domingo, 29 de agosto de 2010

PLAN NACIONAL IX

Alberto Quiros Corradi

Hoy hablaremos sobre la Fuerza Armada (FAN). Empecemos por la historia. No ha habido ni hay en Venezuela una subordinación total del poder militar al poder civil. El siglo XIX fue rico en asonadas militares y en el siglo XX Castro triunfó por las armas y Juan Vicente Gómez lo sustituyó con el apoyo del ejército. Luego en 1945 se destituyó al General Medina Angarita por un golpe cívico militar y en 1948 las mismas armas defenestraron al experimento de Betancourt. La aparente subordinación del poder militar al poder civil se interrumpió por varios intentos de golpe durante el periodo de Betancourt (1959-1964) hasta que en 1992 la paz interna sufrió un shock con la asonada de Chávez.

Muchos atribuyen ese intento de golpe a una crisis económica-social. La verdad es que fue una crisis política-militar y lo trágico fue que demostró que en Venezuela algunas asonadas militares, aun fracasando, triunfan. Allí está Chávez 18 años después, con 12 años en el poder para demostrarlo. Hoy, la situación es mucho peor que la de los años de la democracia (1959-1990) Ahora no se trata de una falta de subordinación del poder militar al civil. No hay poder civil, el régimen es militar y los ciudadanos se preguntan ¿cómo se sale de un gobierno militar que aparentemente controla al poder castrense y las armas y que quiere perpetuarse en el poder? En el tránsito de un gobierno civil a uno militar este régimen ha cambiado el perfil de la FAN así: La subordinó a los intereses de un solo hombre. Promovió la corrupción moral y material de la oficialidad para asegurar lealtades.

Pretende cambiar la división política del territorio nacional para adecuarlo a los fines de la “revolución”, estableciendo autoridades militares sobre las civiles. La politizó y utilizó con fines proselitistas. Creó cuerpos de reserva y milicias como fuerzas paralelas a la institución y se adjudicó el rango militar de Comandante en Jefe dentro de la jerarquía castrense. Ante un cambio de gobierno sugiero: devolverle a la FAN las atribuciones y objetivos descritos en la Constitución vigente. Crear la figura del coordinador del Estado Mayor Conjunto como cabeza visible del sector militar en lo técnico. Restituir la división de la FAN entre sus componentes. Nombrar un civil como ministro de la Defensa con viceministros civiles para las diferentes fuerzas. Prohibir el ejercicio de cargos públicos civiles a militares en servicio activo. Salvo en casos de extrema gravedad no utilizar a la FAN para restituir el orden público interno. Rescatar su misión como defensores de la integridad física de la Nación. I

mponer un sistema de promociones meritocráticas. Por último, el problema de la no subordinación del poder militar al poder civil hay que resolverlo mediante dos enfoques simultáneos: 1. Educar desde la escuela a los niños y desde la Academia Militar a los cadetes sobre la autoridad del poder civil ante el poder castrense. Desmontar el mito de que toda nuestra gesta de independencia se debió a héroes militares y rescatar a los héroes civiles. Todos los golpes de estado que han sucedido deben ser condenados. Hecho lo anterior, tenemos que construir un país sin pobreza, sin exclusión, sin hambre, con seguridad social amplia y solidaria y pleno empleo. Por un lado la educación y por el otro la eliminación de la excusa para obligar a los militares a enterrar la noción de que pueden “arreglar esto”. Ni pueden ni han podido pero, “por si acaso”, no permitamos que racionalicen el uso de los cañones.

¡No más de lo mismo!

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