No lo creo, no lo creo, no
puede ser… decía el incrédulo pueblo al regarse la noticia de la muerte del
dictador Juan Vicente Gómez. Mi general está vivo. Esos son mentiras de los alzaos. ¿Cómo se le ocurre a busté que se va a morí el taita? La costumbre les había hecho creer que Gómez era
inmortal, por encima de su ancianidad octogenaria
y los largos 27 años en el poder. Y claro, a muchos no les parecía que un
personaje tan poderoso muriera… de una vulgar infección en la vejiga.
De López Contreras,
sustituto del dictador Gómez, se decía
que “no calzaba los puntos de mi general”, o que siempre fue un segundón y, algún
opinador de oficio habrá dicho que era muy joven. En pocas palabras, que era un
incapaz. Y cuando Rómulo Betancourt se hizo del gobierno en 1.945, se decían
peores barbaridades. Que era un joven de apenas 37 años, que era civil, que no
era andino. Otro incapaz más, comentaban.
Pocos observaron que esos
presidentes reflejaban MODELOS DISTINTOS DE LÍDERES, para las nuevas eras. López,
un militar de escuela y Betancourt, un líder civil a la usanza del siglo XX.
Con todos sus defectos,
ambos cumplieron con su rol histórico. López realizó una efectiva transición
hacia la democracia y Betancourt cumplió con implantar las elecciones universales,
directas y secretas, cuando el pueblo eligió como Presidente a Don Rómulo
Gallegos.
Sin embargo, tuvieron que
pasar por el tamiz de las costumbres. Un tamiz reforzado por nuestra baja
autoestima. La misma que da poca importancia a científicos venezolanos como
Fernández Morán, o permite que reposen arrumados en los estantes, obras
literarias de primera, como por ejemplo Zárate,
o Campeones, de los venezolanos
Guillermo Meneses y Eduardo Blanco.
Los mismos que cuando llegó
a Cumaná la noticia del triunfo histórico del Mariscal de Ayacucho, se
preguntaban: ¿quién ganó la batalla, Toñito, el muchachito que se la pasaba
echando varilla por aquí… ese ganó en Ayacucho?... ASÍ SERÍAN ESOS MATOS.
Los mismos que hoy quieren
desmeritar la figura de Henrique Capriles. Por joven, como si eso fuera un
delito. Por diferente, cómo si tuviera que responder al modelo de líderes del
pasado. LÓPEZ FUE DISTINTO A GÓMEZ Y BETANCOURT DISTINTO A LÓPEZ. Y de paso,
Bolívar mil veces diferente a Fernando VII.
Capriles, representa una nueva
generación. Jóvenes políticos como Pablo Pérez, Leopoldo, Caldera, María
Corina, Ocariz, Goicochea y paremos de contar. NO es casualidad. Es el
resultado de años de una oposición organizada en gesto de férrea unidad, en la
MUD. TODA LA DIRIGENCIA DEMOCRÁTICA DEL PAÍS asesorando, conceptualizando,
organizando y trabajando para que la
nueva generación RECOJA EL TESTIGO y gane el relevo.
Y Capriles, 40 años y ya en su currículo figura: diputado, alcalde,
gobernador… preso político… líder de partido… líder de masas… estudios
formales… ¿qué más queremos? NO ES UN MUCHACHO, ES UN JOVEN LÍDER POLÍTICO.
¿Es que alguno de los
jóvenes líderes que han representado cambio de época, podría superar las credenciales que éste candidato
presidencial?
Cuando los regímenes
envejecen – es nuestro caso- surgen
líderes jóvenes que abren nuevos caminos. Felipe González, llegó al poder a los
40 años y AYUDÓ SERIAMENTE A DESMONTAR EL FRANQUISMO. Si hubiera sido
venezolano, ¿qué hubiéramos dicho del Felipillo que correteaba con nuestras
calles y llegó a la Presidencia… que los españoles eran unos matos?
John Kennedy ganó las
elecciones a los 43 años. Sin duda, respuesta al viejo Eisenhower, OTRA ÉPOCA,
que había ganado las elecciones por segunda vez
infartado y como largo premio a haber sido un gran general en la segunda
guerra mundial, hacía ya 15 años.
Kennedy representó la nueva era para USA, otra óptica ante el racismo,
el viaje a la luna, una nueva visión ante América Latina (la Alianza para el
Progreso). Si hubiera sido venezolano, tal vez lo hubiéramos desechado por
burguesito, niño bonito, o muchachito. ¿Qué tal?
Pero nosotros nos
satisfacemos haciéndonos cosquillas en la herida… hasta que nos arda. Que si
Capriles no arranca, como si no hubiera movilizado TRES MILLONES DE VOTOS en las primarias. Que si Capriles no le llega a las masas, como si no
observáramos la masiva respuesta del pueblo en el casa por casa. Que si
Capriles va perdiendo todas las encuestas, como si no supiéramos el origen y
destino de casi todas ellas. Que no le gana a Chávez, como si lo más probable
no sea que tendrá que enfrentarse a un
fallido sustituto.
Vamos al cielo y vamos
llorando. Si hay que corregir aspectos de la campaña… hagámoslo ASERTIVAMENTE. El
mar de fondo de la historia grita: cambios
en democracia. Allá este socialismo trasnochado atragantado con la flecha de la
historia. HAY UN CAMINO: LA AUTOESTIMA. Y hay un gran candidato. Sin complejos,
Capriles Presidente.
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