domingo, 13 de enero de 2013

COMO VAYA SOBREVINIENDO VAMOS VIENDO


Rafael Gallegos                                                           

Por lo menos cuando “Por estas calles”, se sabía que se trataba de calles venezolanas. Ahora habría que decir, “Por esas calles”, refiriéndose a La Habana, cerebro y martillo de esta “revolución”. Esta debe ser la única colonia donde el débil gobierna al fuerte, que vergüenza. La verdad es que asombran. A dónde vamos con un Presidente ausente por “el tiempo que sea necesario”. Es decir, hasta seis años…

… los sustitutos de Chávez recuerdan a Juan Bautista Pérez, Presidente de la República en plena dictadura de Juan Vicente Gómez, tan desposeído de poder, que el pueblo le inventó el chiste: el Presidente está en Caracas pero el que manda está en Maracay.  

Y ahora, el que manda está en La Habana. Pero, ¿quién manda a quién? ¿Quién es el verdadero jefe? Después de oír el mitin desde Miraflores del  representante del totalitarismo cubano desde Miraflores… quedan pocas dudas. 

Qué diferencia con aquel líder demócrata y nacionalista Rómulo Betancourt, que se negó a “usar el petróleo para echarle una broma a los gringos”- como le propuso Fidel. Se negó a ser marioneta del barbudo y con gran valentía - pilas y guáramo son nuestras primeras necesidades- enfrentó y derrotó al comunismo en todos los terrenos. 

La verdad es que los “revolucionarios” cambiaron los formalismos por “formolismos”.  Puro formol para el pueblo. ¿Venezuela dormida? Menos mal que Bolívar despierta cada cien años cuando despierta el pueblo.

Claro, no el Bolívar desfasado  que ha sobrevenido esta “revolución”.
Sino el Bolívar auténtico. Demócrata, que siempre propuso, y aplicó, constituciones democráticas.

El Bolívar liberal, que siempre respetó e impulsó la empresa privada como soporte de la prosperidad.

El Bolívar intelectual, trabajador, honesto y respetuoso.Tan diferente a los líderes del gobierno que no salen de un adjetivo “descalificativo”.

Si el Libertador resucitara, seguramente estaría en contra de tanta interpretación sobrevenida de la Constitución. Y seguramente los “revolucionarios”, le dirían como al Cristo de Dostoievski: Mire Jesucristo, es mejor que se quede tranquilo, porque de lo contrario, vamos a tener que crucificar a Cristo en el nombre de Cristo.

Nada nuevo bajo el sol. Esta “revolución” ha sacrificado al pueblo… en el nombre del pueblo. ¿Pruebas?: PDVSA en barrena, CVG casi anulada, 40 % menos de empresas, mínima productividad y alta violencia, desmesuradas importaciones, hegemonía de la información. División del alma nacional hasta el desgarramiento. Sume y siga. 

Y en cuanto a las “multitudes”, recuerdan al “demócrata” Che Guevara cuando viendo una multitud que los apoyaba, dijo que para  qué elecciones si el pueblo ya dijo que sí. Por ello nos quieren marear con gente pagada y traída en autobús de toda Venezuela. Puro formol. 

Llegan al extremo de decir que todos somos presidentes. Entonces el engañado Juan Pueblo dirá, si yo soy Presidente tengo derecho a preguntar: ¿Dónde está mi chupa dólares? Además, yo  también quiero ir a La Orchila. O más humildemente: ¿dónde está mi vivienda y mi hospital y mi seguridad?

Estemos claros, lo que está sucediendo en Venezuela, es algo así como una boda sin novio. Aquí siguieron los lineamientos de José Tadeo Monagas: la Constitución sirve para todo.

El mismo Monagas que olvidó que el poder es efímero, y anciano y enfermo, se lanzó como candidato a Presidente. Y ganó; pero aunque usted no lo crea, cuando ganó… estaba muerto.

Poder efímero como el de Linares Alcántara, a quien Guzmán Blanco lo nombró sucesor. Lo mareó el poder. Se creyó el cuento que era un líder como Guzmán. Le tumbó las estatuas. Se le alzó… murió envenenado con un dulce de lechosa. Y cuando la multitud lo cargaba en hombros para enterrarlo, sonaron unos tiros a la altura de El Calvario y salieron corriendo, dejando la urna de Linares Alcántara, Presidente de la República… tirada en el piso.

Efímero como el de Delgado Chalbaud, todo poderoso… hasta el día que lo secuestraron.
O como el de Hitler, que iba a durar mil años y… apenas duró trece.

La verdad es que los “herederos” acaban de borrar la gran fortaleza de esta “revolución”: el tenue barniz de democracia, con poderes licuados, sectarismo, hegemonía constitucional, ventajismo. Todo el mundo sabía que era un barniz; pero nadie hablaba de dictadura…

… con esta interpretación tan “sobrevenida”, dejaron al rey desnudo y obligan al mundo a discutir sobre la legitimidad de este gobierno. 

Les pasó, guardando las distancias, como el cuento del alacrán y el sapo. Con la diferencia que ya todos los sapos saben cómo son  los alacranes. Saben que si le prestan la espalda para cruzar el charco y por casualidad llegan vivos… del otro lado, está el comunismo cubano.

¿Eso es lo que usted quiere para Venezuela? ¿No? Entonces… desenplantúfese.

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