Pedro Benítez
Finalmente la OPEP reconoce que Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del planeta. El 25% de la organización y el 20% del total mundial. 296.500 millones de barriles, primer lugar en cuanto a reservas certificadas en el mundo. Supera así a Arabia Saudita, que contabiliza 265.000 millones de barriles.
Ante esta revelación el venezolano de a pie se debe formular una interrogante simple pero fundamental: ¿Y qué?
Si la OPEP es creíble para la primera afirmación, se imagina uno que también lo es la para la segunda. Por lo que un mínimo de coherencia (y de vergüenza) llevaría a los voceros del gobierno a reconocer que hace rato que no se cubre la cuota de producción del cartel petrolero…Y que por tanto son ciertas, sino todas, al menos sí, buena parte de las críticas sobre el manejo de la industria petrolera venezolana de los últimos años.
Dada la cantidad de problemas que agobian la vida diaria de los habitantes de este país, esto último pareciera ser más importante que lo primero.
Claro, esto sin entrarle al espinoso problema de en qué (y cómo) se utilizan los recursos provenientes de las exportaciones de hidrocarburos venezolanos, sea el monto que sea.
Un dato curioso: aunque el precio del crudo se disparó por la crisis en el Medio Oriente, el promedio de las reservas internacionales de marzo de este año se ubicó 5% por debajo del de marzo de 2010. Otro: las estadísticas del BCV indican una caída del PIB petrolero.
Fanfarronear sobre las mayores reservas de petróleo del globo lleva necesariamente a plantearse el siguiente problema: ¿Cómo le explica un gobierno a sus ciudadanos (y no digamos que al mundo) que a pesar de poseer tales volúmenes de reservas de petróleo, la economía que administra tenga el peor desempeño de la región, la inflación más alta, tal monumental déficit de viviendas, infraestructura en estado de severo deterioro, crisis eléctrica, cárceles fuera de control, hospitales públicos en el piso, dos devaluaciones en 12 meses, endeudamiento público masivo para tapar el hueco fiscal, tasas de homicidios fuera de control, caída del salario real de los trabajadores, descenso en la creación de empleo, etc., etc., etc.???
Ese discurso es presentado bajo el manto de la coartada antiimperialista con intención de marear a todos: Venezuela tiene las mayores reservas de crudo, el imperio desesperado necesita cada vez más combustibles fósiles y está decidido a derrocar por cualquier vía al guardián de las mismas, el revolucionario gobierno venezolano. Por lo tanto, cualquier oposición a este gobierno es instrumento obvio del imperio, es ilegitimo. La justificación de la perpetuación.
Coherente, pero mentiroso e irrelevante, pues no resuelve el dilema de un país pobre (porque lo sigue siendo) viviendo sobre una capa gruesa de hidrocarburos. Más de un aventurero murió de hambre atrapado en una mina de oro.
En el gobierno se dirán: Nos podemos seguir endeudando a diestra y siniestra, a cualquier tasa y bajo cualquier tipo de condiciones, así sea con mecanismos como el Fondo Chino, pues total, ahora es que queda petróleo allí abajo.
Uno no puede dejar de preguntarse si todo este empeño no esconde la aviesa intención de poder seguir pidiendo prestado para ir remendando el capote.
Tampoco es solución plantear el asunto en términos de quien reparte mejor. Los que hoy son oposición y mañana gobierno.
Lo cierto es que el petróleo, al igual que el gas, los minerales, el agua, la tierra fértil, etc. no son una riqueza en sí misma. Es un recurso natural. La riqueza está en la capacidad humana de transformarlo en bienestar material.
Lo que no se está diciendo, y es obvio, es que el petróleo venezolano, en particular el de la Faja del Orinoco no es una riqueza fácil de repartir. Es un recurso a desarrollar. Necesita mucha tecnología y capital.
Presumir con las mayores reservas de petróleo debería al menos darnos sonrojo. Hay un indicador que hasta hace poco a los voceros del gobierno les encantaba esgrimir: el Índice de Desarrollo Humano. Pues bien, en nuestro continente Barbados, Chile, Uruguay y Costa Rica tienen un IDH superior al nuestro.
Y sin petróleo.
Ante esta revelación el venezolano de a pie se debe formular una interrogante simple pero fundamental: ¿Y qué?
La coartada de la OPEP
La misma OPEP dice que Venezuela produce casi un millón de barriles de petróleo menos de lo que su gobierno dice que produce y que se ha comprometido a producir.Si la OPEP es creíble para la primera afirmación, se imagina uno que también lo es la para la segunda. Por lo que un mínimo de coherencia (y de vergüenza) llevaría a los voceros del gobierno a reconocer que hace rato que no se cubre la cuota de producción del cartel petrolero…Y que por tanto son ciertas, sino todas, al menos sí, buena parte de las críticas sobre el manejo de la industria petrolera venezolana de los últimos años.
Dada la cantidad de problemas que agobian la vida diaria de los habitantes de este país, esto último pareciera ser más importante que lo primero.
Claro, esto sin entrarle al espinoso problema de en qué (y cómo) se utilizan los recursos provenientes de las exportaciones de hidrocarburos venezolanos, sea el monto que sea.
Un dato curioso: aunque el precio del crudo se disparó por la crisis en el Medio Oriente, el promedio de las reservas internacionales de marzo de este año se ubicó 5% por debajo del de marzo de 2010. Otro: las estadísticas del BCV indican una caída del PIB petrolero.
Fanfarronear sobre las mayores reservas de petróleo del globo lleva necesariamente a plantearse el siguiente problema: ¿Cómo le explica un gobierno a sus ciudadanos (y no digamos que al mundo) que a pesar de poseer tales volúmenes de reservas de petróleo, la economía que administra tenga el peor desempeño de la región, la inflación más alta, tal monumental déficit de viviendas, infraestructura en estado de severo deterioro, crisis eléctrica, cárceles fuera de control, hospitales públicos en el piso, dos devaluaciones en 12 meses, endeudamiento público masivo para tapar el hueco fiscal, tasas de homicidios fuera de control, caída del salario real de los trabajadores, descenso en la creación de empleo, etc., etc., etc.???
La coartada imperialista
El discurso oficial ya casi raya en la esquizofrenia. Los voceros del gobierno plantean la certificación de las reservas de petróleo venezolanos como un logro revolucionario. Como que si Chávez las hubiera puesto allí. Venezuela cuenta con esas reservas gracias a Dios… y al desarrollo de tecnologías de recuperación de crudo por parte de los países capitalistas más industrializados. Países entre los cuales, por cierto, no se encuentra Cuba.Ese discurso es presentado bajo el manto de la coartada antiimperialista con intención de marear a todos: Venezuela tiene las mayores reservas de crudo, el imperio desesperado necesita cada vez más combustibles fósiles y está decidido a derrocar por cualquier vía al guardián de las mismas, el revolucionario gobierno venezolano. Por lo tanto, cualquier oposición a este gobierno es instrumento obvio del imperio, es ilegitimo. La justificación de la perpetuación.
Coherente, pero mentiroso e irrelevante, pues no resuelve el dilema de un país pobre (porque lo sigue siendo) viviendo sobre una capa gruesa de hidrocarburos. Más de un aventurero murió de hambre atrapado en una mina de oro.
La coartada de la deuda
No deja de ser preocupante el efecto que esto puede tener sobre el país como un todo, alentando la irresponsabilidad fiscal e institucional.En el gobierno se dirán: Nos podemos seguir endeudando a diestra y siniestra, a cualquier tasa y bajo cualquier tipo de condiciones, así sea con mecanismos como el Fondo Chino, pues total, ahora es que queda petróleo allí abajo.
Uno no puede dejar de preguntarse si todo este empeño no esconde la aviesa intención de poder seguir pidiendo prestado para ir remendando el capote.
Tampoco es solución plantear el asunto en términos de quien reparte mejor. Los que hoy son oposición y mañana gobierno.
Lo cierto es que el petróleo, al igual que el gas, los minerales, el agua, la tierra fértil, etc. no son una riqueza en sí misma. Es un recurso natural. La riqueza está en la capacidad humana de transformarlo en bienestar material.
Lo que no se está diciendo, y es obvio, es que el petróleo venezolano, en particular el de la Faja del Orinoco no es una riqueza fácil de repartir. Es un recurso a desarrollar. Necesita mucha tecnología y capital.
Presumir con las mayores reservas de petróleo debería al menos darnos sonrojo. Hay un indicador que hasta hace poco a los voceros del gobierno les encantaba esgrimir: el Índice de Desarrollo Humano. Pues bien, en nuestro continente Barbados, Chile, Uruguay y Costa Rica tienen un IDH superior al nuestro.
Y sin petróleo.
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