Juan Fernández
Hemos llegado al momento
en que una desmantelada PDVSA no puede cubrir los gastos de Venezuela, lo cual
nos condena a una crisis económica severa y una situación política muy distinta
a la de los últimos años, cuando la abundancia de liquidez financió un proyecto
de poder hegemónico y totalitario.
El año que está comenzando
se anuncia con un cambio importante en la economía venezolana debido a una
disminución notable de los ingresos petroleros, coincidente con un aumento de
las necesidades financieras, lo cual tendrá efectos políticos que agravarán la
ya difícil situación del régimen chavista, afectado por las tensiones internas
que se desataron al desaparecer Chávez del escenario nacional e
internacional.
Las perspectivas son
igualmente negativas en cualquiera de los escenarios a pronosticar. No hay
enfoque desde el cual la situación del gobierno venezolano pueda ser
confortable el año 2013 –pudiera agregarse que en los años siguientes. Esto es
el producto de una conducta inmediatista, en la cual los recursos se
derrocharon y, lo más grave, se comprometieron a futuro, para satisfacer
caprichos políticos de un gobernante sin conocimiento de las realidades
económicas.
Lo que se plantea es una
notable merma de recursos financieros mientras tenemos necesidades mil
millonarias de importaciones tan urgentes como las que satisfacen la necesidad
de comer tres veces al día, a lo cual se suman necesidades de
infraestructura y la satisfacción de promesas hechas por Chávez en la campaña
electoral, como la de “vivienda para todos”. Lo previsible es falta de comida,
deterioro de una infraestructura de servicios que en muchos rubros ya está en
nivel crítico, frustración de las mayorías por incumplimiento de las promesas,
indignación de los trabajadores del Estado por incumplimiento de las
obligaciones laborales y todo lo que en cualquier sociedad lleva a la protesta
social y la convulsión política.
Tratándose de un país cuya
única producción importante es energía, el factor determinante de su economía
es la situación económica mundial. Cuando la actividad económica mundial baja,
con ella baja el consumo de energía. Es decir, menos demanda de nuestra única
fuente de ingresos significativa. Y todo indica que el mundo está en una crisis
que durará algunos años, tiempo durante el cual habrá menos demanda de
petróleo. Veamos. La primera economía del mundo, Estados Unidos, sigue
bordeando el abismo fiscal, no obstante el acuerdo con el Congreso dominado por
la oposición republicana, que el presidente Obama logró al filo del año nuevo,
el cual deja pendiente el fondo del problema. De la misma forma Europa continúa
en una recesión que se profundizará en los próximos meses y cuya solución pasa
por reducir el consumo. China, aún creciendo al 8% del PIB –lo cual es natural
en una economía que estaba detenida-, verá afectada su tasa de crecimiento. Lo
mismo cabe decir de la India. Es un panorama global de desaceleración que
significa menos consumo de energía, único rubro de exportación venezolano.
En esta desaceleración,
los estimados de la demanda mundial de petróleo para 2013 son de unos 90
millones de barriles diarios. Esto indica un crecimiento moderado con respecto
al 2012, sólo 800.000 barriles diarios y eso en un escenario “positivo”, porque
hay un escenario pesimista que habla de una demanda de solo 650.000 barriles
diarios. La OPEP seguiría aportando un 40% de esa demanda mundial de petróleo,
manteniendo un potencial disponible de producción de 3.5 millones de barriles
diarios para atender cualquier demanda imprevista. Este potencial de producción
se concentra en los países árabes. Venezuela no puede aumentar su producción ni
aún si sube la demanda, debido al deplorable estado de sus instalaciones
Como una consecuencia de
todo esto, en 2013 el precio del crudo Brent estaría en el orden de los 104
dólares por barril, 8 menos que la cotización en el 2012, la cual se estima en
112 dólares por barril en el mercado spot. Para la cesta venezolana, según el
Ministerio del Poder Popular de Petróleo y Minería, el precio en 2012 fue de
103.42 dólares por barril. Cualquier estimación de precio que se haga para la
cesta venezolana en 2013 es insuficiente para cubrir las necesidades del
país.
Debido a la política
auto-destructiva sostenida en los últimos años, PDVSA no cuenta con la
capacidad operativa, financiera y comercial para desempeñarse
exitosamente en este escenario. Por tanto, no estará en capacidad de generar
los recursos que debería generar tanto en divisas como en aportes fiscales. Solo
con un millón de barriles de ingresos reales que PDVSA vende a los EEUU, no es
suficiente para mantener el país. Por lo tanto, una crisis económica severa es
el diagnóstico para Venezuela en corto plazo.
La crisis económica en
Venezuela será un impacto geopolítico en la región. Es muy alta la probabilidad
de modificaciones o cambios en los acuerdos políticos de entrega de petróleo
concertados con naciones del área, como son el Acuerdo Integral de Cooperación
con Cuba, el Acuerdo Energético de Caracas, Petrocaribe, así como los
compromisos de inversiones en refinerías en Nicaragua, Ecuador y Brasil, la
participación en Argentina para la explotación de petróleo, el suministro a
Bielorrusia, los compromisos de venta de petróleo a futuro para obtener los
préstamos chinos. Habrá incapacidad para cumplir con los desembolsos por
inversiones de PDVSA en las asociaciones con empresas multinacionales para
explotar la Faja del Orinoco, etc., etc..
Cambiará el mapa de
influencia venezolana creado por el uso de su petróleo para lograr influencia
política. La lealtad hacia el gobierno de Venezuela se reducirá, pues
disminuirá la dosis de dinero regalado a varios países. El rol de Venezuela
será pálido y, como señalan varios analistas, países como Brasil, México y
Chile serán los que tendrán un rol relevante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario