jueves, 20 de enero de 2011

SALVEMOS AL PETRÓLEO ( I /II)

Rafael Gallegos

Hay que salvar al petróleo Aprovechar la última oportunidad que nos queda para que las divisas petroleras se transformen en calidad de vida. Para ello debemos hacer las cosas de manera diferente. Dejar de ser un Rey Midas al revés. En lugar de transformar las divisas petroleras en educación, salud, empleo, industrias y democracia, o sea… en calidad de vida, nos hemos convertido en el país latinoamericano con mayores índices de inflación, decrecimiento y lo más grave: con una destrucción de las fuentes de comida y de trabajo que sólo ha tenido antecedentes en las guerras, o en las revoluciones comunistas. ¿De qué nos sirven tantas reservas de hidrocarburos si no logramos transformarlas en calidad de vida? No somos un país rico, sino uno muy pobre con grandes recursos, que de paso gerenciamos muy mal. Por primera vez en nuestra historia sufrimos un escenario que jamás pasó por la mente de los venezolanos: altos precios petroleros y… recesión. ¿”Estafa-ción”? Entre los deslogros de la “revolución”, está el hacernos más monoproductores que nunca de un petróleo que genera, menores dividendos que nunca. Ha muerto la gallina de los huevos de oro. Pero los venezolanos no podemos dejarla descansar en paz.

Tanto desaguisado nos va convirtiendo en un limosnero sentado en un barril de oro. ¿Recuerdan cuando PDVSA era la segunda petrolera del mundo? Pues hoy es al revés. La deuda sube por el ascensor y la producción baja en barrena. Producimos dos millones de barriles cuando deberíamos producir seis. El crudo extra pesado de la faja petrolífera ha pasado de seiscientos mil barriles a apenas cuatrocientos mil. Cual quincalla, han repartido la faja a países “panas”, muchos de ellos tan conocedores de petróleo como los rusos de plátanos maracuchos. Se importan, qué vergüenza, componentes para la gasolina. Tanta desfachatez gerencial hace que el petróleo al altísimo precio de noventa dólares el barril… no le alcance al gobierno. En nuestras propias narices nos desmantelan la industria petrolera.

Cuando botaron a los valientes petroleros que se unieron a la huelga general del año 2003, 45.000 trabajadores producían más de tres millones de barriles, casi setenta barriles per cápita. Hoy, más de cien mil trabajadores apenas producen algo más de dos millones, o sea, escuálidos veinte barriles cada uno. A eso se le llama productividad… socialista. Para más INRI, hay que agregar los compromisos con los “panas” de Cuba, que cual línea aérea imperialista, vuelan ahora y pagan después (si acaso). O los 300.000 barriles diarios con los que pagamos religiosamente a China, una deuda de 20.000 millones de dólares que no se nos ha informado en qué se gastó. Nos naricean como al toro de Canaima… y ni siquiera mugimos. Derraman el petróleo… y el futuro de nuestros hijos.


TRÍPODE PETROLERO

Hay transformar al petróleo en calidad de vida. Comencemos por diseñar una política que vaya más allá de una industria capaz de generar divisas. Que contemple también a un gobierno y a una comunidad capaces de sembrar el petróleo. Ya basta de empresas que entreguen divisas a gobiernos que no están a la altura, en medio de comunidades buscadoras de manás. Todos tenemos que cambiar y actuar en armonía si queremos que el petróleo sea el pivote que nos convierta en el país más próspero de América.

. Proponemos un trípode petrolero. 1.- Industria petrolera eficiente. 2.- Estado capaz de transformar las divisas petroleras en bienestar. Y 3.- Efectiva política de Responsabilidad Social Empresarial y Negocios Inclusivos, que genere dinámicas socioeconómicas en las comunidades. Un trípode. Industria, Estado y Comunidad.

Hay que evitar repetir esquemas por lo menos insuficientes. Como el de la época de las concesionarias, cuando una industria eficiente le entregaba las divisas a un Estado sin plena capacidad para transformar esos recursos en desarrollo. Fue un escenario: Industria Eficiente- Estado ineficiente.

Luego de la Nacionalización, la industria, además de continuar siendo eficiente, pasó de empresa “sacatubos” a emporio energético. Testigos de ello son el cambio de patrón de refinación, la internacionalización, los descubrimientos de Monagas y Apure, el desarrollo de la Faja, la creación del CIED y de INTEVEP. Y todo con personal venezolano Sin embargo, se generó el llamado Petroestado, gigantesco y sin dominio de su inmenso poder, no fue capaz de administrar adecuadamente esos recursos. Se mantuvo el escenario: Industria eficiente - Petro Estado deficiente.

Hoy en día, ¡qué decir!, vivimos un esquema: Industria súper deficiente – Estadio súper deficiente, que no sólo no genera calidad de vida… sino que la retrocede peligrosamente. Es urgente salvar el petróleo y usarlo como pivote para salvar a Venezuela. … Continuará.

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