Rafael Gallegos
“La soberanía reside en el pueblo”, repetían los ideólogos de este proceso, en los albores de la “revolución”, cuando el gobierno olía a pueblo y éste escuchaba, esperanzado y lelo, a su líder durante las interminables cadenas. El Mesías todavía no se transformaba en falso profeta. Emulaba nada menos que a de Gaulle: cuando el pueblo quiera que me vaya, yo me voy. Los más ingenuos juraban que de verdad la soberanía “revolucionaria” residía en el pueblo, y la naciente nomenklatura… reía de tanta ingenuidad. Entre risa y risa, la “revolución” contrató un camión de viajes y mudanzas. Para comenzar, mudaron a la soberanía a la casa del partido (MVR, claro). Cuando les pareció demasiada la gente que había que consultar en el partido, sin dudarlo mudaron la soberanía a la casa de los cogollitos de la “revolución”, equivalentes a las “cúpulas podridas” de antaño. Finalmente, en línea con el desideratum del proceso: todo el poder para yo, instalaron la residencia de la soberanía… en Miraflores.
Los deslenguados afirman que la soberanía de la “revolución” fue mudada nuevamente y que hoy vive en La Habana, compartiendo residencia con la y que “soberanía” cubana. La misma cosa, socio.
REPRESENTACIÓN DESPROPORCIONAL
Cuando el Jesús de Dostoiesky reclamó a los inquisidores el mal uso que hacían de su nombre, le respondieron: mire Jesús, es mejor que se quede tranquilo porque de lo contrario vamos a tener que crucificar a Cristo en el nombre de Cristo. Igualmente nuestra “revolución” comenzó a “crucificar” la soberanía del pueblo muy temprano, en la elección para la Asamblea Constituyente. La oposición sacó más del 40 % de los votos y apenas fue representada por 5 o 6 diputados de un total de 165. Es decir, el 40% del pueblo estuvo ausente en la Asamblea Constituyente. Allí la “revolución” sacó su primer cero en representatividad. Sacrificó al pueblo… en el nombre del pueblo.
Así mismo sucedió cuando la Asamblea actual fue electa por fortfei. Apenas votó el 20% de la población. Por ello, ni de lejos representan al pueblo. Mucho menos las tendencias de opinión. Y más se deslegitiman al mostrar en su ejecutoria una sumisión… que ni los diputados de Gómez. Y para remate, quieren hacer un cambio comunista que hasta las encuestas más gobierneras muestran en contra del sentir de la población. ¿A qué pueblo estarán representando? ¿A un pueblo que no quiso votar? Por algo sería. Una democracia seria hubiera buscado las causas y hecho los correctivos.
Qué lejos está la “revolución” de cuando proclamaba que la soberanía residía en el pueblo. Ahora, el pueblo les causa alergias y ronchas. Por ello, cada vez crean más obstáculos para evitar que se manifieste. Utilizan abusivamente los recursos del Estado - suyos y míos - para promocionar a los candidatos del gobierno. Y el aguerrido CNE, casi que aplaude. Para evitar que la Asamblea electa el 26 S sea representativa de la voluntad popular, manipulan la proporcionalidad y resulta que para elegir un diputado los carabobeños deben emitir más de 200.000 votos y los de Amazonas apenas decenas de miles. La razón es muy simple: porque en Carabobo, como en Miranda, Zulia, Caracas y los centros más poblados, la “revolución”… no tiene la menor oportunidad. Por ello recurren a la devaluación del voto de las grandes ciudades. Pero la torta es gigantesca, de poco les servirá tanto truco.
La meta es, no se engañe, el inservible comunismo cubano – lo de inservible lo dijo Fidel - donde a la oposición le han levantado tantos obstáculos electorales que la revolución siempre saca el increíble apoyo del 99 % de los votos. Claro, lo de increíble… es porque nadie les cree esos resultados. En el modelo cubano, la soberanía del pueblo reside en… los hermanos Castro. ¿Es eso lo que usted quiere para Venezuela?
Adelante por arriba de las tumbas, dijo Rómulo Betancourt. Y ya es hora de reconocerlo a él y los políticos que nos han gobernado, como Caldera, Leoni, CAP, Larrazábal y muchos otros, que con todos sus defectos, eran demócratas y forjaron gobiernos civiles y perfectibles dentro de la libertad.
Y precisamente de democracia se trata el 26 S. Democracia contra comunismo. Si somos la mayoría y de paso tenemos razón, nos corresponde dominar la Asamblea. ¿Por qué tratan de impedirlo? La soberanía reside en el pueblo y el pueblo somos usted y yo. ¡Hagamos respetar nuestros derechos! Adelante, por arriba de los obstáculos impuestos por esta “revolución”, adelante. A votar todos y reverdecer la democracia. 26 S, con S de sunami… y de soberanía.
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