viernes, 1 de octubre de 2010

DEMOCRACIA AL REVÉS


Rafael Gallegos

¿Cómo le explicará la “revolución” al mundo que en las elecciones parlamentarias de Venezuela el gobierno ganó perdiendo mientras los opositores perdían ganando? Algo así como que la oposición perdió porque obtuvo la mayoría de los votos, mientras que la “revolución” ganó porque sólo logró la minoría. Una democracia al revés donde el que pierde gana y el que gana pierde. En los países democráticos creerán que se burlan de ellos cuando les adelanten tal galimatías. Como Condorito expresaran contrariados: exijo una explicación.

Aunque usted no lo crea, la “revolución” parece haber descubierto la fórmula para que las minorías tengan mayor representación que las mayorías en la Asamblea Nacional. Ya en el 2005, la altísima abstención hizo que en Venezuela los 167 diputados representaran si acaso al 25 % de la población, mientras el restante 75 % quedaba realengo. En lugar de ser electos por el pueblo, esos diputados lo fueron… por fortfei. Una democracia seria hubiera revisado las causas de tamaña protesta y adelantado los correctivos.

En las recientes elecciones del 26 S ha sucedido algo similar. El 52 % de los votantes obtuvo alrededor del 40 % de los diputados, mientras el 48 % obtuvo cerca del 60 % de la representación popular. O sea, que la “revolución” al par de devaluar el signo monetario de la nación, devalúa los votos de los opositores. A los simpatizantes del gobierno, les bastaron 55.000 votos para elegir un diputado, mientras que los de la oposición requirieron 85.000 votos para ello. En términos económicos, a un opositor le sale 60 % más “caro” un diputado. Monopolio o dumping, ¿de qué se trata? En realidad, es sólo vulgar ventajismo. Y lo peor es que fue adrede, un perverso diseño de representación desproporcional, ideado para que la “revolución” pudiera comprar más con menos en el mercado electoral y cumplir el desideratum de mantener al líder, para toda la vida, en el poder.

Eso sin tomar en cuenta el ventajismo de un árbitro rojito y de un gobierno abusando de los recursos del Estado las 24 horas del día. Se solicita baremo que mida la transparencia de los procesos electorales. Favor abstenerse heraldos de la “tramparencia”. Como en un mundo bizarro, la “derrota” de la oposición el 26 S fue un triunfo… y los “ganadores” del gobierno saben que perdieron el fervor popular. Por ello se retiraron presurosos al balcón del pueblo (que les queda) en la madrugada… ¿Demoledores demolidos?

La lección es que hay que perseverar en la unidad. Separados no hubiéramos logrado ni 20 diputados. La unidad es el gran logro. En los próximos dos años hemos de elegir los concejales y luego en la mega elección del 2012 a los gobernadores, alcaldes y al presidente. Con este 52 %, que debería ser creciente por el natural desgaste del gobierno, es mucho el concejal, alcalde y gobernador que podemos lograr para compartir el poder y evitar, hasta perdiendo las presidenciales, que el totalitarismo se disemine como un cáncer en el organismo nacional. Y, con toda certeza, con un buen candidato, ganaremos la Presidencia de la República para pasar la página de estos nefastos años. Unidad divino tesoro, diría el gran Rubén Darío. Perseverar en la unidad es un deber patriótico, la única ruta para reconquistar la democracia.

UN ESCUÁLIDO EN MIRAFLORES

La dinámica nos indica que se acerca la hora de un “escuálido” en Miraflores. Claro, primero hay que explicar la evolución de esa palabra. El Presidente la inició como burla. Significaba que los opositores eran muy pocos. Los “escuálidos” se fueron convirtiendo en escualos… fieros tiburones capaces de mortales mordeduras al gobierno en los procesos eleccionarios. Va llegando la hora de escoger, entre los “escualos”, un buen candidato presidencial. Que revierta tanto fracaso: el rompimiento del alma nacional; la erialización del campo a punta de invasiones y expropiaciones; la minimización de las industrias petrolera, del hierro, del aluminio, de la electricidad y de la producción nacional; el vergonzoso record dual de decreciemiento e inflación; la licuefacción de las instituciones; el crecimiento de la violencia y, no se deje engañar… de la pobreza. Un glorioso escuálido como Bachelet, Uribe, Alan García y tanto Presidente que hace progresar a sus pueblos y es respetuoso de su investidura y de las instituciones. Ah! y que no quiera, a lo Fidel y el que les conté, eternizarse en el poder.

REVOCATORIO

OK. Convocado por el Presidente. En un mes. Con un CNE equilibrado (se agregarían dos rectores independientes). Sin abusar de los recursos del Estado. “Sí vs. No”, como la vez pasada. Y resultados sin consulta previa en Miraflores. O sea, sin trabas para que se manifieste el sentir popular. ¿Se atreverían? Creo que no. Ganaría la oposición… de calle. Y lo saben.

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