jueves, 14 de abril de 2011

PETRÓLEO PARA TREINTA AÑOS



Rafael Gallegos

Según importantes prospecciones, la demanda de petróleo en el mundo se incrementará paulatinamente durante las próximas dos o tres décadas.  La buena noticia es que Venezuela es uno de los poquísimos países del planeta que puede contribuir significativamente a satisfacer ese creciente mercado. La mala, que si continuamos  haciendo las cosas como las venimos haciendo, seguiremos viviendo  la paradoja que mientras más caro se ponga el barril, más se profundizará el marasmo   nacional. Puro Efecto Venezuela: un país indigestado por las divisas, tal como un individuo  que se gane el premio gordo de la lotería y se descompense por comer siete veces al día. Ya basta de creer tanto paradigma hambreador, como eso de que somos ricos,  cuando lo que somos es los pobres con más recursos en el mundo. Hay que rediseñar la relación de Venezuela y su petróleo. Impregnar nuestra mente con la idea que el petróleo no produce riqueza, sino muchos dólares que mal gerenciados, se transmutan en pobreza y mesías. Debemos superar la paradoja de ser la generación más preparada y más fracasada de la historia de Venezuela. ¿Qué vamos a legar a los venezolanos del futuro? Seguimos en el comienzo… en la imperiosa y primitiva necesidad  de aprender a sembrar el petróleo. Ya basta de vivir de boom en boom y de paquete en paquete, de depender del estornudo de un jeque árabe. ¿Que hacer para transformar en los próximos treinta años el petróleo en prosperidad?...

… DESMONTAR EL PETROESTADO
Con el gigantesco y flácido petroestado que hemos montado, cualquier negocito de un gobernante inescrupuloso puede  comprar un gigantesco banco. O sea… oligarcas express. ¿O es que dos o trescientos millones de  dólares es mucho en este maremágnum de miles de millones en manos de los  dueños de tamaño latifundio de poder, que  ha devenido en caldo de mesías? Es imperativo  desconcentrar el poder, comenzando por descentralizar, nuevamente, al país. No con este engaño de consejos comunales socialistas en manos del dueño del petroestado, sino haciendo autónomas a las alcaldías y gobernaciones. Y dotarlas de recursos haciendo que montos importantes de la industria petrolera como la Regalía e impuestos como el IVA se queden en los estados que los generen. Usar el ISLR petrolero como situado para los estados no petroleros y para proyectos nacionales, sociales y de infraestructura. Distribuir directamente a la población  parte de los dividendos de la industria petrolera en forma de bonos para viviendas, HCM y becas, para que los venezolanos disfrutemos de los éxitos de la industria, la cuidemos y no permitamos jamás, que vuelva a colapsar. Prohibido olvidar que  “yoprovoquéelparo”. Finalmente colocar en la bolsa de valores una pequeña parte, digamos el 20 %, de las acciones de la industria petrolera, a objeto de modernizar y agilizar la gestión.

Profundizar la desconcentración del poder implica analizar  figuras como la de  Primer Ministro, para evitar eso del poder absoluto que  corrompe absolutamente. Igual, hacer baremos para medir la separación de poderes. Es la única manera de lograr un estado eficiente, plural y fuerte, capaz de orientar estratégicamente el desarrollo nacional hacia la igualdad social, viviendas, empleos, buenos servicios… superando así, tanto cuento de autocracias fracasadas. 

UNA INDUSTRIA PETROLERA DIFERENTE
Si queremos que para los próximos treinta años la industria petrolera genere dólares y no verduras, comida en malas condiciones, proyectos de gas sin gas, o refinerías  rojitas de tanta explosión, y que haga lo que hacen todas las petroleras del mundo: producir petróleo, hay que hacer cambios radicales para no perder el negocio… por inanición. Lo patriótico es maximizar la explotación de  las gigantescas reservas de hidrocarburos, mediante la apertura a la inversión privada. Utilizando leyes y acciones de oro que permitan a los venezolanos mantener el control del negocio. Tenemos el derecho y el deber de llegar a más de seis millones de barriles diarios. Como Arabia Saudita (la “jefa” de la OPEP) que quiere llegar a los 15. O el socio Irak, que ya se enrumba hacia los 6. ¿Qué clase de estratega es el que nos estanca en dos millones poseyendo  “las mayores reservas de petróleo del mundo” (cual limosnero sentado en una maleta de oro), que de paso se busca socios ignorantes para el negocio, luego de haber descerebrado a la industria botando a 23.000 de sus mejores  técnicos? ¿Y la MUD… qué opina?

Este desarrollo se  debe reflejar en  una gran industria conexa al petróleo que fortalezca el debilitado músculo industrial del país, así como una sólida petroquímica, pivote para la era pos gasolina. Usemos el petróleo para, por fin,  lograr un país de pobreza cero  y con una próspera dinámica socioeconómica. Y créame, treinta años… tampoco es nada.

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