Rafael Gallegos
Cada día más, el pueblo con los dedos en posición de zape gato, le dice al gobierno: vade retro. Tiene que ser así. Por el natural desgaste de doce años, por la descomunal ineficiencia y por esa oferta de comunismo que no logra permear el tejido social venezolano, elaborado con telas democráticas. La tendencia es al retroceso y si se materializa con una derrota en el 2012, tendrán que apartarse. Es lo que se oye en la calle, en los barrios, se refleja en las encuestas. Hasta en la moral. Como dijo una vez Buck Canel cuando para un partido, todos comparaban hombre a hombre a los peloteros, y Canel dijo, es verdad que ellos tienen los mejores jugadores; pero los otros tienen la moral. Y ganaron… los otros. Ahora imaginen ustedes los resultados si la por ahora oposición tiene la moral y de paso… los mejores jugadores.
En cuanto a la descomunal ineficiencia, basta observar el desgaste de la industria petrolera, el bajón del ganado vacuno desde 13 millones a 9.5, el de la producción de leche, de arroz, las siete mil empresas cerradas, la erialización del 20% de las tierras ganaderas y agrícolas. Detrás de cada “exprópiese” vienen los heraldos de la improductividad con su carga de desempleo, incertidumbre y hambre. Y aunque usted no lo crea, de damnificados… por las medidas gubernamentales. ¿De dónde va a comer la gente? ¿Y dónde va a trabajar? Y si además no construyen viviendas, ¿dónde va a vivir? A este paso vamos, sin exagerar, en la ruta del colapso. Desempleo, inseguridad, decrecimiento, inflación record en América Latina. Es tan evidente que parece a propósito. Como si quisieran vencer los resortes del país para que todos dependamos de un empleo de la “revolución”, de una vivienda adjudicada y de una tarjeta de racionamiento. Pura caperucita roja - rojita para comerte mejor, tal como hizo Fidel Castro en Cuba. Pero el pueblo ya adivinó el juego. De allí el enceguecedor reflejo solar que el gobierno luce en sus espaldas.
¿Y así pretenden ganar en el 2012? Muy difícil. Y los “revolucionarios” lo saben. De allí las medidas nerviosas que tan solo confirman el decir de los griegos: los dioses obnubilan la mente de los que van a perder. Por ejemplo, la llamada ley anti talanquera, o la Ley Habilitante que equivale a pedir prestado para que pague otro. El miedo tiene sus leyes, por ello, el gobierno en línea con los decires griegos, en lugar de reflexionar y llamar al país mayoritario a hacer un gobierno realmente participativo, se empeña en copiar el modelo cubano, pasado de moda hasta en Cuba, Raúl dixit.
Aprueban leyes para que los vecinos se agrupen en Consejos Comunales, cuyo aporte financiero y hasta su existencia, requiere la aprobación del Presidente de la República. Y a partir de allí pretenden vendernos la última lumpia: el Pueblo Legislador. ¿Se referirán al “parlamentarismo de calle” para pueblo con camisa roja? ¿O al “pueblo” que legisla en un Parlamento Comunal integrado por Consejos Comunales? De ser así, falla de origen: el presidente, cual dedo de Gómez, elige a los aguerridos diputados del Parlamento Comunal. La gente ya sabe que es así, que el pueblo legislador y de paso “socialista” es… el que está con el gobierno. ¿Y el creciente 52% del 26S? No se engañe, para la “revolución”, la nueva mayoría no puede ser pueblo legislador. En el mejor de los casos, pueblo confundido. Por no decirle pueblo lacayo o pueblo entregado al imperio.
Igual sucede con esa “revolucionaria” interpretación de artículo 200 de la Constitución, del que cualquier lego como yo deduce que para quitarle la inmunidad a un diputado, éste primero, tiene que tenerla. La Asamblea… procede al revés. Estudian quitar inmunidad a diputados sin inmunidad y de paso presos. Si ellos fueran los enjuiciados, qué diferente sería su interpretación. Es la doble moral que considera asesino a Pinochet y demócrata a Fidel Castro. Cuando dictador es dictador. Pura obnubilación. Qué razón tenían los griegos.
Diferentes serían las expectativas si la “revolución” mostrara al país una panorámica de logros. Soberanía alimentaría en lugar de importación de casi todos los alimentos. Soberanía petrolera en lugar de una empresa petrolera endeudada, flácida, e incapaz de generar abundancia en el país con el petróleo… a 90 dólares el barril. Soberanía política, en lugar de países panas en áreas estratégicas de seguridad, identificación y producción. Un país, como el de Bolívar, unido tras un proyecto de grandeza, en lugar de una nación con el alma dividida.
Por ello, tuvieron menos votos para la Asamblea y seguirán decreciendo. Y ya emerge un liderazgo para la hora. Observen por ejemplo la calidad de los diputados de la oposición. Qué orgullo. Estarán a la altura de su misión histórica: recuperar la democracia. Llega la hora de construir una Venezuela libre y próspera. A la orden.
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