nacional. Tercera, emplear
la renta petrolera para diversificar la economía, un deseo generalizado de
todos los venezolanos.
Aunque comparto las
ideas generales de Petróleo para el Progreso hoy en día el tema petrolero debe
ser visto dentro de un contexto más de portafolio de energía, en donde se le
debe agregar otras fuentes como gas y energías alternativas incluyendo su
integración a toda la cadena de valor. Quizás si dejamos de focalizar en la palabra petróleo
y hablamos de energía o similar comenzaremos a dar pasos para dejar de ser un país
de renta petrolera.
La
propuesta de Capriles requiere de importantes recursos económicos tanto
nacionales como extranjeros. En consecuencia, por un lado, la estructura del
gobierno debe ser ágil, transparente, y bien diferenciada la actividad de
políticas energéticas del negocio. Es decir, los Ministerios se
ocupan de su rol de política energética y PDVSA de llevar adelante el negocio.
Por otro lado, sería conveniente la creación de un ente promotor y
regulador de las oportunidades de inversión energética que nos sirva a los
venezolanos de factor de control de la gestión para comparar la eficiencia de
PDVSA y de las empresas del sector. Así mismo, son imprescindibles condiciones
fiscales y legales estables, asegurando ingresos para el gobierno central y los
estados. Por último, se hace necesario la adecuación de los convenios de
suministro –como el que existe con China- con una política comercial
transparente.
Otro elemento
positivo de la propuesta de Capriles es la inversión del ciudadano común en la
actividad petrolera, del gas y la petroquímica, para lo cual es necesario
promover regulaciones para permitir la mayor participación del capital nacional
en la actividad. El conjunto de propuestas de Capriles nos lleva de nuevo a la
conclusión que no basta solo con sacar al ministro Ramírez de PDVSA. Las
reformas necesarias para salvar a la industria petrolera venezolana deben ser
amplias y profundas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario