Juan Fernández
Los
venezolanos sufren hoy las consecuencias de una política económica equivocada,
anclada en un modelo obsoleto y probado de fracasado como lo es el Comunismo
practicado por los Castro o sus derivaciones, aplicado en Venezuela desde 1999.
El daño
es tal que los economistas aseguran nos encontramos casi al borde de un
colapso. Además, la completa dependencia de la economía del ingreso
petrolero hace muy complejo la implementación de cualquier conjunto de medidas
para reactivar la economía del país y tener fuentes alternas para la generación
de divisas, pues PDVSA se encuentra en una situación de fragilidad nunca vista.
La
fragilidad de PDVSA es real, inclusive si los precios del petróleo reputaran, su
producción se estanca y no crece, mientras el consumo interno crece con una
mala operación del sistema de refinación, la obliga a importar para cumplir con
sus obligaciones internas y clientes. El nivel de endeudamiento que en este
primer semestre aumenta en 9.000 millones de dólares bajo el mecanismo de
préstamo de socios, lo cual refleja lo casi imposible de ir PDVSA al mercado de
deuda en condiciones competitivas. No conocemos cuales son las condiciones,
garantías y colaterales que da PDVSA a cambio de esos recursos, cuyo uso se
asume a diferencia de los prestamos anteriores será con el único propósito de
ejecutar proyectos.
Pero sin
duda con estos esquemas de prestamos, PDVSA esta entregando garantías
sobre las reservas de petróleo a los socios, cuyo efecto inmediato es la
capitalización en el mercado bursátil agregando valor al precio de sus acciones
de los socios. Los prestamos requieren las garantías para su repago, implican
la entrega de la comercialización por parte de PDVSA a los socios, lo cual es
muy dañino para una petrolera. Además por el régimen de control de cambios que
existe en el país, estos prestamos están estructurados de manera y forma que
garanticen la repatriación de capitales y dividendos, es decir no es un favor,
es un negocio en donde además de pagar los intereses entregamos parte del
negocio.
El
Ministro-Presidente de PDVSA, Ramírez se dedica hacernos creer a los
venezolanos las bondades de los nuevos endeudamientos, y a dar declaraciones
publicas para desestimar el cambio estructural del mercado petrolero por el
aumento de la producción de los EEUU, la construcción de gasoductos desde
Canadá hasta la Costa del Golfo, la apertura de México a la inversión
extranjera, la inversión acelerada en Brasil. Insiste además Ramírez en la perfecta
alineación de Maduro con la Chávez para el manejo del petróleo por razones
políticas como PETROCARIBE, en donde se recibe comida a cambio de petróleo, aun
cuando todos conocemos que los países de la zona en su mayoría son importadores
netos de alimentos. Para los venezolanos no hay bondades de la regaladera de
petróleo.
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