Gustavo Coronel
***Un régimen castrista y castrense nos humilla: hay que castrarlo.
Cual es el problema?
La sociedad venezolana se encuentra en las garras de un régimen inepto, totalitario, hiper-corrupto, entreguista de nuestros recursos y alineado con los estados forajidos y organizaciones terroristas del planeta. Como dirían en Los Teques de mi adolescencia: una pelusa!
Es posible sustanciar esta aseveración?
Si. La ineptitud está documentada por el colapso de la infraestuctura física del país, por la criminalidad galopante, por el caos financiero y la destrucción de las empresas básicas. Su totalitarismo es evidente al observar la violación sistemática de la constitución, el abuso de poder, el hostigamiento de los medios de comunicación, el desdén por la voluntad popular expresada en elecciones, la existencia de presos políticos y el lenguaje fascista-gorilista del líder, Hugo Chávez Frías. Su hiper-corrupción esta ejemplificada por la impunidad de los responsables del inmenso fraude de Pudreval, por el caso de los maletines llenos de dinero para intervenir en los procesos políicos de otros países, por el robo sistémico y sistemático en el sector de las finanzas públicas y en PDVSA. La entrega de nuestros recursos es evidente, como en el caso de la gigantesca transferencia de riqueza venezolana a la Cuba castrista, en los dineros dados a Evo Morales, a Daniél Ortega, a Rafaél Correa y en el financiamiento de la campaña presidencial de Cristina Kirchner. La alineación con los estados forajidos del planeta: Irán, Cuba, Zimbabue, Belarus, hasta Corea del Norte, está a la vista y los nexos con las FARC y la ETA están ampliamente documentados.
Esto lo digo porque la evidencia existe. No es un simple acto de catarsis oposicionista sino una denuncia formal.
Resultados de esta actuación del régimen.
Actuando así el régimen ha llevado a Venezuela a la situación más trágica de su historia, al despilfarro de un mil millones de millones de dólares (1x10 a la doceava potencia) obtenidos, a partes iguales, por la liquidación de un recurso no renovable, el petróleo y por via de los impuestos al pueblo, sin que existan obras y políticas públicas de carácter estructural cónsonas con ese fabuloso ingreso. Venezuela es hoy una sociedad dividida por el odio de clase y hasta racial, mucho más cerca de Haití que de Chile, manejada por una pandilla sin ética de torvo aspecto. Han forzado al pueblo a hacer colas humillantes en espera de limosnas que lo hacen más dependiente del régimen. Cada día que pasa esta situación empeora, convirtiendo a Venezuela en una páis empobrecido material y espiritualmente.
Vías de salida.
Un pueblo de corazón democrático pero aletargado, sin iniciativas para enfrentar la grosera agresión del régimen, ve pasar impotente los días que lo hunden en el foso del atraso y de la indignidad. Ha tomado refugio, comprensiblemente, en la noción de que en 2012 podrá ir a votar por un cambio de régimen para así tomar, de nuevo, el control de lo que quede de país, de las tristes ruinas físicas, sociales e institucionales de la nación. Este anhelo es conceptualmente irreprochable porque, quien puede objetar que los cambios políticos se realizen dentro de las reglas del juego democrático? Sin embargo, quienes así piensan parecen no darse cuenta de que Venezuela tendría que enfrentar 24 largos meses adicionales de deterioro, crimenes y abusos de autoridad y que no es nada seguro que la pandilla en el poder actuará en 2012 como sería de esperar en una democracia. Lo que estamos viendo hoy, ese obsceno desparpajo con el cual el régimen se limpia los fundillos con la voluntad popular, nos hace pensar que no tiene intenciones de actuar democraticamente ni hoy ni mañana. De manera que quienes esperan mansamente por las elecciones de 2012 pudieran estar entregando nuestro pasado de país democrático y tolerando un presente trágico, a cambio de un futuro panglosiano nada cierto.
Frente a esta resignación que nos está liquidando espiritualmente propongo una acitud cívica más militante, más aguerrida y sobretodo más digna. Una actitud que nos quite de encima ese estigma de país castrado que nos acogota hoy. Hay algunas iniciativas que pueden tomarse y que pueden darle a la sociedad venezolana un sentido de dirección, unas banderas de lucha y logren cambiar el rumbo de los acontecimientos en el país.
La primera es publicar en diarios del país un documento que exprese nuestra intención de insurgir civicamente, algo como el documento de los profesores de derecho público recién dado a la publicidad, pero más breve, no más de unas 500-600 palabras. Eso sí, a ser firmado por miles de venezolanos, individuos y asociaciones de todo tipo: médicos, abogados, profesores, estudiantes, ingenieros, grupos religiosos, empresarios, sindicatos, todo un ejército civil en movimiento. Este documento sería una declaración ante el resto del país y ante el mundo de nuestro propóito de insurgir civicamente contra el régimen. Propongo que la MUD se encargue de catalizar la aparición de este documento. Por lo que he podido tantear hay mucha aceptación a esta iniciativa. Si la MUD no quiere o no puede hacerlo, entonces una organización de prestigio como CEDICE, o los colegios profesionales, o un periódico de gran peso en la vida del país pueden promoverlo.
La segunda es organizar grupos ciudadanos que hagan una protesta silenciosa sentados en vias públicas de las principales ciudades del país, entorpeciendo el libre tránsito, creando una situación de desobediencia civil que conlleva riesgos pero que es efectiva, tal como lo fue el movimiento gandhiano en su momento. Los estudiantes parecen ser los grupos mejor organizados para este tipo de iniativas pero deben ser acompañados por el resto de la sociedad civil.
La tercera es lo que propuso Diego Arria en reciente carta. Que los diputados electos por el país democrático denuncien en la Asamblea el abuso de poder de Hugo Chávez y se nieguen a aceptarlo, llevando a cabo las acciones legislativas que estimen necesarias. Cualquier decreto-ley emitido por Chávez es ilegítimo y debe ser desconocido por el país democrático. La Asamblea Nacional fue elegida para legislar, no para entregar sus deberes específicos en manos de un paracaidista corrupto e ignorante
La cuarta es formar un gobierno paralelo de carácter simbólico, con “ministros” que evaluen la actuación de los ministros del régimen y los denuncien. Debemos considerar nombrar “embajadores” de la Venezuela democrática en algunos centros de poder mundial, como en Washington, Londres y París, quienes lleven a la opinión pública de esos centros la voz de la democracia venezolana.
No dejemos a la Venezuela de Vargas en manos de los Carujos.
Para llevar a cabo estas u otras iniciativas será necesario que la oposición se ponga en marcha! Los demócratas venezolanos esperan que la Mesa Unitaria Democrática lidere este esfuerzo. Los francotiradores (columnistas, blogeros) no pueden hacerlo eficientemente, por más valiosos que sean (aunque deben seguir en sus esfuerzos!). La batalla a la cual nos arrastra la pandilla usurpadora involucra a la nación, es una batalla de vida o muerte por nuestra democracia.
Necesitamos un ejército cívico. Yo estoy a la orden como soldado raso para hacer lo que sea necesario. Es preciso insurgir.
No podemos quedarnos de brazos cruzados frente a la barbarie.Venezuela no debe ser de los Carujos. Debe ser la Venezuela de Vargas.
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