Gustavo Coronel
El
régimen siempre ha tratado de encubrir sus fracasos con el palabrerío.
El desastre de Vargas convirtió a las miles de víctimas en
“dignificados”. Los niños abandonados se convirtieron en
“hijos de la patria”. La entrega de la soberanía a los cubanos ha sido
llamada “la segunda independencia”. Y el sátrapa corrupto ya difunto es
bautizado como el “Cristo de América, el ser galáctico y celestial”.
Dentro de esa orgía de palabras huecas también podemos incluír lo de “la
siembra petrolera”, el lema cocinado por Rafaél Ramírez para disfrazar
el rotundo fracaso que describimos a continuación:
· Mejorar
la composición de la base de recursos incorporando nuevas reservas por
exploración, estudios integrados y análisis de certificación (Proyecto
Magna Reserva). Segun este objetivo se pretendía aumentar las
reservas probadas de Venezuela. Los petroleros saben bien que la única
manera de aumentar significativamente las reservas petroleras probadas
en un país es a través de la exploración, la cual identifica nuevos
yacimientos. La revisiones a los yacimientos ya encontrados ayudan, pero
son generalmente de menor cuantía. Pero, que ha hecho la pandilla de
PSDVSA? No ha explorado. En 2012 solo completaron dos pozos
exploratorios menores. Lo que si hicieron fue decretar que el factor de
recobro de los yacimientos de la Faja del Orinoco ya no sería del 10 por
ciento sino del 20 por ciento, duplicando así de un día para otro las
“reservas probadas” de Venezuela. Este ha sido un fraude cometido para
fortalecer el peso geopolítico del país. Esta abusive revisión del
factor de recobro no se justifica a la luz de lo que se
conoce de la naturaleza de los yacimientos de la zona ni de los
resultados, aun incipientes, de su desarrollo.
· Soportar
los crecimientos en el consumo de energía eléctrica con desarrollos
propios para proteger esta energía primaria a nivel nacional. Este ha sido otro fraude, porque el servicio de
energía eléctrica se ha deteriorado significativamente y porque el
régimen se ha visto obligado a importar diesel y gas natural para
generar electricidad. Los llamados “” desarrollos propios” no han
existido ni existen.
· Posicionar a PDVSA como empresa líder en seguridad, higiene y ambiente a nivel mundial. A
la luz de los crecientes derrames petroleros, del incremento en
accidentes industriales y de la peor tragedia petrolera ocurrida en
nuestra historia, desde el incendio de Lagunillas en la década de 1920,
la explosion en Amuay, este objetivo suena como un chiste malo. El
prestigio de PDVSA a nivel mundial está por el suelo. Un análisis de 42
empresas petroleras desde el punto de vista de la transparencia en sus
actividades coloca a PDVSA al nivel de las empresas del Congo y de
Angola (Ver El Nacional, April 29, 2008).
· Utilizar el petróleo como factor de democratización de capital para alcanzar la equidad social.
Aunque este objetivo es difícil de entender, suponemos que se trata de
la conversion de PDVSA en “empresa social:”, lo cual la ha llevado a
importar comida podrida, criar cerdos y sembrar yuca. Esta ha sido la
estocada final para la empresa, la cual se ve obligada a endeudarse de
manera ruinosa y criminal para seguir distribuyendo pollos y hacer casas
de pésima calidad.
· Llevar la producción a 5.8 millones de barriles diarios de petróleo para el 2012.
Este objetivo ha sido un fracaso tan rotundo que la empresa ahora
produce menos que cuando lo establecieron en 2005. La pérdida para la
nación debido al fracaso de este objetivo ha sido incalculable, en el
orden de los miles de millones de dólares. Ha sido, sin dudas, el mayor
de los fracasos de Rafaél Ramírez y su pandilla.
· Producción de 11000 millones de piés cúbicos de gas natural para el 2012.
Este objetivo ha sido otro rotundo fracaso puesto que la producción de
gas natural en el país está al nivel de los 6500 millones de piés
cúbicos diarios y el país continú importando gas desde Colombia. Los
proyectos de gas natural costa afuera están estancados y la pretensiones
de PDVSA de exportar gas a corto o a mediano plazo se han evaporado
· Nueva capacidad de refinación nacional de 500.000 barriles diarios para el 2010.
Ni un solo barril ha sido añadid y ya estamos en 2013. No solo esto no
ha sucedido sino que la capacidad actual de refinación nacional ha
declinado en la práctica, debido a los frecuentes problemas
operacionales que sufren las refinerías existentes por falta de
mantenimiento.
Aunado a este trágico fracaso de los planes de PDVSA y, sin duda, debido a ello, la
empresa se encuentra en una situación financiera crítica, endeudada
hasta la raíz por imposición del regimen. Su deuda actual está cerca del
valor de sus activos, es decir, está al borde la quiebra técnica.
En
cualquier país civilizado este fracaso tan horroroso hubiese sido razón
suficiente para despedir a toda la plana mayor de la empresa y,
francamente, para abrirles un juicio por ineptitud y negligencia en
perjuicio de la nación. Pero en Venezuela eso no ha sucedido ni
sucederá, a menos que el régimen sea expulsado del poder. Rafaél Ramírez
y su pandilla siguen en su proceso de destrucción de la empresa sin que
nadie tome acción correctiva y punitiva.
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