Rafael Gallegos
Carlos Andrés Pérez, cual CID, ganó su última batalla después de fallecido. Y como Don Rodrigo Díaz de Vivar en el romancero español, pasó a formar parte importante del “romancero revolucionario”, término cursi; pero no exagerado en esta época de tanta desfachatez. Venezuela se ha convertido, en medio de escuálidas ejecutorias, en el país con más héroes por kilómetro cuadrado… el Ché, Fidel, Zamora, Maisanta, Stalin, Mao, Amadinayad, Hussein, Kadafi, Putín, Mugabe, los “ángeles” de los fallidos golpes militares del 4F y 27N y paremos de contar, son los personajes de primera fila en este drama. Y aunque usted no lo crea, sus preocupaciones fundamentales son la actuación del imperialismo en Libia, o la búsqueda del asesino del Libertador, o los reales que le ofreció y no le pagó Cristóbal Colón a Rodrigo de Triana por gritar TIERRA, ¿dónde estás Ripley? A la “revolución” parece no preocuparle cosas tan superfluas como los miles de asesinados por la violencia, el desabastecimiento en los mercados, la desinversión, la disminución de la producción en 30 %, o la dolorosa división del alma nacional, y mucho menos nimiedades como los apagones o los descarrilamientos del metro . Tal cual los políticos de Bizancio, aquellos que mientras los bárbaros les tumbaban las puertas de la ciudad, pasaban su tiempo discutiendo acerca del sexo de los ángeles, las carcajadas del diablo, o el tamaño de los pelos del pubis. Diría Shakespeare, MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES.
CAP es un peligroso antihéroe para este romancero revolucionario. Las desbordadas turbas que asistieron a sus exequias en carro, a pie y a su paso desde los apartamentos, lo largo de Caracas, anuncian que el reloj que marca las horas de los caballeros andantes socialistas va menguando, desfigurándose y derramándose por los pisos cual reloj de Dalí. ¿Y usted… qué hora tiene?
Es que todo pasa y todo queda. Los caballeros andantes quedaron opacados con este caballero caminante. Y así como Cervantes se burló de ellos con su monumental DON QUIJOTE DE LA MANCHA, los deslenguados dicen que el pueblo, le está escribiendo otra obra monumental, a tanto héroe fatuo de esta “revolución”…
ENTRE LA NOSTALGIA Y EL FUTURO
Pocos personajes tan polémicos como Carlos Andrés Pérez. Difícil resumir su extensa vida política. Preso y perseguido cuando la dictadura militar de Pérez Jiménez. Lugarteniente de Betancourt en la lucha heroica contra la subversión comunista de los sesenta (encabezada por Fidel Castro) y manifestada en el porteñazo, el barcelonazo y el carupanazo, así como en las guerrillas. SIN HOMBRES COMO ÉL NO HUBIERA SOBREVIVIDO LA DEMOCRACIA. Luego encabezó en su primer gobierno la llamada Gran Venezuela, llena de logros y de fracasos. Logros entre los que destacan la nacionalización BIEN LLEVADA del petróleo y del hierro, el programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho y la descentralización, que por cierto los rojos intentan acabar. El boom petrolero trajo prosperidad al país… pero no era sustentable. A la larga, su gobierno no supo administrar las grandes cantidades de dinero. La abundancia (sin criterio de escasez) devino en lo que Pérez Alfonzo llamó EFECTO VENEZUELA, equivalente a un ciudadano que se ganara la lotería y comiera siete veces al día, hasta descompensarse. Terminó su primer gobierno con una gigantesca deuda externa y con los resortes morales de Venezuela bastante flojos.
Ganó la Presidencia por segunda vez diez años después, navegando en los recuerdos de la prosperidad del gobierno anterior. Quiso modernizar al país. La velocidad del paquete económico (que se reflejó en eliminación de subsidios, alza súbita de precios, intereses hipotecarios liberados y alto nerviosismo) generó el 27 F en el 89 y por allí se colaron las intentonas golpistas del 92. A pesar de algunos logros económicos que ya se reflejaban, el desencanto político hizo mella y hasta su partido lo abandonó. Al final, tuvo que dejar el poder en medio de un gran dolor personal. “Hubiera preferido otra muerte”.
Fue un hombre con sus triunfos y sus fracasos. Un demócrata a carta cabal. NO TRATÓ DE INVENTAR EXCUSAS PARA PERMANECER EN EL PODER. Al final de su primer período, sin desplantes, ni insultos, entregó a la oposición. Y en el segundo, obedeció la ley y se fue. Uno de esos civiles que nos gobernaron durante los llamados cuarenta años, que los venezolanos debemos juzgar a fondo y que lucen gigantescos ante la sistemática destrucción nacional que adelanta esta “revolución”.
¿Por qué el pueblo mostró tanto amor en las exequias de CAP? Su carisma, sus logros y la nostalgia. Agradecimiento por haber derrotado a los comunistas en los años sesenta. Y sobre todo por el deseo de regresar a UNA VERSIÓN MUY MEJORADA de aquella época de civiles y demócratas que no supimos actualizar. Dónde con todos los defectos, éramos un sistema democrático y no lo sabíamos.
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