martes, 25 de agosto de 2020

Requiem por PDVSA

 


Por Jurate Rosales 

Uno de los primeros capítulos del  libro  que estoy escribiendo en francés acerca de la Venezuela que hice mía, relata la entrevista que me otorgó Luis 

Giusti en Caracas, un par de semanas antes de que él dejara la presidencia de la entonces  mundialmente admirada  petrolera, considerada en ese tiempo,  la segunda del mundo en materia de rentabilidad y primera en seguridad de sus trabajadores.  La petrolera venezolana que él dirigía, PDVSA, era objeto de envidia y justamente, un mes antes de la entrevista, en la reunión anual de las grandes petroleras del mundo, a Giusti le había sido otorgada por sus pares, la distinción de “mejor gerente petrolero del año”.   

Esa entrevista, grabada y publicada en 1998, era muy optimista. PDVSA producía en aquel momento 3,4 millones de barriles diarios y tenía en sus planes, con financiamiento garantizado, duplicar esa cifra en cuatro años. El plan  era llegar a producir 6 millones de barriles diarios. 

Para exportar esa producción, PDVSA había ya hecho sus previsiones : tenía una participación en 8 refinerías europeas – 4 en Alemania, 2 en Suecia y Bélgica, además de otras dos en el Reino Unido, y tenía la sucursal Citgo en la costa Este de Estados Unidos, con sus  en aquel momento 15.270 estaciones de servicio, vendiendo gasolina venezolana. En Venezuela misma, PDVSA construyó el mayor conglomerado de refinación de América del sur.  

En el país considerado poseedor de las mayores reservas de petróleo en el mundo, PDVSA parecía no tener límite. Los venezolanos pagaban el más bajo precio del  combustible en el mundo y cada venezolano se consideraba con derecho a disfrutar de esa riqueza. 

La destrucción de PDVSA se inició apenas llegó a la presidencia Hugo Chávez y su primer intento de destrucción fue un  teatro del absurdo: en el patio del edificio sede de PDVSA, Chávez sentado delante de una mesita, nombró uno por uno a varios de los principales gerentes de la empresa y con un silbato gritaba “fuera”.   

Tras esa provocación claramente planificada, la huelga petrolera [EN REALIDAD NO FUE UNA HUELGA PETROLERA. HABÍA PARO NACIONAL Y LOS TRABAJADORES DE PDVSA DECIDIERON UNIRSE. EL PARO FRACASÓ, SE ACABÓ Y PDVSA Y SUS TRABAJADORES QUEDARON METIDOS EN LA OLLA DE CHÁVEZ],  pronto se convirtió en general y paralizó el país durante dos meses, sin resultado tangible, salvo el del cansancio de la población, pero en el caso de PDVSA la venganza de Chávez fue letal. Un tercio de todos los asalariados de la petrolera, 18.194 personas en su mayoría altamente cualificadas, muchas con años de experiencia, fueron despedidas. En. cierta forma, la empresa quedó descerebrada, Sin embargo, la nómina pronto fue duplicada y hasta triplicada con un aporte de gente sin cualificaciones, todos asalariados de la petrolera, cuya tarea era nutrir organizadamente y por lista de asistencia, cualquier manifestación de calle a favor de Chávez. 

Entretanto, la producción decaía. Hace años me decían que el petróleo es tan generoso, que hasta con los peores gerentes logra producir ganancias, pero el petróleo venezolano superó en destrucción todo lo imaginable. Por falta de repuestos, uno tras otro, los pozos dejaban de sacar un petróleo  que sí está, pero ya no hay manera de  bombearlo. Un largo boom petrolero que permitió ganancias casi inimaginables en la década de los años 70 opacó temporalmente el deterioro de los pozos, mientras éstos  empezaban  a producir cada vez menos. 

El mantenimiento ya mostraba señales de debilidad. Los accidentes laborales aumentaban en número. En agosto del 2012, ocurrió el incendio de la importante refinería de Amuay : 55 muertos,  156 heridos,  muchos daños materiales. El seguro no había sido pagado y el Estado tuvo que asumir los gastos y las pérdidas, Al día siguiente del siniestro, Chávez visitó el lugar de la tragedia, no hubo responsables. Los accidentes laborales se volvieron rutina. La prensa se limitaba a informar cuántos muertos hubo en tal o cual accidente laboral.  

 Creo que Chávez nunca entendió que el petróleo se le podía acabar. Lo veía como un instrumento de poder y cuando los precios del petróleo bajaban no dudaba en endeudarse, seguro como estaba que tiene y tendrá  como pagar. 

Con Maduro,  el petróleo, ahora sí, se le acabó. Estamos  todavía oficialmente en 393 mil barriles diarios, pero la OPEP que no come cuentos, quita en estos días la producción de petróleo venezolano de sus listas. Lo que no entiendo es que un asunto de tanta historia e importancia, apenas ha sido mencionado en los medios nacionales y creo que en ninguno internacional. Es de recordar que ha sido un genial venezolano, Juan Pablo Pérez Alfonzo, el cerebro y creador de la OPEP que durante un siglo dio de comer a todos los venezolanos, hasta que Chávez y luego Maduro destruyeron esa fuente de la que todavía viven todos los miembros del cartel. 

 Como si esto ya fuera poco, hasta los presuntos 393 mil barriles se hacen escasos para por lo menos mitigar el hambre, porque con eso, ni para un paquete Clap,  no es que no habrá sino que ya no hay, Salvo que la noticia  fuera falsa, que yo lo dudo, las tres empresas mexicanas que surtían  los paquetes de víveres Clap pagados por Venezuela, parece que se declararon en quiebra por falta de pago. La prensa mexicana da sus nombres y anuncia sus quiebras. 

Y todo esto ocurre a los venezolanos por haber elegido hace veinte años a un teniente coronel que nada sabía y nunca supo jamás de lo más importante para Venezuela, como lo es el petróleo.

viernes, 26 de junio de 2020

Reflexiones sobre la Academia y los Académicos




Por: Académico.  Ing. Ignacio L. Iribarren

Las ‘academias de ciencias’ comenzaron a aparecer en Europa desde el siglo XVI y con mayor intensidad e importancia proliferaron durante los siglos XVII y XVIII por casi todos los países del continente. Coincide con el arranque y la culminación de la Revolución Científica o, lo que es casi lo mismo, con el principio y el apogeo del movimiento racionalista en Occidente. Casos paradigmáticos son la Royal Society (1645) en Londres y la Académie des Sciences (1666) en París. Es significativo que ambas se iniciaron en forma de reuniones periódicas totalmente informales de científicos y pensadores de variado calibre movidos por el interés común de discutir teorías y experiencias científicas. La embrionaria Royal Society se reunía en una taberna londinense y su contraparte en Francia en una biblioteca. Se trataban pues de lo que llamaríamos hoy una ‘peña’ y, cuando en 1662 la una y en 1699 la otra, fueron elevadas al rango oficial de instituciones nacionales —adquiriendo con ello sus nombres—, puede decirse sencillamente que alcanzaron la categoría de ‘clubs’ : Su condición original de agrupación de hombres con inquietudes afines que compartir quedó intacta; la nueva jerarquía lo que hacía era reconocer que tales inquietudes tenían importancia para la sociedad y para el avance del conocimiento, de modo que la ‘institucionalización’ sólo agregaba a la ‘peña’ la gentil invitación a fomentar y a promover la Ciencia —léase: el pensamiento de los integrantes.
La jerarquía de ‘club’ a la cual accedieron las academias institucionalizadas merece destacarse. A diferencia de la ‘peña’, que supone una flexible tolerancia de participación con requisitos no bien definidos, el ‘club’ establece una condición categórica para la membresía, a saber, la aceptación expresa de sus miembros. Los Estatutos de la Royal Society establecen en detalle el proceso de elección: el candidato debe ser propuesto por un miembro y secundado por otro, pero no dicen una palabra sobre los méritos o cualidades que los aspirantes deban reunir, sólo se exigen requisitos de nacionalidad y de domicilio, y el compromiso de pagar las cuotas de membresía.
Como se trata de una elección, se presume que la ponderación de los méritos queda a juicio de los votantes. Como centros de conocimiento, las academias fueron cobrando enorme prestigio y con ello se diferenciaron de otros ‘clubs’ dedicados a fines más prosaicos. Las academias exitosas se convirtieron en ‘panteones’ de ‘sabios’ vivos, en la encarnación de la élite intelectual de la nación, en cónclaves de la máxima autoridad de criterio.
¿Qué debe hacer una Academia? Nada. Ella existe; es un monumento’; es un ‘depósito de sabiduría’; en el fondo no está obligada a hacer nada ni a rendir cuentas a nadie; hace en definitiva lo que a sus miembros les dé la gana.
Adoptemos un punto de vista más realista. Si una Academia no tiene efecto alguno sobre la sociedad —evito deliberadamente la expresión ‘no produce algo’, pues se trata más bien de presencia que de ‘producción’—, entonces sufrirá un proceso de fosilización y, aunque no desaparezca formalmente, se convertirá en algo así como un baúl de libros viejos carentes de interés. Para mantenerse ‘viva’ o, si se quiere, ‘importante’ una Academia tiene que hacerse sentir por la sociedad. Esta es una calle de doble vía, un fenómeno de ‘acción y reacción’: la Academia importa si, y sólo si, su criterio interesa a la sociedad y a sus instituciones. Una sociedad civilizada se interesará por el criterio de una Academia constituida por ‘sabios’ (entraré en lo de ‘sabios’ más adelante), y los ‘sabios’ procurarán llamar la atención de la sociedad sobre sus percepciones, sus juicios y sus pronósticos.
El cómo hacerse sentir es un tema extenso y complejo que las academias han abordado de mil maneras en los diferentes países, desde sentarse allí e irradiar sabiduría, hasta disponer de cuantiosos recursos para financiar investigaciones y dirigir, como una suerte de senado, una constelación de institutos de investigación. En el fondo sin embargo, la proyección de una Academia va a depender decisivamente del prestigio de sus miembros, no sólo en sus disciplinas respectivas, sino también —y acaso más— de su cultura, integridad, sindéresis, mundanidad, y de la amplitud de su trayectoria.
Si bien en el siglo XVII las academias de ciencias eran sociedades de vanguardia —fueron hijas de la revolución científica—, hace mucho que ya no lo son y es conveniente que no lo sean; ese papel ya no les corresponde —con el debido respeto y distancia, piénsese en los orígenes del Cristianismo y en la Iglesia actual—. Las academias son hoy instituciones conservadoras a las cuales toca examinar con cautela las corrientes novedosas. Para ello es preciso que estén muy al día en lo que ocurre con las ciencias y mantengan cercana relación con las universidades, institutos y sociedades científicas, donde fluyen las ‘modas’ y donde vale equivocarse. Es muy afortunado que siempre unos cuantos académicos conservan un pié en ambos terrenos; es la forma más eficaz para que la Academia tenga un palco sobre la vanguardia; e igualmente feliz es la existencia de académicos quienes, por edad, se han distanciado de la vanguardia, de modo que su perspectiva más serena logra el contrapeso necesario para un juicio equilibrado.
En función de estas pinceladas acerca de la historia y la naturaleza de las academias, intentemos esbozar las características que, idealmente, debería poseer un miembro de una Academia de Ciencias. Hasta el siglo XIX esto podía tener una respuesta fácil y breve: el proverbial ‘sabio’, el ‘savant’ francés; vale decir, un hombre que abarcaba la totalidad del conocimiento científico de su tiempo —con lo cual era inevitable que poseyera también una respetable cultura humanística.
Bien sabemos que ese personaje ya no existe desde hace mucho. Ni siquiera es posible que un hombre de hoy abarque todo el conocimiento de una sola disciplina. ¿Cuál puede ser entonces la versión contemporánea del ‘sabio’ de antaño? ¿Cuál será la nueva encarnación que haga sus veces en una Academia de Ciencias al inicio del siglo XXI? Voy a intentar mi propia interpretación. Me hago cargo de que es tema que se presta a discusión y, sobre todo, a discrepancias sobre la ponderación que deba concederse a los diversos atributos. Pienso, sin embargo, que la forma de conciliar las diferencias al respecto puede inspirarse en el principio de que este conjunto de cualidades admite una fascinante variedad en cuanto a la composición y ‘dosis’ que adornan a cada Individuo.
Una condición indispensable desde luego es que el académico haya acumulado méritos científicos durante su vida, que posea una trayectoria destacada en su especialidad. Pero debe haber trascendido el especialismo, tiene que ser una persona que está de regreso de los menudos tecnicismos de su disciplina y que ha adquirido una visión de conjunto sobre la Ciencia y sobre muchas otras cosas. Debe ser una persona culta en el más amplio sentido de la palabra; una persona de criterio y con algún conocimiento del mundo; que sepa comunicarse y desenvolverse bien fuera de la estrecha compañía de sus colegas de especialidad.
Ha de ser una persona, en suma y como lo expresaba Ortega, a la altura de su tiempo. Estos criterios excluyen de la Academia un par de especímenes extremos: (1) el profesional cuya única credencial consiste en un señalado éxito en el ejercicio de su profesión; entre otras cosas debido a que ‘ése no está de regreso porque nunca estuvo’ en la Ciencia; y (2) el investigador cuyo único haber es una impresionante lista de publicaciones en el angosto embudo de su especialidad, pues éste ‘no ha regresado’ aún.
Es importante calibrar los méritos científicos con suficiente flexibilidad, pues conviene que abarquen un amplio espectro para el enriquecimiento de la Academia. El punto esencial es que un candidato se haya proyectado en el ambiente científico. Puede ser por la importancia de sus investigaciones, por la calidad y extensión de su carrera docente, por su experiencia en la creación y dirección de instituciones donde se practica la Ciencia, por su obra científica publicada, por su servicio a la sociedad en materia científica —como, por ejemplo, la erradicación de una peste— y, las más veces, por una combinación de estos atributos en diferentes proporciones.
Sumado a estos méritos en su actividad científica, es más que deseable que a un académico lo adornen otras cualidades personales que ya hemos mencionado: cultura, probidad, criterio, prestancia. Es imposible que cada miembro reúna en su persona todas las cualidades en su mayor grado. Es obvio que cada uno tendrá sus fortalezas y sus debilidades, y entre todos se complementan. Lo mismo ocurre con la variedad de sus especialidades científicas. Allí reside la riqueza humana de la Academia.
Aunque es legítimo aspirar a criterios objetivos, no es conveniente —acaso imposible— precisar demasiado las características de un candidato a la Academia. En primer lugar, porque algunos rasgos, quizás los más importantes, no son susceptibles de medición objetiva y, por otro lado, un empeño de precisión a toda costa enfatizaría inevitablemente, y por encima de otras características igualmente importantes, los méritos de más fácil cuantificación. Se impondría además una indeseable rigidez en la selección de candidatos que redundaría a la postre en un empobrecimiento de la corporación. Encuentro muy preferible atenerse al criterio, en buena parte subjetivo, claro que sí, de los miembros de la Academia. Para eso votan, ¿no es así?. Su criterio colectivo, expresión por excelencia de la corporación, para bien o para mal, es más representativo y confiable que consultar una tabla.

Por último, es necesario que los miembros crean en la importancia de la Academia, que estén dispuestos a trabajar por ella. Sería un ejercicio ocioso, un ‘panteón simbólico’, si la Academia comprende un conjunto de personajes eminentes y de méritos científicos admirables pero indiferentes a la institución. El ser miembro de la Academia, tal como se ha concebido y descrito, es ciertamente un honor inmenso, un reconocimiento excelso, pero debe entenderse como un honor obligante. Quien alcanza tan elevada investidura no puede considerar que su compromiso social ha terminado con otra condecoración, ahora se espera más que una contribución científica. De modo que la cualidad final y necesaria la constituye la devoción a la institución

martes, 23 de junio de 2020

Crisis de Covid-19 y el sector energético

Traducción libre: N. Hernández
(Tomado del informe “Recuperación Sostenible”. IEA, Junio 2020)

Basado en datos de los primeros cuatro meses de 2020, y en el supuesto de una gradual recuperación en la economía global, estimamos que la demanda total de energía primaria caerá en todas las regiones principales y se contraen globalmente en alrededor del 6% en 2020. Esto sería equivalente a una conmoción alrededor de siete veces mayor que la ocurrida durante el período de la crisis  financiera 2008-09

Petróleo: Se espera que la demanda de petróleo caiga alrededor de un 8% en promedio durante todo el año. La demanda en abril disminuyó en un 25%, con una caída en la demanda de transporte particularmente pronunciada. La demanda se espera que aumente a medida que aumenta la actividad económica, pero una serie de incertidumbres permanecer por encima de la velocidad y la magnitud del rebote (AIE, 2020c).

Gas: Se espera que la demanda de gas natural caiga alrededor del 4%, lo que constituiría uno de las mayores contracciones desde que el gas natural se convirtió en una industria importante. Sin embargo, la reciente reducción importante en los precios del gas, junto con la disponibilidad generalizada de gas natural licuado, han creado un colchón para la demanda de gas y lo han hecho más competitivo con el carbón, incluso en muchos países asiáticos.

Carbón: Se espera que la demanda de carbón caiga un 8% en 2020, la mayor contracción desde la Segunda Guerra Mundial, como resultado de la reducción de la demanda en los principales países consumidores de carbón, incluyendo India.  La disminución de la demanda de electricidad es la causa principal del menor uso del carbón.

Nuclear: La energía nuclear caerá un 2.5% desde los niveles de 2019 debido a una menor demanda y retrasos tanto en el reabastecimiento de combustible de proyectos existentes como en operaciones en nuevas plantas

Electricidad: La demanda de electricidad se ha reducido en un 20% o más durante los períodos de plena demanda. Cuarentena en varios países, con una mayor demanda residencial compensada por una reducción demanda de operaciones comerciales e industriales. La demanda podría caer un 5% a nivel mundial en 2020 en su conjunto, y hasta un 10% en algunas regiones. La generación a partir de energías renovables se espera que aumente debido a los bajos costos operativos, su acceso preferencial en muchos sistemas de energía y el reciente crecimiento de la capacidad con nuevos proyectos en línea en 2020. Como resultado, se espera que la generación de electricidad a partir de energías renovables aumente en casi 5% en 2020.

Biocombustibles: Es probable que los biocombustibles experimenten una disminución de la demanda como resultado de una menor actividad de transporte y pérdida de competitividad de precios con el petróleo.

La caída en la demanda de energía también ha llevado a una reducción significativa en la contaminación del aire local, especialmente en ciudades. Se espera que las emisiones globales de CO2 en 2020 caigan alrededor 2,5 giga toneladas (Gt) a poco menos de 31 Gt, alrededor de un 8% menos que en 2019. Esta sería la nivel más bajo desde 2010. Casi todo este descenso se debe a reducciones en la actividad económica en lugar de cambios estructurales en la forma en que el mundo produce y consume energía. A no ser que haya una acción inmediata para lograr tales cambios estructurales, las emisiones son muy probables que se recuperen a medida que las economías lo hagan.


lunes, 18 de mayo de 2020

El GLP, calamidad de la familia venezolana

Por: Nelson Hernández
La población venezolana desde hace mas de 10 años ha estado sometida a vicisitudes negativas de diferentes índoles donde el tema de energía no ha escapado de esto, producto de la mala praxis gerencial y políticas públicas erradas que han convertido la no disponibilidad de los energéticos en una situación estructural, y que cada día se hace más compleja y difícil de solucionarla. 

 El GLP, combustible por excelencia utilizado por más del 80 % de los hogares venezolanos para cocinar, se encuentra hoy en una situación de criticidad alarmante. La disponibilidad de este energético se ha venido deteriorando como consecuencia de: Una baja producción de petróleo y gas, una baja operatividad de plantas procesadoras, lo cual influye en una disminución de la producción del GLP.

El gobierno desde el año 2011 importa GLP para paliar la situación de déficit de producción autóctona. Motivado a la perdida de créditos, esta importación se ha visto disminuida o eliminada.

 Para los venezolanos, especialmente las amas de casa, el alimentarse es un rompecabezas: Si tienen los alimentos no tienen como cocinarlos y viceversa. Cabe señalar que todas las fases del negocio del GLP están en manos del gobierno. 



 Para tener una idea, el consumo normal de GLP por las familias venezolanas se sitúa en 45 miles de barriles diarios (kBD). Ese volumen implica que cada familia (5 millones) tiene un consumo normal promedio mensual de 3 bombonas de 10 Kg. Esto implica que valores de disponibilidad de GLP por debajo de 45 kBD, implica un déficit. Las últimas cifras que se conocen (no oficiales) indican una producción menor a 15 kBD. En otras palabras, solo habría disponibilidad para una bombona mensual por familia, de allí el caos. 

Por otra parte, El propano, cuesta su valor a puerta de la Planta de fraccionamiento (Ule  o Jose) + el transporte + costo de plantas de llenado + costo de distribucion y comercializacion... En Venezuela, como todos el resto de los energeticos (aunque pagas algo) se puede considerar que su precio es cero.
En este link, precios: https://www.globalpetrolprices.com/lpg_prices/ .... Como ejemplo tomemos el precio en Peru de 0.39 $/lit, pero una Bombona de 10 Kg (la mas pequeña contiene 20 lit) costaria en Peru 7.8 $/Bombona, y si le ponemos 200 kBs /$, tenemos q esa Bombona en Venezuela 1.56 MBs... 4 veces el sueldo basico.... Recuerda q el servico mas caro es el que no se tiene... pues bien ese es el orden de magnitud de lo que deberia ser el precio...no se a como les venden la Bombona de 10 Kg...compara ese precio con el indicado y veras q es casi cero expresado en $$$.

A todo esto se le suma la falta física (déficit) de bombonas y la deteriorada logística de distribución y comercialización realizada por la empresa estatal PDVSA Gas Comunal, cuyos objetivos de su creación no fueron cumplidos. Esta escasez también ha cambiado la calidad de vida del venezolano. Entre las cuales se pueden mencionar las siguientes:

 • Pago de un precio más elevado que el establecido, producto de la comercialización por canales informales. Ademas el producto no cumple con los estandares internacionales de calidad, y muchas veces la bombona no tiene el volumen que le corresponde. 

 • Buscar el energético en las plantas de llenado, cuando anteriormente era llevado por el distribuidor hasta su casa o lo buscaba en los abastos, bodegas, etc. en el denominado Autogas. Es de señalar, que antes de este caos la bombona vacía era reemplazada a más tardar a los 3 días.

 • Hacer colas desde tempranas horas de la madrugada con la esperanza de comprar una bombona, esperanza que la mayoría de las veces no se cristaliza, y tener que regresar al siguiente día

 • Por el déficit de bombonas tener que esperar que se vacíe para poder buscar una llena, lo cual implica incertidumbre en cuando volver a cocinar con GLP. Anteriormente, cada usuario disponía de al menos 2 bombonas

 • Solucionar el déficit del GLP cocinando con leña, volviendo así a la denominada “cocinas sucias” con las implicaciones de salud que esto implica. Esto ha originado en las ciudades la tala en las aéreas verdes, parques y plazas

 • Otros han emigrado a la cocción de los alimentos con cocinillas eléctricas Aunque este servicio también falla, pero al menos tienen la seguridad de que en algún momento vendrá, y no tiene la emergencia de pasar por el calma de conseguir GLP

 • Producto de la escasez de gasolina, muchos han “migrado” y han refaccionados sus vehículos para utilizar GLP. Esto no debe hacerse, ya que las bombonas de uso domestico no son iguales a las diseñadas para vehículos, por lo tanto evite accidentes lamentables.

   Finalmente, por ser una situación estructural el déficit del GLP permanecerá hasta tanto se supere la disminución en la producción o se pueda importar. Para esto se necesita tecnología, dinero y tiempo, aspectos de los que hoy adolece el actual gobierno.


jueves, 16 de abril de 2020

Venezuela. Costos y precios del diesel importado



Por: Nelson Hernández

En una publicación anterior (VER: https://plumacandente.blogspot.com/2020/04/venezuela-el-costo-y-el-precio-de-la.html ) me referí al precio de la gasolina. En esta oportunidad lo hare con el diesel (gasoil), utilizando la misma metodología, con ciertas variantes.

Estadísticamente, el  46 % del precio del petróleo conforman el precio del diesel, el 15 % del costo del diesel corresponde  al costo de refinación y el 21 %  a la fase de distribución y comercialización.

Para estimar el precio del diesel, tomemos 45 $/B como precio del crudo (petróleo). Aplicando el porcentaje arriba indicado, tenemos que el precio del diesel es de 97.83 $/B, sin el flete y los beneficios del importador y distribuidor. El costo de refinación es de 14.7 $/B. la sumatoria de esto da 59.7 $/B que sería el precio FOB.

El tanquero LR1 de 75000 DWT, puede  transportar  620 mil barriles de gasolina pero cuando es diesel el volumen es de 555 mil barriles. Eso hace la variación del costo del flete. Para el análisis, tomaremos un flete bajo de 1.29 $/B (Houston – Bajo Grande) y uno alto de 6.37 $/B (China – Guaraguao). Esto nos da un precio CIF Venezuela de 60.8 $/B y 66.0 $/B, respectivamente.

Para el beneficio del importador tomemos el 5 % del precio CIF, lo que nos da un precio al distribuidor & comercializador de 61.0 $/B y de 66.0 $/B, para el flete bajo y alto, respectivamente.

A este precio, le sumamos el costo de distribuir y comercializar la gasolina que es del orden de los 20.5 $/B, lo cual arroja un precio sin beneficio de 84.6 $/B y 89.9 $/B, respectivamente. Asumiendo un beneficio del 5 %, tenemos que el precio al consumidor final es de 88.8 $/B y 94.4 $/B, para flete bajo y flete alto, respectivamente.

En otras palabras, el precio al consumidor final estaría entre 0.558 $/lit y 0.594 $/lit. Este sería el rango de precio que cubriría la importación de diesel, sin considerar el impuesto al consumo que el gobierno imponga.

Es de aclarar, que con precios bajos del crudo menores a 30 $/B, el flete toma vital importancia (tanto para la gasolina como para el diesel)... Lo cual indica que en esa situacion, lo mas logico es buscar la importacion donde el flete sea mas economico, y esto es en las cercanias de las areas de consumo.








sábado, 11 de abril de 2020

Ya tenían más de una semana activados en defensa de sus principios y valores


Por: Nelson Hernández

  • En homenaje a los caídos el 11-04-2002, y a las victimas posteriores desde esa fecha hasta el momento
Ya tenían más de una semana activados  en defensa de sus principios y valores, eran los trabajadores de PDVSA quienes presentaban una lucha frontal contra  el régimen de la época, y que culmino con los eventos del  11 de abril de 2002, donde Chávez se vio en la obligación de renunciar a la Presidencia de la Republica, y que después fue regresado (acto ilegal), porque ya había sido juramentado Diosdado Cabello como presidente de Venezuela (…el cual nunca renuncio). Pienso que los que cristalizaron ese regreso, hoy deberían estar arrepentidos. Sin embargo, hasta ahora no lo han expresado.

La lucha se inicia, porque el régimen provoca el conflicto  ya que era una decisión tomada, tener el control de PDVSA: Había que conquistar la colina (léase PDVSA) para poder hacer la revolución. (https://www.youtube.com/watch?v=6YRXmwAPHhk).

En octubre del 2000, Chávez nombra como presidente de PDVSA al Gral. Guaicapuro Lameda (uno de sus mejores colaboradores para el momento) con el objetivo principal de iniciar el dominio de la estatal. Chávez, le cuestiona a Lameda no haber alcanzado el encargo propuesto, y lo reemplaza por Gastón Parra en febrero de 2002. Este nombramiento no es aceptado por trabajadores y empleados de PDVSA por considerar el rompimiento de la MERITOCRACIA, uno de los valores en que estaba sustentado el éxito alcanzado por la empresa.

Las relaciones entre el gobierno y los trabajadores de PDVSA, comienzan a agrietarse en el 2001, con el intento de desafiliación (separación) de PDVSA Gas. (Pag. 56, https://app.box.com/shared/zkk6nq4myh ).  Fue una lucha y un triunfo silencioso para los trabajadores de PDVSA Gas. Esta acción del gobierno, quizás obedeció a tres razones fundamentales: manejo de un suministro clave y estratégico de energía (gas) al mercado interno, una filial joven (creada en 1998) y poco personal. Quizás fue un globo de ensayo del gobierno de Chávez, para medir sus estrategias para la conquista de PDVSA.

Como consecuencia de ese intento, las relaciones PDVSA – gobierno no son las mejores. El nombramiento de Gastón Parra las pone más crítica, y el 08-02-2002, comienza una cruzada de protestas solicitando la renuncia del Sr. Parra. Dichas protestas, al principio internas en PDVSA y que luego se fueron escalando ante la no respuesta del Ejecutivo, y llegaron a la calle.

El 04-04-2002, sale a  la calle la protesta de los trabajadores de PDVSA. La sociedad civil comienza a participar y se eleva la solicitud a la renuncia de Chávez. Fueron 7 días de protestas continuas en Chuao, frente al edificio de Maraven y sus alrededores. Nunca fue abandonado el lugar ni de noche ni de día, ni por inclemencias del tiempo.


El 11-04-2002, a eso de las 10:00 am, con una concentración de personas nunca vista, se comienza a correr la voz, dentro de esta,  de ir a Miraflores. A eso de las 12m, la concentración se convierte en marcha, una marcha pacífica, que fue combatida por el régimen con armas con las consecuentes victimas por disparos.  Con todo lo sucedido, se logro la renuncia de Chávez como presidente. Su regreso a los 3 días, es una acción que la han explicado  pero  las razones para realizarla, aun no son convincentes del todo.

Lógicamente,  su regreso fue un triunfo de la revolución pero un mayor agrietamiento de las relaciones de los trabajadores de PDVSA y el régimen. Se conquista parte de la “colina” mediante la penetración abierta de la política gubernamental. Se crean en PDVSA, los comisarios políticos. Los meses pasan, y el 29-11-2002, la sociedad civil convocan un paro cívico nacional, el cual es acompañado unipersonalmente por trabajadores de PDVSA, lográndose la conquista de la “colina”, al despedir a mas de 23 mil trabajadores. (Relato para una próxima oportunidad). Lo demás es historia.

Los hechos históricos no se pueden borrar,  … Pero que hubiera sido de Venezuela, si la lucha de los  PEDEVESOS hubiera logrado su fruto? .  O es que la sociedad civil tenía como destino  vivir este proceso revolucionario que ha destruido a Venezuela?

… El tiempo tiene la razón…

lunes, 24 de febrero de 2020

1976-2020: El largo viaje de PDVSA hacia el abismo





Por: Gustavo Coronel (22-02-20)

*** DE RAFAEL ALFONZO RAVARD A TARECK EL AISSAMI, UNA HORROROSA INVOLUCIÓN

*** DE LÍDER EN LA OPEP A MENOSPRECIADA COMPARSA

*** DE GERENCIA PROFESIONAL DE RANGO MUNDIAL A PANDILLA DE LADRONES Y NARCOTRAFICANTES

*** DE MODERNOS COMPLEJOS REFINADORES A CHATARRA CERRADA

*** DE EMPRESA MUNDIALMENTE RESPETADA A HAZMERREIR DE LA COMUNIDAD PETROLERA INTERNACIONAL

A media mañana del 6 de Agosto de 1975 el recinto del Senado venezolano se encontraba lleno de gente deseosa de escuchar la intervención del ex-presidente y senador vitalicio Rómulo Betancourt en el debate sobre la nacionalización petrolera que proyectaba el gobierno de Carlos Andrés Pérez. La voz de Betancourt era escuchada y respetada por haber sido presidente de la república, por su condición de gran demócrata y por su calidad de estadista. Su discurso de dos horas fue importante puesto que apoyó el proyecto de Pérez, defendió el Artículo Quinto que tanta resistencia generó en las filas del izquierdismo y de la derecha copeyana y justificó el paso nacionalizador por tres razones fundamentales: Una razón patriótica; una razón económica y una razón geopolítica, es decir, que el tiempo había llegado para hacerlo. La primera razón la explicó al decir que “un país termina por adquirir una sumisa mentalidad cuando deja que otros exploten sus materias primas…”. La segunda razón,  porque la explotación directa daría mayores ingresos fiscales y de otro orden. Sobre la tercera razón explicó que vivíamos en un mundo interrelacionado, quizás refiriéndose a los eventos que ocurrían en el medio Oriente, los cuales le habían dado a los países productores mucho mayor poder frente a las empresas petroleras transnacionales.

Como gerente medio de la industria petrolera en aquellos años no estuve de acuerdo con su nacionalización. A diferencia de lo que pensaba el respetado y admirado ex-presidente, siempre pensé y continuo pensando hoy que un suficiente control de la industria petrolera por parte de la Nación podía y puede perfectamente obtenerse sin necesidad de transformar la operación de la industria en un monopolio estatal, estableciendo claras regulaciones administrativas y técnicas sobre la actividad. Para ser exactos, en esos años Venezuela había llegado a tener un control prácticamente total sobre las decisiones de la industria a través de regulaciones existentes, tales como el decreto 832, el cual obligaba a las empresas a someter sus presupuestos anuales a la aprobación del Estado.

Este decreto y otras leyes y regulaciones existentes se combinaban para darle a la Nación un poder decisorio casi total sobre la actividad petrolera. Además, le proporcionaba a la Nación un porcentaje muy alto de los ingresos totales obtenidos sin necesidad de que la Nación tuviera que comprometer sus propios recursos para financiar la actividad Es por ello que se dijo que lo que se iba a nacionalizar realmente era el riesgo de la actividad. Era contra intuitivo pensar que los ingresos serían mayores ya que la nacionalización involucraba la necesidad de financiar la actividad con los dineros de la Nación. El sentimiento nacionalista fue exacerbado por los sucesos que habían ocurrido en Libia y en otros países productores y llamaban a la emoción y al entusiasmo, constituyéndose en un factor adicional que apoyó la decisión de nacionalizar.

Quienes adversábamos la decisión, una vez tomada, decidimos quedarnos a colaborar bajo el nuevo esquema, a fin de tratar de que se hiciera de la manera más racional y eficiente posible. Inicialmente ello se logró en gran parte, con la adopción de un modelo sin precedentes en el mundo petrolero, consistente de cuatro empresas operadoras integradas y una empresa matriz, coordinadora financiera y de planificación. Al frente de un grupo de venezolanos honestos se colocó a un gerente excepcional, Rafael Alfonzo Ravard, quien logró por algunos años mantener el respeto del mundo político por el manejo profesional de la industria nacionalizada. Durante estos primeros años parecía que PDVSA lograría ser uno de esos casos, raros en el mundo petrolero, de una empresa del estado profesional razonablemente eficiente y manejada al margen de la política.

Ello comenzó a cambiar cuando se modificaron algunos reglamentos de PDVSA para acortar el período de los directores y a aparecer indicios de que los nombramientos se alejaban de consideraciones meritocráticas para dar mayor importancia a las relaciones políticas o personales, lo cual promovió el cabildeo dentro de la organización, deformación similar a la que ocurría en la Fuerza Armada, en la cual los militares buscaban promoción a través de su acercamiento al sector político.

Quitarle a PDVSA el fondo de inversiones petroleras durante la presidencia de Herrera Campíns representó el final de su autonomía financiera, uno de los pilares que el General Alfonzo predicaba como esencial para el buen funcionamiento de PDVSA. El mundo político comenzó a entrar a la industria petrolera, a hacerla parte del forcejeo que se llevaba a cabo en otros sectores.

Declaraciones como las de Gonzalo Barrios y líderes del COPEI sobre los excesivos salarios de los gerentes petroleros, las acusaciones sobre colitas en los aviones de PDVSA a familiares y amigos de los gerentes, la constante crítica ideológica de la extrema izquierda derrotada en el debate pre-nacionalización, todo ello fue configurando una verdadera invasión del mundo burocrático y político del estado venezolano a PDVSA. El sueño de ver a la administración pública imitando la actividad gerencial profesional y eficiente de PDVSA se fue convirtiendo en la captura progresiva de PDVSA por la mediocridad del mundo político venezolano.

A pesar de que por muchos años PDVSA anduvo razonablemente bien gracias a  un grupo de gerentes valiosos y competentes, la tensión entre este grupo y el mundo político se fue intensificando. El general Alfonzo salió de la empresa y fue remplazado por una figura política. Más tarde habría conflictos serios entre presidentes de PDVSA como Brígido Natera o Andrés Sosa Pietri, con los ministros del sector. La luna de miel se terminó y aparecieron las rencillas conyugales. El mundo político nunca pudo aceptar, por ejemplo, que un gerente petrolero pudiese ganar más dinero que un ministro.

Para ellos se trataba de que el gerente petrolero estaba sobre remunerado cuando la realidad siempre ha sido que los bajos sueldos de la administración pública han promovido la híper-corrupción endémica en el mundo político venezolano. Llegar a la presidencia de los Seguros Sociales, Aduanas  o el hipódromo, por ejemplo, era la  ocasión para robar, ya que el tiempo de permanencia en estos cargos  era corto en promedio y “había que aprovechar”. El mundo petrolero y el mundo político eran como el aceite y el vinagre, inmiscibles.
Demasiado bien lo hizo PDVSA por largos años, demasiada presión contaminante aguantó el núcleo original que la mantuvo a niveles profesionales. Pero ya para la década de 1990 PDVSA mostraba clara adiposidad burocrática y se había agotado el modelo de empresas filiales múltiples, por lo cual fue necesario ir a una integración de las filiales y a su conversión en Unidades de Negocios por función, es decir, a la figura de una empresa estatal única.


Este proceso de deterioro se pudo demorar por etapas, gracias a los esfuerzos de la gerencia petrolera pero la tendencia era imposible de revertir. PDVSA iba en camino de ser una empresa más del Estado, a lo PEMEX, YPF Argentinos, Pertamina o Petroperú. Y esto era inevitable por aquello que decía el líder sindical Manuel Peñalver: “No somos Suizos”. Ciertamente PDVSA hizo lo imposible para vencer ese fatalismo pero, al final, fue tragada por la marabunta.


La marabunta que había sido modesta hasta 1999 entró como rio crecido de la mano de Hugo Chávez. Desfilaron por la presidencia de PDVSA en la etapa chavista miembros de una antología de la ignorancia y/o de la corrupción: Ciavaldini, Parra, Rodríguez Araque, Ramírez Carreño, Del Pino, Quevedo, quienes mostraron una progresiva eficiencia en capacidad de destrucción. Ramírez y Quevedo han sido los peores, uno por la cantidad de años que tuvo poder para destruir la empresa en beneficio personal y el de su pandilla, el otro por su colosal ignorancia y negligencia criminal.  Hoy está al frente de PDVSA un narcotraficante y lavador de dinero buscado por la justicia internacional, asistido por un elenco de hampones. Ninguna pesadilla puede ser peor que esta horrorosa realidad.


Se dirá que esta debacle que ya dura  20 años fue un producto de la fatalidad pero es necesario admitir que las fatalidades tienen que figurar en nuestros escenarios venezolanos con cierta probabilidad de concretarse, porque han sido demasiado frecuentes para considerarlas cisnes negros: Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, Marcos Pérez Jiménez, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, han tenido el poder en Venezuela durante el 65% de nuestra historia desde 1900 hasta hoy.   

Lo peor, si es que hay algo peor de lo  que ya ha sucedido, es que no se advierten en el joven liderazgo político venezolano, el cual tendrá a su cargo llevar las riendas de la Nación del futuro, indicios claros de que la lección ha sido aprendida. Se sigue hablando el mismo lenguaje estatizante y de adoración por los monopolios y empresas del estado, a pesar de que ninguna ha sido beneficiosa para el país (véase el desastre de la CVG como muestra)


Se sigue hablando de que hay que recuperar a PDVSA, de que hay que ponerla en condiciones de explotar la Faja del Orinoco y llevarla a producir 5 millones de barriles por día, de que todo podrá regresar a ser lo que fue en los primeros años de la “nacionalización”, de que Venezuela podrá ser de nuevo una potencia energética, ya que tenemos las “reservas probadas más grandes del mundo”, mito que se han tragado de manera acrítica los analistas de la situación venezolana.


El deber de quienes hemos vivido íntimamente la experiencia de PDVSA es utilizarla para advertir sobre el futuro, sobre los peligros de tratar de recorrer los mismos caminos y tomar los mismos atajos que llevan al abismo.

Hay nacionalismos sanos y nacionalismos enfermos, hay deseos de ser independientes que son respetables pero que deben armonizarse con las exigencias de la interdependencia, hay ideales de superación admirables pero que deben ser producto del esfuerzo propio y no de resentimientos xenofóbicos, hay aspiraciones genuinas de control que no deben ser confundidas con la necesidad de hacerlo todo, especialmente aquello que otros pueden hacer mejor y sin comprometer nuestros recursos.

Con la nacionalización petrolera quisimos ponernos los pantalones largos pero no fue así. Andamos de taparrabos guiados por una pandilla de narcotraficantes. 

Nota: a) Tomado del BLOG:Las Armas de Coronel
 b) Negrillas de N. Hernandez

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