Carlos Camacho González.-
Una inmanejable pila de coque, con valor potencial de mercado de unos
$3.600 millones -si fuera aprovechado como combustible- crece cada día en el
estado Anzoátegui.
Así lo
indicaron la misma Pdvsa y la de varios analistas privados.
Aparte del lucro cesante que representa tener ese coque acumulado, activistas consultados dicen que las consecuencias más graves ya se están viendo a nivel ambiental. Los recientes planes del presidente Hugo Chávez de generar electricidad a través del coque o de hacer un mayor uso para el sector siderúrgico, ya habían sido anunciados en el año 2011.
Incluso la construcción de tres plantas eléctricas que estarían listas para el 2016, pero no hay información del inicio de estas obras y aún no se genera electricidad con coque en Venezuela.
Los analistas recuerdan que Pdvsa prometió acelerar el despacho de coque, pero a la velocidad actual, la "montaña" tardaría dos años en desaparecer. Las empresas básicas de Guayana importan coque calcinado mientras hay seis millones de toneladas apiladas y no se cuenta con una planta de calcinación de este "potencial combustible" en Venezuela.
La pila de coque crudo es un subproducto del proceso de mejoramiento de unos 600.000 barriles diarios de crudo extrapesado provenientes del Orinoco. Ese proceso de refino se realiza en tres "mejoradores" localizados en el complejo industrial de Jose, estado Anzoátegui.
Pdvsa produce 16.000 toneladas de coque cada día. Un 60% es vendido y el otro 40% se queda en la inmensa pila de coque.
Los consultados advierten que es inmanejable por los altos niveles de gas, "la alta temperatura del coque cuando sale de los mejoradores y el tamaño de cada piedra es mucho mayor al normal. Los equipos simplemente no existen aún en el lugar, y manejar esos sólidos a mano es imposible".
Las visibles consecuencias obedecen a una razón más bien difícil de detectar: granulometría. "Los trituradores, equipo que desmenuza el coque a la salida de los mejoradores, están dañados, por lo que la granulometría del producto no es de pedazos entre 5 y 10 centímetros, sino de piezas más grandes, algunas hasta de un metro", explicó Miguel Méndez Rodulfo, integrante del Centro de Orientación de Energía (Coener).
Efluvios contaminantes
Las más de seis millones de toneladas de coque apiladas cerca de Jose despiden sulfuro de hidrógeno, un gas tan contaminante en esas concentraciones que los obreros de Pdvsa no pueden acercarse a la montaña del material.
El país está perdiendo por los dos lados, según activistas como Méndez Rodulfo.
Por un lado, cada tonelada de coque reducido, o calcinado, tiene un valor de $600. En el estado actual, es decir crudo, vale entre $70 y $120 la tonelada, dependiendo de su poder calórico.
El país también pierde porque se contamina el aire en torno a la pila de coque, y probablemente el agua y los suelos, sobre todo con las torrenciales lluvias.
"Hay un costo de oportunidad que se está perdiendo, pero el verdadero costo es el ambiental," dice Méndez. "El sistema no está adaptado al manejo de esos sólidos a esas temperaturas", agregó.
Soluciones a largo plazo
Según informes de Pdvsa, este coque no se puede usar, al menos no directamente, para fabricar acero o aluminio, ya que no es un coque "reducido". Construir el horno de calcinación tardaría varios años, de acuerdo con Méndez.
Pero, en su estado actual, puede utilizarse exitosamente para generar electricidad, como se hace en China y otros países. En febrero de 2011 se firmó un memorándum de entendimiento con Turquía que contemplaba, entre otras cosas, pagar con coque por planes habitacionales que Ankara construiría en Venezuela.
Según Méndez, ya hay una empresa en Turquía, que responde al nombre de Capex, recibiendo coque venezolano, y otra en Italia, Energy Coal. Pdvsa informó que en julio se despacharon 275.000 toneladas de coque hacia Europa, Oriente Medio y clientes no especificados en Suramérica.
La solución fue prometida por el ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, cuando firmó a finales de 2011 con CMEC, una compañía china, un memorándum de entendimiento para construir una central eléctrica de 900 megavatios (MW) en Junín (Faja del Orinoco) y dos instalaciones de 300 MW cada una, una en Jose y la otra en el Centro Refinador Paraguaná. Pero aún no arrancan las obras.
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