jueves, 21 de febrero de 2013

EL PETRÓLEO NUESTRO DE CADA DÍA (...y II)

Rafael Gallegos                                                            

La llave petróleo-ignorancia, ha resultado implosiva para Venezuela en los últimos años. Por eso estamos como estamos. Con una PDVSA pre quebrada a pesar de los más de 100$ por barril. El propio Rockefeller no podría creerlo. Se jactó diciendo que el mejor negocio del mundo era una petrolera bien administrada y que  segundo mejor negocio era… una petrolera mal administrada.
Se revolcará en su tumba al observar el caso (y ocaso) de nuestra principal industria. Jamás  hubiera imaginado un tercer “mejor negocio”: una empresa petrolera que botara a 23.000 de sus mejores técnicos, triplicara la nómina con personal dedicado a menesteres distintos los del negocio, regalara la mitad de su producción y se transfigurara desde una empresa petrolera con contenido social, hacia una empresa social con contenido petrolero.
Rockefeller se asombraría al observar los resultados: deuda multiplicada por cinco, producción reducida a la tercera parte de los planes, pavorosos accidentes en las refinerías y etcétera.
La verdad es que los gobiernos anteriores se comieron los huevos de oro: pero estos… asaron la gallina. Demostraron que la ignorancia puede flotar en petróleo. La insoportable levedad de la ignorancia, escribiría Milán Kundera.
Pero no se confunda. Usan la ignorancia como instrumento de la destrucción nacional. La estrategia es destruir al país para comerte mejor, como diría el lobo feroz.
No es suficiente poseer recursos mineros para desarrollarse como país. El único recurso que hace prósperos a los países, es la inteligencia.
Un análisis de nuestras Fortalezas y Debilidades, nos indica que debemos manejar el petróleo combinado con la inteligencia.
Es imperativo que nos aclaremos que el petróleo no es riqueza. Que apenas significa dólares que podemos transformar en prosperidad, o en miseria y división, como tiende a hacer esta “revolución”.
Hay que filosofar acerca de nuestro petróleo. Para transformarlo en bienestar debemos:
1.- Hacer una industria  altamente eficiente a lo largo de toda la cadena del negocio. Hay que apuntar a los seis millones de barriles. Y romper con el absurdo paradigma socialistoide de que el Estado debe operar la industria. Es imperativo buscar socios capitalistas. El Estado, en nombre de los venezolanos debe orientar y controlar el negocio; pero eso no significa producir. En el caso venezolano, hay que asociar capital y tecnología en la recuperación de pozos inactivos, en los campos maduros, en las áreas nuevas, en la Faja, en las refinerías.
Y por cierto, buscar socios que sepan del negocio, no como esos “panas” que se ha buscado la “revolución”, incapaces de producir si no subcontratan… al mismísimo imperio.
También se debe colocar acciones de los proyectos importantes en la bolsa de valores. Sin miedo, que ello dinamiza a la industria y multiplica su eficiencia.
Una industria petrolera próspera, que desarrolle una sólida economía conexa, que genere empleos, permita acelerar educación, servicios e infraestructura y a la larga, apuntale la exportación no petrolera.   
2.- Responsabilidad Social Petrolera. Hay que romper el esquema de empresa rica – pueblo pobre, que ha caracterizado al desarrollo petrolero. Los pueblos petroleros deben ser prósperos.
Existe toda una estrategia de Responsabilidad Social que se debe adelantar. Siempre dentro de la Misión de la Industria. Sin sustituir el rol del Estado, como la actual PDVSA, que por cierto ni lava ni presta la batea.
Es fundamental elevar la calidad de vida de las comunidades aledañas al  negocio petrolero.
3.- Desarrollar una petroquímica de nivel mundial, que sirva como pivote del desarrollo industrial del siglo XXI. Allí hace falta mucho capital privado. He ahí la verdadera oportunidad de convertir a Venezuela en un país próspero y sustentable.
Cuando el petróleo deje de ser negocio, que pasará… viviremos de la industria generada por la petroquímica. La Petroquímica es el petróleo del futuro.
4.- Utilizar la Renta Petrolera para transformar el país. ¿Y qué haremos con tanto dinero? Para transformarlo en calidad de vida se hace imperativo transformar la calidad de gestión del Estado a todos sus niveles. Reorientar los impuestos petroleros. Crear Fondos de Reserva. Utilizar la renta únicamente en inversiones. Se requiere, urgente, un Estado capaz de administrar la gigantesca renta y transformarla en prosperidad. Para ello hay que hacer una reforma profunda: Reingeniería para el Estado venezolano.
¿Podremos? Todo parece indicar que la “revolución” tiene el sol en la espalda. Tenemos el deber de prepararnos para el futuro. Como Bolívar en Pativilca, sólo tenemos una opción: triunfar.  Seamos estelares en esta hora estelar. El petróleo sigue siendo el pivote de nuestro futuro. Pilas y guáramo son nuestras primeras necesidades.

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