Venezuela, ha pasado de ser el tercer productor de la OPEP a producir menos que Kuwait
Fernando Díaz Villanueva
Cuando Chávez llegó al poder en 1999 Venezuela era el tercer productor de la OPEP por detrás de Arabia Saudita e Irán, y el cuarto del mundo a no mucha distancia de Rusia y Estados Unidos. Hoy, tras catorce años de chavismo, es el decimosegundo. Ya no sólo le superan países como Arabia, EEUU o Rusia. En 2012 los 2.375.000 barriles extraídos en Venezuela eran ya muchos menos que los 4.252.000 de Irán, los 3.483.000 de Canadá o los 2.983.000 de México.
Hasta del minúsculo
Kuwait, un país cincuenta veces más pequeño que Venezuela, se extrajo el año pasado más petróleo que de los pozos venezolanos.
Ante un descenso tan drástico en la producción podría argüírse que Venezuela
alcanzó en torno al año 2000 el denominado "peak oil", a partir del
cual la producción desciende lentamente. Pero no, las reservas probadas de
Venezuela son las mayores del mundo. Mayores incluso que las de Arabia Saudita.
Y no porque lo diga
Chávez, que hace dos años anunció al mundo las extraordinarias reservas
petrolíferas del país. Expertos del US Geological Survey han estimado que solo
de la faja de Orinoco se pueden llegar a recuperar hasta 652.000 millones de
barriles en los próximos años. Los ingenieros de BP han calculado, que extraer este petróleo no convencional será
dos tercios menos costoso que en Canadá, país que ha disparado su producción
petrolera en los últimos años.
Un 30% menos de
producción y un 40% más de consumo
A pesar de todo la
realidad es que Venezuela extrae un 30% menos petróleo que cuando Chávez llegó
al poder. Y no sólo eso. La economía venezolana ha multiplicado por dos su
consumo en los últimos quince años, de 490.000 barriles al día a los 850.000
actuales. El diferencial se ha dejado de exportar, y la venta de crudo es casi
el único sostén económico del país a estas alturas. De la exportación de petróleo
Venezuela obtiene el 95% de sus divisas y el Gobierno de Chávez el 40% de sus
ingresos.
Pero curiosamente
las exportaciones han descendido incluso más que la producción, un 40% entre
1998 y 2012. Venezuela se ha visto obligada durante la era Chávez a comprar
gasolina y otros productos refinados en el extranjero. El pasado mes de
septiembre los incidentes en las refinerías de El Palito y Amuay llevaron esas
importaciones a récords históricos. Los accidentes en las instalaciones
petroleras venezolanas son cada vez más habituales debido a la falta de
mantenimiento y el descuido generalizado, fruto de las improvisaciones y de la
politización creciente del sector.
Se da la
circunstancia, además, que EEUU cada vez importa menos petróleo venezolano. Si
en 1998 el 17% del petróleo importado era de origen venezolano, en 2009 ya solo
era el 9,6%. Un porcentaje que promete seguir cayendo ya que EEUU ha sustituido
gran parte de sus importaciones con producción propia y con importaciones en
países más cercanos como Canadá.
Mala gestión y
subsidios
¿A qué se debe que
Venezuela produzca cada vez menos y consuma más? El aumento en el consumo no
significa que la economía venezolana haya ido a mejor en estos años.
Venezuela ha crecido
muy modestamente a pesar de disponer de una riqueza natural que lleva más de
diez años cotizando al alza. Los venezolanos consumen más pero no tanto porque
sus industrias demanden más energía como por los ubicuos subsidios. Venezuela
tiene, por ejemplo, la gasolina más barata del planeta.
En agosto de 2012 un
galón de gasolina (3,7 litros) costaba 9 centavos de dólar (6 céntimos de
euro). Barato incluso si lo comparamos con Arabia Saudita, donde el galón sale
por 61 centavos (45 céntimos). La gasolina que compran los venezolanos no sale
tan barata de las refinerías, es el Gobierno quien la pone a ese precio
subsidiando generosamente el precio final.
De la bajada de la
producción los especialistas culpan al desastre de la empresa petrolera nacional PDVSA y a la desconfianza, ya crónica,
de las empresas extranjeras a invertir en Venezuela. El régimen ha
nacionalizado todo el sector, que ha incurrido en multitud de ineficiencias
operativas.
En Venezuela la
industria petrolera no tiene como función ganar dinero tanto como servir de caja registradora a otras actividades del Gobierno. Los
programas asistenciales del chavismo y, sobre todo, las continuas compras de
armas que ha realizado Chávez en estos años se han cargado en la factura
petrolera.
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