El caso denunciado en “Aló Presidente”, de la anónima parturienta que rebotaban de hospital en hospital y que desesperada, se encontraba en un apartamento desangrándose, se constituyó en un strip tease al sistema de salud venezolano. Pieza por pieza se fue desnudando la crisis hospitalaria. La falta de médicos, de anestesiólogos, de suministros. El paralelismo. Los cierres paulatinos de los consultorios llamados barrio adentro. Las reparaciones inconclusas de los centros de salud. El desplazamiento de los médicos venezolanos. La hormonal centralización de los hospitales ubicados donde ganó la oposición. El desconocimiento de los contratos colectivos. Pura mala gerencia que se refleja en servicios ineficientes y en un pueblo descontento y humillado.
El Presidente Chávez, contrariado y tal vez apenado al verse descubierto delante de tanta gente, pronunció – paradójicamente - una de las frases más coherentes de su gobierno: eficiencia o muerte. Pero como diría el ex presidente Herrera: tarde piaste pajarito. Después de diez años de “revolución”, la salud pública está más enferma que nunca. Tanto minimizar a nuestros médicos y sustituirlos por cubanos, o graduar “galenos” en tres años, despreciando a los que estudiaron décadas, para que los hospitales parezcan partidos de ping pong: puro raquetazo y rebote con las embarazadas, los enfermos y los accidentados. Esta “revolución” es el gobierno más ineficiente de la historia venezolana y las revoluciones ineficientes están condenadas al basurero de la historia. Por ejemplo, la suicidada URSS,
¿Será verdad que el presidente no sabe? ¿Será que sabe; pero de tanto nombrar para los cargos fidelidad en lugar de sabiduría… no puede? ¿Será que no sabe y no puede? o, ¿será que sabe; pero esa es la estrategia de la “revolución”, destruir al país para permanecer en el poder eternamente ante un pueblo diezmado? Un deslenguado me dijo: si el dilema es eficiencia o muerte…a este paso, nos iremos a morir todos.
Porque la ineficiencia hace metástasis en el país. Existe en PDVSA, cuya producción ha bajado a la tercera parte de donde debería estar, con el triple de la gente (peor imposible) y nos hace pasar por la vergüenza de importar gasolina. Campea en las empresas básicas de Guayana, en los apagones, en las llamadas ligadas, en la baja de producción agropecuaria, en las casi 300 fincas intervenidas, en las 4000 empresas desaparecidas. A esto hay que agregar la licuefacción institucional que convierte a la democracia en pura agua colonia para guardar las mínimas apariencias internacionales, por ahora. En lo único que parece eficiente esta “revolución”, es en destruir. Pura marabunta. Las empresas, las instituciones, las emisoras, los sindicatos… el alma nacional que como en cualquier canción cursi, está partida en pedazos. ¿Es esto, lo que usted quiere para Venezuela?
¿Qué tienen en común los países exitosos? Primero son eficientes. Sus instituciones funcionan. Sus empresas son productivas, no hay países prósperos sin empresas prósperas… y viceversa. No tienen Mesías, sino líderes que se alternan en el poder. La oposición no “chilla”, sino que es respetada. Y por último, anoten, todos los países prósperos son ca- pi- ta- lis-tas. Por ejemplo Japón, Suiza, Canadá, Estados Unidos, Chile, Costa Rica. El Presidente tiene toda la razón: eficiencia o muerte.
¿CON QUÉ SE COME
Primero: con estrategia. ¿Qué país quiero y cómo llego hasta el país que quiero? Segundo: con trabajo en equipo, sin excluir a los que piensan distinto…la verdadera participación… se discuten planes, estrategias y leyes. Tercero: Con respeto a la propiedad, a la empresa privada, a las leyes, de manera de generar confianza en los inversionistas nacionales y extranjeros. Cuarto: Con eficientes políticas sociales que acaben con los ranchos, la insalubridad y el hambre. QUINTO: Con transparencia y democracia. SEXTO: Con liderazgo en lugar de mesianismo. Equipos sociales en lugar de iluminados. SÉPTIMO: Con respeto al conocimiento y a los intelectuales. OCTAVO: Con poderes públicos independientes. NOVENO: Con estrategias de desarrollo. Décimo: Con sentido común, sentido común, y sentido común.
¿Cuántos de estos ingredientes están los platos del gobierno? Parece que ninguno. Exclusión, irrespeto a la propiedad privada, formación de empresas quebradas por diseño (invasiones, tomas, “recuperaciones”), menos democracia, tapagoteras para la marginalidad. Pura indigestión.
¿Podrá la “revolución” cambiar su dieta? Para muchos es un supuesto negado. Sin embargo, es imperativo dejar de copiar al fracasado principado de Cuba, el país más ineficiente del continente. Debemos imitar a las sociedades exitosas. Lo demás, es lumpia y desgaste.
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