Miguel
Méndez Rodulfo
Cuando uno viaja por
vía terrestre hasta, o desde, el oriente, pasa por el complejo gasífero y
petrolero de Jose. Desde su inauguración en 1985, como el criogénico de
oriente, los viajeros estábamos acostumbrados al orden de las áreas internas
que circundan al complejo, las cuales se puede divisar desde la carretera;
actualmente nos sorprende la presencia imponente de una extensa y alta montaña
de un material gris oscuro que hasta hace tres años y medio no estaba allí. Esta
impresión de inmediato nos hace reflexionar acerca de que algo anda muy mal en
Jose; que esa descomunal pila tiene que producir una gran contaminación; que la
persistencia en el tiempo del problema obedece, sin lugar a dudas, a una
incapacidad manifiesta de la actual gerencia que dirige el complejo, así como
de la cúpula gerencial petrolera, y que el problema no aparenta tener solución.
Todo ello no deja de crear una razonable preocupación en nuestro ánimo, por lo
que uno se plantea ¿qué hacer con tanto material contaminante, cómo vamos a limpiar
esos patios?
El coque es el
excedente que queda luego de llevar el petróleo pesado de la faja de 8° API a
25° API, proceso que ocurre en los mejoradores ubicados en Jose. La conversión del
crudo pesado en petróleo sintético, liviano, no solamente deja coque, sino
también azufre. El coque además contiene metales pesados cono vanadio y níquel,
entre otros. Desde 1999, año en que comienza a mejorarse petróleo pesado en
Jose, por las compañías que habían conformado las asociaciones estratégicas con
Pdvsa: Ameriven, Petrozuata, Sincor y Cerro Negro, nunca había habido necesidad
de acumular coque fuera de los patios internos habilitados cerca de los
terminales de despacho, ya que los procesos de producción eran debidamente
controlados y el mantenimiento rígidamente cumplido; de manera que entre 1999 y
2008, el coque que se generaba, se vendía al exterior sin problema porque es un
subproducto de alta demanda.
Aquí vale la pena
comentar algunas cosas que contribuyen a
aclarar lo que la mayoría de las personas piensan con relación al coque. Como
acabamos de decir, el coque tiene una gran demanda, esto es debido a su alto
poder calorífico. Se usa en la industria siderúrgica, cementera, eléctrica y
nuclear. De manera que no se va a quedar apilado allí eternamente; sin embargo,
siendo esto así, surge otra pregunta muy lógica ¿si tiene tanta demanda por qué
entonces está apilado allí? ¿No pierde la República importantes flujos de
dinero teniendo este material abandonado allí?
Otra concepción errónea
que debemos corregir es nuestra propensión a pensar que el coque es altamente
contaminante. La verdad es que como es un material muy pesado no genera
partículas que puedan viajar largos trechos llevadas por el viento, y como sí
se tomaron las correspondientes medidas que el Ministerio de Ambiente recomendó
para proteger el suelo del terreno donde está colocada la pila, tampoco hay
contaminación en este sentido.
El problema del coque
tiene solución, sólo que una mezcla de incapacidad gerencial manifiesta, falta
de mantenimiento preventivo y correctivo, manejo político de una empresa
altamente técnica y, lo más importante, una intención deliberada de que los
procesos funcionen mal, para generar oportunidades de hacer negocios, nos han
llevado al cuadro actual de acumular una montaña de coque de 27 hectáreas de
extensión, 30 metros de altura y de 6.000.000 de toneladas acumuladas.
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