Alvaro Albornoz
Los gobiernos de los diversos países que señalan que en HONDURAS hubo un Golpe de Estado, consideran que los pueblos y las instituciones, distintas al Poder Ejecutivo, que conforman el Poder Público deben comportarse como unos pendejos. Es decir, que no pueden protestar ni criticar ni mucho menos cuestionar la conducta del Presidente de la República; sino que por el contrario deben tolerar y permitir todos los actos que se le ocurran al Presidente; deben permitir la corrupción, el atropello, las violaciones a las leyes, las violaciones a los derechos humanos, el irrespeto al pueblo, y en fin, todos los desmanes y barbaridades que pueda realizar el intocable Presidente de un país.
De acuerdo a esta teoría, los Presidentes son sagrados y deben cumplir sus periodos de gobierno completamente, así cometan las más abusivas barbaridades y arbitrariedades contra el pueblo. En este sentido, no importa que el Presidente despilfarre todo el erario público en adquisiciones militares innecesarias, no importa que el Presidente persiga a la oposición democrática de un país, no importa que el Presidente cierre los medios de comunicación, no importa que se vulneren los derechos humanos de los individuos, no importa que existan presos políticos, no importa que el Presidente no cumpla las órdenes de los otros poderes, no importa que viole la Constitución, no importa que haga fraude electoral; lo único que importa es que el Presidente cumpla su mandato completamente, así tenga sometido a su pueblo a las situaciones más ignominiosas que se pueda imaginar.
Hace poco, en una entrevista que le hizo una periodista venezolana al Presidente de Costa Rica, Oscar Arias, éste expresó que se debía restituir a Manuel Zelaya en la Presidencia de HONDURAS porque había sido electo por un periodo determinado y tenía que culminarlo sin que importaran los errores en que haya incurrido. Esta teoría defendida obviamente por muchos Presidentes, la podemos denominar “La Teoría de los Pueblos Pendejos”; es decir, la Teoría según la cual los pueblos y las instituciones deben comportarse como unos pendejos frente a las tropelías de un Presidente y deben tolerarlas hasta que culmine su mandato, así las acciones del Presidente estén destruyendo al país.
Esta Teoría defendida ardorosamente por los Presidentes autocráticos y déspotas, señala que los Jefes de Estados tienen derecho a violar flagrantemente toda la Constitución y las leyes de un país, que pueden realizar cualquier actuación sin cumplir con los procedimientos y formalidades legales, atropellando y vulnerando todo el Estado de Derecho. Pero en cambio, sostiene esta Teoría, que para tratar de sacar del poder a un Presidente se deben cumplir minuciosamente supuestos procedimientos y respetarle al máximo el derecho a la defensa al Presidente, a tal punto de hacer imposible sacarlo del cargo. En otras palabras, el Presidente puede violar todas las leyes y procedimientos, pero el pueblo y los demás poderes no pueden obviar ningún trámite ni etapa de algún procedimiento para juzgar o someter a derecho a un Presidente.
Esta es la Teoría que defienden los que atacan a HONDURAS y los que condenan miserablemente a su pueblo por no ser pendejos, por defender su democracia y su libertad.
Para los defensores de esta Teoría resulta indispensable el retorno de Zelaya al poder porque de eso depende su mantenimiento en sus cargos de Presidente para seguir enriqueciéndose ilícitamente y para seguir sometiendo a sus pueblos a oprobiosos regimenes autocráticos. Para ellos, HONDURAS resulta un mal ejemplo, porque constituye una lección de honor, coraje y dignidad que demostró que los catrachos no son pendejos, y eso no le conviene a los sostenedores de esta vil Teoría. Según ellos, los pueblos y las instituciones del Estado deben comportarse como pendejos, como personas sin discernimiento y sin capacidad de análisis ni de actuación, como eunucos mentales. En otras palabras, deben ser idiotas que no pueden impedir las violaciones a su Constitución por parte del
Presidente de la República, quien una vez electo por el pueblo, tiene un cheque en blanco para hacer lo que le de la gana sin que nadie tenga derecho a impedírselo. La elección del Presidente, a juicio de esta Teoría, implica una licencia para delinquir, una especie de autorización para destruir a un país impunemente.
En HONDURAS se demostró que la Teoría de los Pueblos Pendejos no tiene cabida y eso irrita a los impulsores de dicha Teoría y por eso atacan tan cobardemente a este digno pueblo, descendiente de Morazán y Lempira.
Gracias a HONDURAS los pueblos en el mundo están despertando y están dejando de ser pendejos y ahí radica el temor de los enemigos de la libertad y la verdadera democracia.Doctor en Derecho Constitucional
Dr. Álvaro Albornoz
Abogado Summa Cum Laude
Profesor Universitario Venezolano
Los gobiernos de los diversos países que señalan que en HONDURAS hubo un Golpe de Estado, consideran que los pueblos y las instituciones, distintas al Poder Ejecutivo, que conforman el Poder Público deben comportarse como unos pendejos. Es decir, que no pueden protestar ni criticar ni mucho menos cuestionar la conducta del Presidente de la República; sino que por el contrario deben tolerar y permitir todos los actos que se le ocurran al Presidente; deben permitir la corrupción, el atropello, las violaciones a las leyes, las violaciones a los derechos humanos, el irrespeto al pueblo, y en fin, todos los desmanes y barbaridades que pueda realizar el intocable Presidente de un país.
De acuerdo a esta teoría, los Presidentes son sagrados y deben cumplir sus periodos de gobierno completamente, así cometan las más abusivas barbaridades y arbitrariedades contra el pueblo. En este sentido, no importa que el Presidente despilfarre todo el erario público en adquisiciones militares innecesarias, no importa que el Presidente persiga a la oposición democrática de un país, no importa que el Presidente cierre los medios de comunicación, no importa que se vulneren los derechos humanos de los individuos, no importa que existan presos políticos, no importa que el Presidente no cumpla las órdenes de los otros poderes, no importa que viole la Constitución, no importa que haga fraude electoral; lo único que importa es que el Presidente cumpla su mandato completamente, así tenga sometido a su pueblo a las situaciones más ignominiosas que se pueda imaginar.
Hace poco, en una entrevista que le hizo una periodista venezolana al Presidente de Costa Rica, Oscar Arias, éste expresó que se debía restituir a Manuel Zelaya en la Presidencia de HONDURAS porque había sido electo por un periodo determinado y tenía que culminarlo sin que importaran los errores en que haya incurrido. Esta teoría defendida obviamente por muchos Presidentes, la podemos denominar “La Teoría de los Pueblos Pendejos”; es decir, la Teoría según la cual los pueblos y las instituciones deben comportarse como unos pendejos frente a las tropelías de un Presidente y deben tolerarlas hasta que culmine su mandato, así las acciones del Presidente estén destruyendo al país.
Esta Teoría defendida ardorosamente por los Presidentes autocráticos y déspotas, señala que los Jefes de Estados tienen derecho a violar flagrantemente toda la Constitución y las leyes de un país, que pueden realizar cualquier actuación sin cumplir con los procedimientos y formalidades legales, atropellando y vulnerando todo el Estado de Derecho. Pero en cambio, sostiene esta Teoría, que para tratar de sacar del poder a un Presidente se deben cumplir minuciosamente supuestos procedimientos y respetarle al máximo el derecho a la defensa al Presidente, a tal punto de hacer imposible sacarlo del cargo. En otras palabras, el Presidente puede violar todas las leyes y procedimientos, pero el pueblo y los demás poderes no pueden obviar ningún trámite ni etapa de algún procedimiento para juzgar o someter a derecho a un Presidente.
Esta es la Teoría que defienden los que atacan a HONDURAS y los que condenan miserablemente a su pueblo por no ser pendejos, por defender su democracia y su libertad.
Para los defensores de esta Teoría resulta indispensable el retorno de Zelaya al poder porque de eso depende su mantenimiento en sus cargos de Presidente para seguir enriqueciéndose ilícitamente y para seguir sometiendo a sus pueblos a oprobiosos regimenes autocráticos. Para ellos, HONDURAS resulta un mal ejemplo, porque constituye una lección de honor, coraje y dignidad que demostró que los catrachos no son pendejos, y eso no le conviene a los sostenedores de esta vil Teoría. Según ellos, los pueblos y las instituciones del Estado deben comportarse como pendejos, como personas sin discernimiento y sin capacidad de análisis ni de actuación, como eunucos mentales. En otras palabras, deben ser idiotas que no pueden impedir las violaciones a su Constitución por parte del
Presidente de la República, quien una vez electo por el pueblo, tiene un cheque en blanco para hacer lo que le de la gana sin que nadie tenga derecho a impedírselo. La elección del Presidente, a juicio de esta Teoría, implica una licencia para delinquir, una especie de autorización para destruir a un país impunemente.
En HONDURAS se demostró que la Teoría de los Pueblos Pendejos no tiene cabida y eso irrita a los impulsores de dicha Teoría y por eso atacan tan cobardemente a este digno pueblo, descendiente de Morazán y Lempira.
Gracias a HONDURAS los pueblos en el mundo están despertando y están dejando de ser pendejos y ahí radica el temor de los enemigos de la libertad y la verdadera democracia.Doctor en Derecho Constitucional
Dr. Álvaro Albornoz
Abogado Summa Cum Laude
Profesor Universitario Venezolano
1 comentario:
Excelente conclusion que me permito enlazar con su permiso a mi blog. Los cubanos sabemos bien de la Teoria de los Pueblos Pendejos. Gracias, brillante.
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