Déjame sacar a Paraguay un
momentico para que ingrese Venezuela- parecieron haber dicho los líderes de los
países de MERCOSUR. Le dieron vacaciones al miembro Paraguay y aprovecharon
para incorporar a Venezuela como miembro de la organización. Pura triquiñuela. Paraguay,
un país pequeño y pobre; pero muy digno, se había constituido en un obstáculo
para el ingreso de Venezuela. Su razón era que nuestra democracia no tiene
suficiente transparencia. O lo que es lo mismo, que Venezuela no es
suficientemente democrática.
Ya los presidentes de esos
países, entre otros, aplaudieron la presencia de Cuba en una reunión
internacional. Algo así como pitar al oprimido pueblo cubano representado en la
bloguera, en las damas de blanco, en los balseros, los exiliados, los
perseguidos. Puro aplaudir las imparciales elecciones de un solo partido, un
solo líder y un 99 % de votos a favor del gobierno. Que vivan los tiburones
come balseros. ¿Habrá alguna diferencia entre las democracias de Chapita, Castro y Pinochet?
Que falta hace un Rómulo
Betancourt que enfrente las dictaduras con guáramo. La llamada Doctrina
Betancourt pedía romper relaciones diplomáticas con los regímenes totalitarios.
Y el mismo Rómulo derrotó a Castro en los sesenta, en su pretensión de invadir
a Venezuela. Pero Fidel pidió la revancha y… logró el título al amparo de la revolución bolivariana. Hoy estamos
invadidos por el castrismo. ¿Quién manda a quién?
Cómo olvidan la solidaridad
de Venezuela en los setenta, ante los ciudadanos aventados a Venezuela por las
dictaduras del cono sur.
Tal vez los honorables
miembros de MERCOSUR crean que con el ingreso de Venezuela desaparecen
automáticamente de la democracia venezolana: el sectarismo que excluye de los trabajos, de los medios oficiales y
hasta del saludo, a los que no piensan igual que el régimen; las expropiaciones
tipo confiscación; las prisiones y exilios por orden ejecutiva; la licuefacción
de poderes jugo, zumo, hugo; el ventajismo electoral con un árbitro
oficialista; el estrangulamiento de las universidades autónomas; la división
del alma nacional y sobre todo LA DESTRUCCIÓN ESTRATÉGICA DEL PAÍS PARA MANTENERSE
FOREVER EN EL PODER. ¿Esto es democracia? Por favor…
No seamos inocentes, esos
países, en aras de dólares, dólares y dólares han borroneado con petróleo su
carta democrática. Pero como dice una cuña: mañana te puede tocar a ti.
Como el ENSAYO
SOBRE LA CEGUERA de Saramago, en Latinoamérica se va extendiendo la ceguera
como una epidemia. Primero un país queda ciego, luego otro y otro y otro… hasta
que todos menos uno que otro quedan invidentes.
Menos mal que como en la
novela, pasa la epidemia y todos recuperan sus facultades visuales. Cuando
escribimos este artículo, Uruguay está denunciando esta jugada. Burda, pero tan
burda, que seguramente saldrá el tiro
por la culata.
Hay que redefinir las
maneras de medir la democracia. Adelante, por arriba del leguleyismo, adelante.
Sin respeto a la disidencia, no hay democracia. Sin alternabilidad, no hay
democracia. Sin respeto a la propiedad privada, no hay democracia, ¿o es que
hay algún comunismo democrático? Sin elecciones transparentes no hay
democracia. Sin separación de poderes, no hay democracia. SE SOLICITA BAREMO
PARA MEDIR DEMOCRACIAS.
El Presidente dice que la
incorporación de Venezuela a MERCOSUR es un triunfo contra las oligarquías. Las
oligarquías brasileras, argentinas, uruguayas y
paraguayas, se mueren de la risa. Porque los quesos, las carnes, las
casas, los alimentos y todo lo que importemos por el monumental déficit de
nuestra economía destruída, SERÁ PRODUCIDO POR LAS OLIGARQUÍAS DE ESOS PAÍSES.
Entonces, las oligarquías
de MERCOSUR son buenas y las venezolanas… malas. Se solicita patriota con moto.
CUANDO
CAPRILES GANE…
O sea, el 7 de octubre…
comenzará por unir a los venezolanos, a aplicar la ley, a descentralizar el
país, a independizar los poderes, a fomentar respetar la libertad de prensa… a
estimular la producción generando confianza, respetando la propiedad privada,
atrayendo inversiones, construyendo
INFRAESTRUCTURAS que incrementen la productividad y la competitividad.
Y entonces, el país será
como las democracias de MERCOSUR, o de la CAN. Y nuestros cancilleres no
estimularán a militares a desconocer a los civiles.
Menos mal que quedan tres
meses para rescatar la democracia. En Venezuela, como en el final del libro de
Saramago, la ceguera del leguleyismo o
falsa democracia, será superada y sustituida por la luz. Capriles, encarna hoy
el antídoto contra la ceguera. Tenemos derecho a entrar a Mercosur, o a donde
nos plazca, pero sin triquiñuelas, a punta de democracia de verdad y de
estrategia. Y con Venezuela primero.
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