Hoy hablaremos de la próxima Asamblea Nacional. Conocidos los resultados de las elecciones podemos establecer que la oposición es mayoría y eso crea expectativas positivas para el 2012 (Chávez es derrotable). Tiene, también, un gran peso ante la opinión internacional, como lo demostraron las declaraciones de algunos observadores europeos. Ha quedado en evidencia el fraude cometido por el régimen al “diseñar” los circuitos electorales para que con menos votos pudieran sacar más diputados. De todos los abusos que cometió el régimen, el reacomodo de los circuitos fue el más perverso y el que le produjo los mayores beneficios. Con 66 diputados de la oposición el oficialismo no podrá aprobar ni leyes orgánicas y habilitantes ni reformar la Constitución ni designar o remover a los magistrados del TSJ ni a los rectores del CNE, a renovarse en 2013 ni a los representantes del poder ciudadano en 2014 (Fiscal General. Contralor y Defensor del Pueblo).
Por su parte la oposición, sin mayoría simple y sin el concurso de los votos del régimen no podrá aprobar leyes ni ejercer un verdadero poder contralor, más allá de hacer ruido. Bajo una democracia “normal” se podría anticipar la posibilidad de que las partes negociaran para poder obtener lo que cada uno desea y así lograr una Asamblea operativa dentro de la cual la constante no sea el saboteo del uno por el otro. También se podría esperar la activa y formal participación de la oposición en la directiva de la Asamblea y dentro de sus diferentes comisiones. Pero no soy optimista. Por lo menos al principio el oficialismo no les extenderá la mano y Chávez no negociará con nadie.
Hay que valorar positivamente los resultados de las elecciones parlamentarias pero me temo que si no tenemos un plan para neutralizar el próximo abuso de poder, de nuevo habremos ganado en las urnas solo para perder después lo que el triunfo nos debería garantizar. Hay que oponerse a que, en lo que le queda de vida, el parlamento actual legisle en contra de la voluntad de la mayoría ciudadana. Si nos sentamos a esperar a enero 2011 para actuar, descubriremos, más temprano que tarde, que hemos perdido toda capacidad de reacción. Hay que actuar en dos frentes: 1. Intentar convencer a los nuevos diputados oficialistas de las ventajas de poder actuar conjuntamente en defensa del interés nacional. 2. Dar una demostración de fuerza. La Mesa de la Unidad debe continuar dirigiendo la política opositora y convocar a un gran frente pro defensa de la democracia, sin caer en el asambleismo, conformado por los partidos políticos, las ONG, las organizaciones vecinales, las universidades, los colegios profesionales, el empresariado, el movimiento obrero organizado, los medios de comunicación, la iglesia, los gobernadores, alcaldes y diputados electos. Representantes de estas organizaciones deben ser incluidas en las diferentes comisiones presentes y futuras de la Mesa de la Unidad.
La oposición tiene que actuar como si ya se hubiese incorporado a la Asamblea. De lo contrario Chávez continuará comportándose como si su proyecto tuviese la aprobación de la mayoría. Además, debemos enviar ya misiones a países amigos para denunciar formalmente la maniobra que convirtió al oficialismo en mayoría parlamentaria a pesar de haber perdido el voto popular y alertar sobre la conducta autoritaria que podría derivarse de esos resultados. Todas las instituciones deben comprometerse públicamente a no aceptar maniobras del chavismo que neutralicen lo que se ganó el 26S. ¡No más de lo mismo!
Por su parte la oposición, sin mayoría simple y sin el concurso de los votos del régimen no podrá aprobar leyes ni ejercer un verdadero poder contralor, más allá de hacer ruido. Bajo una democracia “normal” se podría anticipar la posibilidad de que las partes negociaran para poder obtener lo que cada uno desea y así lograr una Asamblea operativa dentro de la cual la constante no sea el saboteo del uno por el otro. También se podría esperar la activa y formal participación de la oposición en la directiva de la Asamblea y dentro de sus diferentes comisiones. Pero no soy optimista. Por lo menos al principio el oficialismo no les extenderá la mano y Chávez no negociará con nadie.
Hay que valorar positivamente los resultados de las elecciones parlamentarias pero me temo que si no tenemos un plan para neutralizar el próximo abuso de poder, de nuevo habremos ganado en las urnas solo para perder después lo que el triunfo nos debería garantizar. Hay que oponerse a que, en lo que le queda de vida, el parlamento actual legisle en contra de la voluntad de la mayoría ciudadana. Si nos sentamos a esperar a enero 2011 para actuar, descubriremos, más temprano que tarde, que hemos perdido toda capacidad de reacción. Hay que actuar en dos frentes: 1. Intentar convencer a los nuevos diputados oficialistas de las ventajas de poder actuar conjuntamente en defensa del interés nacional. 2. Dar una demostración de fuerza. La Mesa de la Unidad debe continuar dirigiendo la política opositora y convocar a un gran frente pro defensa de la democracia, sin caer en el asambleismo, conformado por los partidos políticos, las ONG, las organizaciones vecinales, las universidades, los colegios profesionales, el empresariado, el movimiento obrero organizado, los medios de comunicación, la iglesia, los gobernadores, alcaldes y diputados electos. Representantes de estas organizaciones deben ser incluidas en las diferentes comisiones presentes y futuras de la Mesa de la Unidad.
La oposición tiene que actuar como si ya se hubiese incorporado a la Asamblea. De lo contrario Chávez continuará comportándose como si su proyecto tuviese la aprobación de la mayoría. Además, debemos enviar ya misiones a países amigos para denunciar formalmente la maniobra que convirtió al oficialismo en mayoría parlamentaria a pesar de haber perdido el voto popular y alertar sobre la conducta autoritaria que podría derivarse de esos resultados. Todas las instituciones deben comprometerse públicamente a no aceptar maniobras del chavismo que neutralicen lo que se ganó el 26S. ¡No más de lo mismo!
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