Juan Luis Martínez B.
Desde hace pocos días, producto de la publicación, con significativo
retraso, del Informe de Gestión Anual de PDVSA 2013, así como de sus Estados
Financieros Consolidados y del Balance de la Gestión Social y Ambiental 2013 (publicados
a través del enlace: http://www.pdvsa.com/index.php?tpl=interface.sp/design/biblioteca/readdoc.tpl.html&newsid_obj_id=5319&newsid_temas=111), se han emitido diversas opiniones y análisis
que convergen en una lamentable realidad: la industria petrolera venezolana se
encuentra en proceso de destrucción.
La información recién publicada no hace otra cosa que ratificar muchas
contradicciones y los insólitos datos de caída de la producción petrolera en
Venezuela, el estancamiento de la producción de gas, la caída permanente de las
exportaciones de crudo y de productos refinados, la reducción en la capacidad
total de refinación, el aumento de los niveles de endeudamiento financiero y de los pasivos en general, y el sostenido incremento de la nómina, entre otras cosas que ya habían
sido reflejadas en la Memoria 2013 del
Ministerio de Petróleo
y Minería, publicada algunas semanas atrás;
referencia en el enlace: http://coener2010.blogspot.com/2014/04/comentarios-generales-la-memoria-2013.html
Ahora bien, la mayoría de los analistas y especialistas muestran cada
vez mayor asombro al comentar noticias e informes de este tipo ya que no es
lógico que, mientras es cada vez más evidente que los resultados año a año indican
la presencia de un proceso de destrucción, el cual, por cierto, se ha extendido
al resto de los sectores de la vida económica, política y social del país, el
régimen haga caso omiso de este desastre y contrariamente use las críticas como
argumento para atacar a sus adversarios políticos, así como a quien pueda ser
identificado como una amenaza por sus comentarios y observaciones en este tema.
El caso es que se debe poner atención en una parte muy corta de este
Informe de Gestión, cuyo contenido, a pesar de haberse mencionado decenas de
veces en interminables cadenas de radio y TV como propaganda ideológica, no es
hasta que se lee en el mismo documento publicado por la operadora estatal
cuando realmente nos podemos percatar de la gravedad de la situación.
En la página 38 del Informe de Gestión Anual 2013, en su sección
denominada “Plan Estratégico”, se
indican los “Grandes Objetivos
Históricos” bajo los cuales PDVSA traza lo que a criterio del régimen es su
razón de ser y su destino, con todo el “soporte legal” que le proporciona la
Ley Del Plan de la Patria:
I) DEFENDER,
EXPANDIR Y CONSOLIDAR EL BIEN MÁS PRECIADO QUE HEMOS RECONQUISTADO DESPUÉS DE
200 AÑOS: LA INDEPENDENCIA NACIONAL
para preservar y consolidar la soberanía
sobre los recursos petrolíferos y demás recursos naturales estratégicos, garantizando
el control por parte del Estado sobre PDVSA.
II) CONTINUAR
CONSTRUYENDO EL SOCIALISMO BOLIVARIANO DEL SIGLO XXI EN VENEZUELA, COMO
ALTERNATIVA AL MODELO DESTRUCTIVO Y SALVAJE DEL CAPITALISMO Y CON ELLO ASEGURAR
LA “MAYOR SUMA DE SEGURIDAD SOCIAL, MAYOR SUMA DE ESTABILIDAD POLÍTICA Y LA
MAYOR SUMA DE FELICIDAD” PARA NUESTRO PUEBLO. PDVSA reforzará los valores socialistas e impulsará y
desarrollará nuevas relaciones sociales de producción, al servicio de la
satisfacción plena de las necesidades de nuestro pueblo.
III) CONVERTIR
A VENEZUELA EN UN PAÍS POTENCIA EN LO SOCIAL, LO ECONÓMICO Y LO POLÍTICO DENTRO
DE LA GRAN POTENCIA NACIENTE DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE, QUE GARANTICEN LA
CONFORMACIÓN DE UNA ZONA DE PAZ EN NUESTRA AMÉRICA. Gracias a la explotación racional de nuestras reservas
de hidrocarburos nos consolidaremos como país potencia en lo energético, en el plano regional y universal.
IV) CONTRIBUIR
AL DESARROLLO DE UNA NUEVA GEOPOLÍTICA INTERNACIONAL EN LA CUAL TOME CUERPO UN
MUNDO MULTICÉNTRICO Y PLURIPOLAR QUE PERMITA LOGRAR EL EQUILIBRIO DEL UNIVERSO
Y GARANTIZAR LA PAZ PLANETARIA. La
explotación racional de los hidrocarburos debe contribuir a que Venezuela siga
desempeñando un papel protagónico en la construcción de un mundo multicéntrico
y pluripolar, así como el posicionamiento geopolítico de Venezuela en el ámbito
internacional, contribuyendo al fortalecimiento de la OPEP y de los organismos
de coordinación energética regionales.
V) CONTRIBUIR
CON LA PRESERVACIÓN DE LA VIDA EN EL PLANETA Y LA SALVACIÓN DE LA ESPECIE
HUMANA. Aprovechando en forma
racional, óptima y sostenible los recursos petrolíferos y gasíferos, elaborando
e implementando planes operativos que respeten los procesos y ciclos de la
naturaleza, para contener las causas y reparar los efectos del cambio climático
que ocurren como consecuencia del modelo capitalista depredador y estructurar
planes de remediación de pasivos ambientales que minimicen el impacto de las operaciones
en la cadena de valor de los hidrocarburos.
Una vez leídos, no cabe duda que esta entidad
denominada “PDVSA” hoy no es otra cosa que una herramienta para la
consolidación de un modelo ideológico difícil de asociar con los modelos tradicionales,
pero si muy útil para hacer cualquier cosa con los activos, recursos financieros
y con la producción de hidrocarburos, a fin de llevar a cabo un proyecto
político de alcance internacional.
Es por ello que poco tiene que ver su desempeño
en cuanto a la operación, administración y ni siquiera desde el punto de vista
de seguridad; éstos pasan a ser aspectos secundarios muy “justificadamente”
sacrificables. Ante tal mutación de la base ética, profesional, empresarial,
comercial y operacional que una vez llegó a tener esta empresa, no cabe duda
que ahora cualquier cosa puede llegar a ocurrir en sus operaciones y en sus
finanzas. Si trasladamos esto al desempeño de otras empresas en manos del
Estado, nos podemos dar cuenta que el mismo modelo se extiende a la
administración y operación del sistema eléctrico, de las empresas de la CVG,
petroquímicas, mineras y agrícolas, entre las más importantes del país.
Por tanto, el debate va más allá de la simple
cuestión sobre si estos actores de turno en el poder son ineficientes o
corruptos, que de hecho varios lo son, sino la base política de la propuesta,
fundada, más que nada como una careta, en una fracasada ideología de izquierda
totalitaria, pero que por su naturaleza está justificando la intervención destructiva
de todas las entidades del Estado, además de servir a muchos de estos personajes
a perpetuarse en el poder a costa del futuro del país.
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