martes, 5 de abril de 2011

El escenario presidencial



SAÚL GODOY GÓMEZ |  EL UNIVERSAL (05-04-11)

Vamos hacer un análisis de lo que un próximo presidente de la República de la oposición pudiera enfrentar una vez electo por el voto popular y mayoritario. Lo primero que va a encontrar es un chavismo derrotado, asustado y violento que no va a digerir su salida del poder de la mejor manera, va haber resistencia, y hasta saboteo, de parte de muchos funcionarios afectos a Chávez. Pero también, el candidato que se logre posicionar se encontrará ocupando un cargo con muchísimo poder, la Presidencia de la República, hecha a la medida de Chávez, es hoy por hoy la posición para jugar con el poder supremo de un déspota; poder que debe ser usado, paradójicamente, para devolvérselo a las instituciones fundamentales del país. 

El principal escollo a salvar será tener un Tribunal Supremo y buena parte del sistema judicial en manos del chavismo, la Fiscalía, la Contraloría, la Defensoría del Pueblo, la Asamblea Nacional con una mayoría comunista y un Alto Mando Militar vestido de rojo rojito; bajo estas condiciones será imposible gobernar por lo que se impone necesariamente el llamado a una nueva Constituyente que restaure el equilibrio. 

Se teme por un plan internacional de países aliados al comunismo para interferir desde el primer minuto para hacer naufragar al nuevo gobierno en lo económico, en lo político y en lo militar. A fuerza de convenios y tratados se ha puesto en manos de intereses extranjeros una parte fundamental de nuestras áreas estratégicas de desarrollo, empezando por la adquisición de alimentos y su distribución, si todo sigue como va, para el momento de las elecciones Venezuela enfrentará una severa crisis alimentaria, nuestro petróleo está comprometido con empresas y naciones que necesitan de Chávez en el poder, hay demasiado en juego para que simplemente se queden tranquilos "a ver qué pasa", las finanzas públicas están hipotecadas al máximo posible y con un cambio de gobierno, van a exigir cancelaciones inmediatas de ciertos pagos, cobros compulsivos, amenazas de embargos, la posibilidad es clara de que van a intentar estrangular al país de mil maneras. 

Si el nuevo presidente quiere (tiene que hacerlo) llevar los niveles de conflicto a un mínimo manejable debe tener una amplia capacidad de negociación, que incluya postergar algunos juicios e investigaciones, e incluso manejar algunos salvoconductos para altos funcionarios comprometidos con la justicia nacional e internacional, una encrucijada que será cuestionada moral y políticamente, pero no será una amnistía.

Recomponer la credibilidad del país y ser tomado en serio en el concierto mundial requiere de la paz interna y externa, de evitar focos de tensión, incluso contra países que nos han hecho tanto mal como Cuba; los compromisos adquiridos por Chávez con algunos países, deben ser revisados, no se pueden romper de buenas a primera o desconocerlos sin un conocimiento profundo de sus consecuencias y sus posibles soluciones.

Necesitamos un presidente que sea capaz de generar confianza, esto será un camino largo y duro, pero no se puede perder tiempo; esta década de incoherencias y maltratos al capital internacional nos han puesto al margen de las grandes corrientes de inversión, volver a ser un país interesante y seguro no se logrará de la noche a la mañana, siempre bajo la amenaza que pueda retornar un "Comandante-presidente" a quitarle a las empresas sus bienes y mercados, pero esto será imposible de lograr si tenemos a una parte del país en rebeldía y tirando piedras. 

Nos dejan un país con un sector de la población en miseria crítica, que necesita inmediata atención; una clase baja y media necesitando urgentemente de empleos; un clima social inseguro; una infraestructura de servicios en el suelo... Se necesita volver a canalizar los recursos petroleros hacia el país, taponando las filtraciones, poniéndole un torniquete a la corrupción y corrigiendo las desviaciones hacia las áreas prioritarias, lo que significa que necesitamos gerentes para la crisis, expertos que nos ayuden a dominar la inflación desbocada y poner orden en nuestras cuentas. 

Conseguir tiempo y ambiente para la reconstrucción de Venezuela pasa obligatoriamente por sentarse a pactar con el enemigo, contener rencores, venganzas y asco, y pulsear por un clima de "normalidad", por una tregua que permita la gobernabilidad; el próximo gobierno, jamás me cansaré de repetirlo, es uno de transición entre dictadura y democracia, cualquier paso en falso y perdemos la oportunidad de retornar a la democracia. No podemos percibir la próxima presidencia como si estuviéramos en una continuidad democrática, lo que viene son tiempos difíciles donde nos amenaza la violencia generalizada y el desorden.

Pero tampoco nos vamos a dejar dominar por temores, injusticias y amenazas, el próximo presidente debe tener un "guáramo" muy especial, tener mucha mano izquierda y saber usar la fuerza cuando sea necesario, pactar para poder avanzar, negociar para darle oportunidad al futuro, meter en cintura a quienes no quieran ser razonables y para ello va a necesitar a un país más unido que nunca, un respaldo mayoritario que se pare con él y diga "de aquí no pasarán", porque inevitablemente vamos a vivir momentos de alta tensión. 

Más que nunca necesitamos un político con experiencia, no solamente un exitoso gerente público sino alguien que comprenda el país y que el país lo conozca a él (tengo la impresión que el tiempo está en nuestra contra) que sea un sobreviviente, que sea capaz de pensar con la cabeza fría, que no se distraiga construyendo partidos ni clientelismo político, que su interés único sea el país nacional, que nos hable a todos sin exclusiones y, por supuesto, que sea un demócrata a carta cabal. 

La guerra en contra del crimen organizado, la delincuencia y la subversión ocuparán una buena parte del tiempo al próximo gobierno, será una lucha larga y cruenta y no podemos tener a un presidente débil; ésta será una importante prueba para el rescate del respeto de los derechos humanos, una labor de limpieza impostergable que hará posible que muchos nuevos valores en nuestra política nacional, jóvenes una gran parte de ellos, puedan competir en otras circunstancias, en otro país que el que vamos a encontrar quienes estamos comprometidos en adecentar a Venezuela.

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