Rafael Gallegos
El petróleo no siempre ha servido para lo mismo. Su misión ha cambiado a través de los siglos. En el siglo XIX, alumbraba al mundo. En el siglo XX movió al mundo. Y en el siglo XXI, anótenlo, alimentará al mundo. Efectivamente cuando el cojo, malencarado y falso coronel Drake, perforó el pozo Eureka en la Pensilvania del año 1859, el petróleo significaba kerosén. El negocio era sustituir en las lámparas el aceite de ballena, cada vez más escasas y requerientes de trasladase a aguas más profundas para su captura. El kerosén, cuyas lámparas eran más limpias, eficientes y económicas, estaba destinado a alumbrar al mundo. En esos años el barril de petróleo oscilaba inestablemente entre 10 dólares y 10 centavos. El joven baptista John Rockefeller, a punta de monopolios, de integración del negocio y de métodos administrativos, asentó los precios. Todo marchó bien durante décadas, hasta que Edison inventó el bombillo y…. apagó la industria petrolera. La sintonía de dos innovadores, salvó el negocio. Ford, con su modelo T, de motor diesel y Rockefeller con su industria reorientada hacia la producción de la gasolina para encender el motor, crearon los dos prototipos de industria que arrancaron al siglo XX: la petrolera y la automovilística. Ahora el petróleo… movía al mundo.
Hoy, se sabe que antes de tres décadas, el mundo será movido por un combustible diferente. Más barato, eficiente y limpio que la gasolina. El hidrógeno, la electricidad, o tal vez alguna sorpresa, serán el nuevo combustible. La gasolina, ganadora de la primera y segunda guerras mundiales, y trasfondo de otros tantos eventos bélicos, de gobiernos de facto, de invasiones y de todo lo que significara poder, habrá dejado de mover al mundo. Habremos entrado en la era de la post gasolina. ¿Qué haremos con el petróleo? Y los venezolanos… ¿tendremos que comernos la Faja del Orinoco?
VENEZUELA GRANERO DEL MUNDO
La buena noticia es que si actuamos gerencialmente, o sea al revés que esta docena de años retrocedidos, no tendremos que comernos el petróleo. Sino paradójicamente, hacer que el mundo se coma el petróleo de la faja. El petróleo es cadenas de hidrocarburos. O sea, materia orgánica. Y el crudo pesado de la faja es el más rico en estas cadenas. El reto es transformarlo en proteínas. Bistec de petróleo, arroz de petróleo, galletas de petróleo…comida de petróleo. Venezuela granero del mundo. Ya hay investigadores trabajando es esto. Es hora que los venezolanos nos enteremos y actuemos en consecuencia. Treinta años no es nada. El “lejano” 2040 queda a la misma distancia que los años ochenta. O forjamos este futuro desde hoy… o condenaremos a nuestros descendientes a ser un pobre país ex minero.
¿Y LA ORIMULSIÓN?
Otra opción para la Venezuela post gasolina, es la Orimulsión. Tomar el petróleo más pesado de la Faja (bitumen) y utilizarlo para sustituir el carbón en las plantas eléctricas del mundo. La Orimulsión es un invento venezolano que contribuirá a evitar que la Faja se convierta en un parque temático, donde los turistas del mañana puedan observar cómo los venezolanos de hoy momificamos nuestro futuro. Empleos, electricidad, exportación, acceso a tecnologías, divisas. ¿Qué otro producto nos puede dar tanto por tan poco? Más económico, limpio y eficiente que el carbón. Lo contrario es continuar con este improductivo record de más demagogia por kilómetro cuadrado dejando, el rico crudo de la faja en el subsuelo (que se va a quedar) y agrandando nuestra ya larga y sobre todo vergonzosa, lista de oportunidades perdidas.
¡PETROQUÍMICA!
Y por supuesto, la herencia fundamental de los largos años de explotación de la industria petrolera, deberá ser la industrialización a partir de la petroquímica. A partir del gas y de algunas corrientes de refinación, se pueden generar plásticos, fertilizantes y toneladas de productos cuyo acabado genere varios parques industriales en el país. La petroquímica está llamada a ser la es la llave de nuestro futuro. Es el pivote de la industrialización del siglo XXI. Claro, a un ritmo antípoda al de esta “revolución”. Planes, sistemas gerenciales, inversiones, producción, servicios, infraestructura, viviendas, escuelas, universidades, centros de salud. Todo lo que significa calidad de vida. Sin tanto héroe y con mucha; pero mucha gerencia.
Los venezolanos tenemos que salir a la búsqueda del futuro perdido. El petróleo post gasolina nos brinda oportunidades: alimentar al mundo, alimentar las plantas eléctricas del mundo y convertirnos en un emporio de industrialización. Ya está bueno que las petroquímicas más avanzadas del planeta estén en países sin gas. ¿Es que nosotros somos bobos? El futuro es ya. Se solicita líder constructor de pueblos prósperos. Abstenerse demagogos.
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