martes, 4 de octubre de 2011

ANTIMANUAL… ¿ EL LIBRO DE LA REVOLUCIÓN?


Rafael Gallegos
Esta “revolución” nos dejará como legado un ANTIMANUAL. O sea… lo contrario de un manual. Una guía para destruir. Se podría titular ANTIMANUAL DE LA  REVOLUCIÓN BOLIVARIANA. Y aunque usted no lo crea, podría mostrar paso a paso, los caminos que hemos desandado en estos trece años. Y en el futuro, ser una referencia para observar los logros (¿…?) de esta fatídica era, de la que ya se observa la luz al final del túnel.
Toda revolución que se respete tiene su libro. Como el LIBRO VERDE de Kadafi, el “Libertador de Libia” (devuélveme mi espada y que dice Bolívar), que hoy huye de la furia del mismo pueblo que según él, lo adoraba. O el LIBRO ROJO de Mao Tse Tung,  de quien los adulantes decían más claro no habla MAO, claro, antes de que lo execraran del poder en vida, porque después… no le entendían nadita. O, MI LUCHA de Hitler, por quien deliraron las mismitas masas que a su caída decían al unísono yo no sabía, yo no sabía… en referencia a los campos de concentración con sus cadáveres amontonados.
En Venezuela, los dictadores no escriben; pero cómo les escriben. LOS FELICITADORES, de Pío Gil, es una radiografía de los jaladores de Cipriano Castro, que se repiten en todos los regímenes. Allí se publican cartas donde vergonzosamente le expresan al dictador por ejemplo, ante su mínimo tamaño, que LA ESTATURA DE LOS GRANDES HOMBRES SE MIDE DE LA CABEZA PARA ARRIBA. Nada nuevo, los mismos adulantes que luego se pasaron con todo su bagaje para Gómez y de tanto guindársele  le enfermaron la próstata. ¿A quién tengo que adorar? … ¿y cuánto hay pa eso?
El capítulo uno del ANTIMANUAL DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA podría referirse a, CÓMO DESTRUIR LA MORAL: Diga groserías y vulgaridades. Insulte a los ricos. Exprese que si usted tuviera hambre, robaría. Cuándo alguien lo contradiga, no sopese la idea, pase directamente a insultar al personaje usando  adjetivos descalificativos como vende patria, ladrón, borracho, rico, capitalista, traidor, pitiyanqui, burguesito. Haga que “su” pueblo odie el éxito. Enséñele antivalores. Tergiverse la historia. Hágase pana de los dictadores del mundo y diga que esos sí son revolucionarios. Diga que en Cuba hay democracia. Meta en una licuadora los cinco poderes y haga con ellos un jugo, zumo, hugo. Haga una lista tipo tascón o maisanta para  execrar a los que han firmado contra la “revolución”, no los deje trabajar ni firmar contratos. Cuando un líder se vuelva peligroso para sus privilegios, INHABILÍTELO como  a Leopoldo López. Cuando a pesar de tanta opacidad y obstáculos le ganen las elecciones, LEDEZMÍCELO. Ni saluden a los gobernadores y alcaldes de oposición. Cuando un ciudadano acuse a algún “revolucionario” de corrupto, primero insúltelo y luego dígale: vaya a MIS tribunales, perdón, a los tribunales.  Desmoralice, desmoralice, desmoralice.
Luego vendrían los capítulos referidos a los aspectos económicos, CÓMO DESTRUIR LA ECONOMÍA CAPITALISTA: la agricultura a punta de invasiones, o la industria vía expropiaciones, o las petroleras botando a los mejores técnicos, o las vías dejándolas a la buena de Dios, o los hospitales estimulando a los médicos nuevos  para que se vayan, o  provocando una DIÁSPORA de MILLÓN Y MEDIO de venezolanos.
El capítulo más importante sería el llamado ANTIGERENCIA REVOLUCIONARIA: insulte a los productores agrícolas e industriales, colóquelos en la picota. Dígale a los trabajadores van a ser los dueños de las empresas. Desconozca a los sindicatos y cree otros con los trabajadores incondicionales. Expropie (si es capital nacional, no pague, o sea confisque). Vista de rojito a los trabajadores, al que se oponga, bótelo. Saque a los gerentes contrarrevolucionarios (o sea a casi todos), sustitúyalos por fichas del partido. Cuando a los meses la producción de la empresa llegue a su mínimo y los trabajadores protesten porque no les pagan, acúselos de ser agentes del imperio y  reprímalos (use gas del bueno). Cuando la fábrica se convierta en chatarra, no la cierre, métale a vivir damnificados. Cuando en los mercados no haya leche, ni aceite, ni carne, ni etc. échele la culpa a los acaparadores y métalos presos. Eso sí, en medio de un gran show mediático y si es posible en cadena.
LUEGO DE DOCE O TRECE AÑOS de aplicar el antimanual, la producción deberá haber bajado por lo menos en 30 %. Disminuido el 50% de las empresas. La inflación debe ser record latinoamericano. La frustración, general (en jefe).
También deben haber desaparecido las reminiscencias burguesas de libertades, elecciones limpias y sentimientos opositores. Si no es así y además la oposición está unida y creciendo en las encuestas, asómese al túnel y si ve una luz al final, no lo dude… es un tren que se aproxima hacia usted a toda velocidad. Entonces bote este ANTIMANUAL, corra, busque su albañal y grite y repita en alta voz: yo no sabía, yo no sabía.

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