Guillermo A. Zurga.
Con todo respeto al que se sienta aludido, estoy empezando a creer, que existen algunos líderes de la oposición, que al parecer como dice el dicho popular, no aguantan dos pedidas.
Me refiero al llamado abierto al dialogo y al entendimiento entre gobierno y oposición que ha hecho el presidente Hugo Chávez, a los venezolanos en su discurso reciente ante la Asamblea Nacional.
He leído por allí, que existe mucha gente entusiasmada con este llamado de dialogo, como si ese ha sido el deseo más preciado de éstos actores. Ya muchos están haciendo listas de los temas y condiciones que intentaran proponerla al presidente para el susodicho dialogo.
Salvando las distancias que puedan existir, entre ambas situaciones, ese dialogo me recuerda al que intentan conseguir las FARC del gobierno colombiano, para dejar las armas. Las FARC, después de más de 50 años asesinando a inocentes, secuestrando personas, traficando con estupefacientes, alterando el orden público, y saboteando el desarrollo de su país; pretenden imponer condiciones para entregar las armas.
Sería como si Osama Bin Laden, le enviase un llamado al gobierno de EE.UU., invitándole a dialogar para entregarse a la justicia mundial por la cantidad de atroces asesinatos que ha cometido, en muchas partes del mundo, a nombre de su “cruel guerra santa”.
Globo visión en su segmento de “Aunque usted no lo crea”, nos describe perfectamente en imágenes muy claras y especificas, que tipo de diálogo es el que persigue, Hugo Chávez al hacer este llamado.
Simplemente, el chavismo duro persigue ganar tiempo adicional para re-planificar, actuar y seguir adelante con su proyecto político, el cual ha tenido múltiples oportunidades de re direccionar y/o cancelar y no ha querido hacerlo, por fanatismo, intolerancia y soberbia.
Algunos se plantean que si Chávez les promete oírles, ellos estarían dispuestos a ir al dialogo. Ignoran estos oposicionistas aludidos, que no es un asunto de prestar atención a lo que plantearía la oposición, sino que es un asunto más profundo a simplemente oír.
Se trata de una confrontación ideológica entre democracia y comunismo, donde la única opción de la democracia es la de derrotar por las buenas o por las malas al comunismo, rechazado hasta el cansancio por la mayoría de la población venezolana.
Como sabemos, el presidente Hugo Chávez es un admirador del modelo político y económico cubano, que en lenguaje sencillo se conoce como comunismo; sistema éste que está decidido a imponer en Venezuela, con o sin Fidel Castro, y peor aún; sin importarle, la posición ni la opinión internacional. Así de sencillo es. Tal como lo interpreto, ese propósito no es negociable ni es tema de dialogo para el chavismo.
Por otro lado, personalmente pienso, que es muy tarde para aceptar una negociación política con el régimen chavista, vista la cantidad de delitos que han cometido en contra de los derechos y las libertades humanas, en daños a la infraestructura y a bienes privados y/o del estado, por la degradación a instituciones fundamentales para el país, por traición a la patria y por malversación del tesoro venezolano, entre otros.
Si se negocia con este gobierno, abiertamente forajido e irrespetuoso de la carta magna o constitución, se pierde la autoridad moral para mañana demandarlo, juzgarle y hacerle pagar con cárcel sus innumerables delitos. Dejémosle que siga atropellando, resistamos y continuemos con nuestro plan. Entonces me pregunto: ¿Para qué el dialogo? Fin.
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