Rafael Gallegos
Por
lo menos cuando “Por estas calles”, se sabía que se trataba de calles
venezolanas. Ahora habría que decir, “Por esas calles”, refiriéndose a La
Habana, cerebro y martillo de esta “revolución”. Esta debe ser la única colonia
donde el débil gobierna al fuerte, que vergüenza. La verdad es que asombran. A
dónde vamos con un Presidente ausente por “el tiempo que sea necesario”. Es
decir, hasta seis años…
…
los sustitutos de Chávez recuerdan a Juan Bautista Pérez, Presidente de la
República en plena dictadura de Juan Vicente Gómez, tan desposeído de poder,
que el pueblo le inventó el chiste: el Presidente está en Caracas pero el que
manda está en Maracay.
Y
ahora, el que manda está en La Habana. Pero, ¿quién manda a quién? ¿Quién es el
verdadero jefe? Después de oír el mitin desde Miraflores del representante del totalitarismo cubano desde
Miraflores… quedan pocas dudas.
Qué
diferencia con aquel líder demócrata y nacionalista Rómulo Betancourt, que se
negó a “usar el petróleo para echarle una broma a los gringos”- como le propuso
Fidel. Se negó a ser marioneta del barbudo y con gran valentía - pilas y
guáramo son nuestras primeras necesidades- enfrentó y derrotó al comunismo en
todos los terrenos.
La
verdad es que los “revolucionarios” cambiaron los formalismos por “formolismos”. Puro formol para el pueblo. ¿Venezuela dormida?
Menos mal que Bolívar despierta cada cien años cuando despierta el pueblo.
Claro,
no el Bolívar desfasado que ha
sobrevenido esta “revolución”.
Sino
el Bolívar auténtico. Demócrata, que siempre propuso, y aplicó, constituciones
democráticas.
El
Bolívar liberal, que siempre respetó e impulsó la empresa privada como soporte
de la prosperidad.
El
Bolívar intelectual, trabajador, honesto y respetuoso.Tan diferente a los
líderes del gobierno que no salen de un adjetivo “descalificativo”.
Si
el Libertador resucitara, seguramente estaría en contra de tanta interpretación
sobrevenida de la Constitución. Y seguramente los “revolucionarios”, le dirían
como al Cristo de Dostoievski: Mire Jesucristo, es mejor que se quede tranquilo,
porque de lo contrario, vamos a tener que crucificar a Cristo en el nombre de
Cristo.
Nada
nuevo bajo el sol. Esta “revolución” ha
sacrificado al pueblo… en el nombre del pueblo. ¿Pruebas?: PDVSA en barrena,
CVG casi anulada, 40 % menos de empresas, mínima productividad y alta
violencia, desmesuradas importaciones, hegemonía de la información. División
del alma nacional hasta el desgarramiento. Sume y siga.
Y
en cuanto a las “multitudes”, recuerdan al “demócrata” Che Guevara cuando
viendo una multitud que los apoyaba, dijo que para qué elecciones si el
pueblo ya dijo que sí. Por ello nos quieren marear con gente pagada y traída en
autobús de toda Venezuela. Puro formol.
Llegan
al extremo de decir que todos somos presidentes. Entonces el engañado Juan
Pueblo dirá, si yo soy Presidente tengo derecho a preguntar: ¿Dónde está mi
chupa dólares? Además, yo también quiero
ir a La Orchila. O más humildemente: ¿dónde está mi vivienda y mi hospital y mi
seguridad?
Estemos
claros, lo que está sucediendo en Venezuela, es algo así como una boda sin novio. Aquí siguieron los
lineamientos de José Tadeo Monagas: la
Constitución sirve para todo.
El
mismo Monagas que olvidó que el poder es efímero, y anciano y enfermo, se lanzó
como candidato a Presidente. Y ganó; pero aunque usted no lo crea, cuando ganó…
estaba muerto.
Poder
efímero como el de Linares Alcántara, a quien Guzmán Blanco lo nombró sucesor. Lo
mareó el poder. Se creyó el cuento que era un líder como Guzmán. Le tumbó las
estatuas. Se le alzó… murió envenenado con un dulce de lechosa. Y cuando la
multitud lo cargaba en hombros para enterrarlo, sonaron unos tiros a la altura
de El Calvario y salieron corriendo, dejando la urna de Linares Alcántara,
Presidente de la República… tirada en el piso.
Efímero
como el de Delgado Chalbaud, todo poderoso… hasta el día que lo secuestraron.
O
como el de Hitler, que iba a durar mil años y… apenas duró trece.
La
verdad es que los “herederos” acaban de borrar la gran fortaleza de esta
“revolución”: el tenue barniz de democracia, con poderes licuados, sectarismo,
hegemonía constitucional, ventajismo. Todo el mundo sabía que era un barniz;
pero nadie hablaba de dictadura…
…
con esta interpretación tan “sobrevenida”, dejaron
al rey desnudo y obligan al mundo a discutir sobre la legitimidad de este
gobierno.
Les
pasó, guardando las distancias, como el cuento del alacrán y el sapo. Con la
diferencia que ya todos los sapos saben cómo son los alacranes. Saben que si le prestan la
espalda para cruzar el charco y por casualidad llegan vivos… del otro lado,
está el comunismo cubano.
¿Eso
es lo que usted quiere para Venezuela? ¿No? Entonces… desenplantúfese.
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