martes, 8 de febrero de 2011

Las similitudes en el trato a los presos políticos de las FARC, y de las dictaduras de Cuba y Venezuela


Guillermo A.  Zurga

No ha sido posible conseguir de las Farc, ni de los gobiernos de Cuba, y Venezuela, una amnistía general para la liberación de todos los presos políticos que aún mantienen en calabozos, en juicios, y/o en sus casas. 

Por el contrario, todos ellos utilizan la misma estrategia de liberarlos progresivamente, en dosis bien calculadas, quizás con la intensión de mantener la presión permanente sobre la oposición y tener la posibilidad de negociación con sus respectivas contrapartes, para intercambiar prisioneros.

En el caso de las FARC, esa estrategia quizás tenga alguna justificación, ya que son bandoleros y narcotraficantes, sin principios ni vergüenza, ni sentimientos humanos. Es decir, son un grupo totalmente fuera de la ley, que lo que persigue es la sobrevivencia, para sus propios beneficios personales.

Las FARC, saben, que dejaron de ser considerados como luchadores sociales y políticos por gran parte de la humanidad, quienes le cuestionan sus métodos y desviaciones fuera de la ley. No creo que el gobierno actual o los próximos gobiernos colombianos les perdonen sus fechorías y crímenes comunes, razón por la que sus líderes tendrán que ir a la cárcel, donde deben ser resguardados por largo tiempo, como presos comunes.

El caso de Cuba, cuando se pensaba que se había solucionado con la intermediación de la iglesia católica y del gobierno socialista de España, se volvió a empantanar debido a las nuevas persecuciones emprendidas por el régimen, contra la disidencia, y la negativa de este gobierno de cumplir con los acuerdos logrados entre los factores que tomaron la iniciativa de esta noble causa.

Debido a esta posición dual, inspirada en la perversidad que siempre ha utilizado tal régimen cubano con los disidentes políticos, las huelgas de hambre empezaron de nuevo a presentarse, entre presos y familiares, quienes pensaron que el gobierno cubano liberaría los restantes presos políticos que aún permanecen en prisión. Por el contrario, reiniciaron la cruel táctica de liberarlos graneados, poco a poco, sin importarles las angustias ni sufrimientos de estas humildes familias cubanas.

El caso del gobierno venezolano, que en la opinión de las mayorías venezolanas e internacionales, es una dictadura comunista declarada y en plena acción; es quizás el peor caso de ensañamiento y perversión contra  los venezolanos de la disidencia política, quienes con trampas, con la invención de testigos falsos, la siembra de pruebas comprometedoras y el uso falsos testimonios que utilizan normalmente para encarcelar a inocentes.

El régimen venezolano también utiliza las liberaciones programadas y dosificadas según sea la complejidad de los casos, las opiniones internacionales y el grado de daño que puedan causar al gobierno. Tal es el realismo del último caso, el de la juez María Lourdes Afiuni, a quién le dictaron arresto domiciliario, por no habérsela demostrado ninguna culpabilidad en el caso de corrupción que se le inventó. Sin embargo, no puede hablar abiertamente sobre su caso, ni salir del país. Es decir, todavía sigue siendo un preso político y de conciencia del régimen.

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