Diego Gonzalez
Para poner en orden el sector energético venezolano se requiere derribar muchos muros
Javier Zarzalejos, de la Fundación FAES en España, en el exitoso evento de Cedice en Caracas, "Encuentro Internacional Libertad y Democracia- El desafío Latinoamericano: Libertad, Democracia, Propiedad y Combate a la Pobreza", dijo algo no tan evidente: "(&) el muro de Berlín no se cayó, se derrumbó&"; y Ricardo López Murphy, ex ministro de Economía de Argentina, en el mismo foro, fue más concreto: (&) "El muro de Berlín se cayó para allá&".
En una propuesta para poner en orden el sector energético venezolano se requiere derribar muchos muros, y no sólo eso, sino derribarlos en la dirección correcta. Para comenzar a tumbar esas murallas que no dejan desarrollar las industrias energéticas venezolanas en libertad y respetando la propiedad, proponemos la creación de la Comisión Nacional de Energía de Venezuela (Conae). En su fase inicial la Conae deberá enfatizar en lo más obvio: en el sector hidrocarburos (petróleo y gas natural), sin descuidar, por supuesto, el sector eléctrico y las otras energías. Valga recordar que en Venezuela se creó un Consejo Nacional de Energía, pero en la práctica no funcionó, porque dependía del gobierno de turno.
Las experiencias mundiales acerca de la necesidad y el éxito de estos organismos abundan. En nuestro hemisferio, entre otros, el National Energy Borrad, de Canadá; el National Petroleum Council, en EEUU; la Comisión Nacional de Energía, en México; la Comisión Nacional de Energía, en El Salvador; igual en Chile, República Dominicana, España y otros países. Común a todas ellas es su libertad y autonomía respecto de las políticas gubernamentales, ya que trascienden los períodos de gobierno. Sus objetivos, atribuciones y funciones son muy variados.
En Chile: elaborar y coordinar los planes, políticas y normas necesarias para el buen funcionamiento y desarrollo del sector energético del país, además de velar por el cumplimiento de todas las materias relacionadas con la energía. En EEUU: asesorar al gobierno federal y recomendar opciones de política.
En el caso de Venezuela -país presidencialista por excelencia, cuyos recursos energéticos, aunque pertenecen a la república, son administrados y están secuestrados por el Poder Ejecutivo (el Gobierno)- donde el petróleo es el principal factor que mueve y moverá la economía por muchos años, mi propuesta es que los directivos de la Conae (no más de cinco, incluido su presidente) provengan de equipos nominados por entes públicos (no gubernamentales) y privados estrechamente relacionados con el sector energético.
Participarían la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat y la de Ciencias Económicas y Sociales, las Sociedades Profesionales de Petróleo, Geología, Geofísica, Electricidad y Minería, las Cámaras Petrolera y Eléctrica (Caveinel), y otros sectores empresariales relacionados con el área; representantes del sector laboral petrolero, eléctrico, minero y las universidades, entre otros.
Lo fundamental será definir las características éticas, profesionales y personales que deberán tener y cumplir sus directivos. Las propuestas serán consideradas por un comité (sugiero que sea encabezado por los presidentes de las academias de Ingeniería y Economía), el cual enviará los candidatos seleccionados a la Asamblea Nacional, sólo para su ratificación y publicación en Gaceta Oficial.
El resto de la Conae estará conformada por representantes de los sectores relacionados con la energía, antes mencionados. No hay que temer que el número alcance cientos. Si miramos el caso de EEUU, el NPC lo conforman todos los representantes del sector energético y de los sectores relacionados: compañías de petróleo y gas natural grandes y pequeñas, transportadores de petróleo y gas natural, refinadores, comercializadores, empresas de construcción, perforación y de bienes y servicios petroleros; empresas consultoras y financieras; compañías eléctricas y otros importantes consumidores; representantes diferentes al sector industrial, financiero y comercial, como universidades (ver http://www.npc.org/).
Será condición sine qua non que el Conae funcione con los aportes, fondos y contribuciones privadas y públicas de todos sus miembros, pero en ningún caso del gobierno central. Sin excepción, las agendas y los informes de progreso y resultados de sus trabajos deben ser públicos. La Conae deberá preparar un evento nacional cada dos años, para presentar a los ciudadanos y al mundo sus logros y propuestas.
Para poner en orden el sector energético venezolano se requiere derribar muchos muros
Javier Zarzalejos, de la Fundación FAES en España, en el exitoso evento de Cedice en Caracas, "Encuentro Internacional Libertad y Democracia- El desafío Latinoamericano: Libertad, Democracia, Propiedad y Combate a la Pobreza", dijo algo no tan evidente: "(&) el muro de Berlín no se cayó, se derrumbó&"; y Ricardo López Murphy, ex ministro de Economía de Argentina, en el mismo foro, fue más concreto: (&) "El muro de Berlín se cayó para allá&".
En una propuesta para poner en orden el sector energético venezolano se requiere derribar muchos muros, y no sólo eso, sino derribarlos en la dirección correcta. Para comenzar a tumbar esas murallas que no dejan desarrollar las industrias energéticas venezolanas en libertad y respetando la propiedad, proponemos la creación de la Comisión Nacional de Energía de Venezuela (Conae). En su fase inicial la Conae deberá enfatizar en lo más obvio: en el sector hidrocarburos (petróleo y gas natural), sin descuidar, por supuesto, el sector eléctrico y las otras energías. Valga recordar que en Venezuela se creó un Consejo Nacional de Energía, pero en la práctica no funcionó, porque dependía del gobierno de turno.
Las experiencias mundiales acerca de la necesidad y el éxito de estos organismos abundan. En nuestro hemisferio, entre otros, el National Energy Borrad, de Canadá; el National Petroleum Council, en EEUU; la Comisión Nacional de Energía, en México; la Comisión Nacional de Energía, en El Salvador; igual en Chile, República Dominicana, España y otros países. Común a todas ellas es su libertad y autonomía respecto de las políticas gubernamentales, ya que trascienden los períodos de gobierno. Sus objetivos, atribuciones y funciones son muy variados.
En Chile: elaborar y coordinar los planes, políticas y normas necesarias para el buen funcionamiento y desarrollo del sector energético del país, además de velar por el cumplimiento de todas las materias relacionadas con la energía. En EEUU: asesorar al gobierno federal y recomendar opciones de política.
En el caso de Venezuela -país presidencialista por excelencia, cuyos recursos energéticos, aunque pertenecen a la república, son administrados y están secuestrados por el Poder Ejecutivo (el Gobierno)- donde el petróleo es el principal factor que mueve y moverá la economía por muchos años, mi propuesta es que los directivos de la Conae (no más de cinco, incluido su presidente) provengan de equipos nominados por entes públicos (no gubernamentales) y privados estrechamente relacionados con el sector energético.
Participarían la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat y la de Ciencias Económicas y Sociales, las Sociedades Profesionales de Petróleo, Geología, Geofísica, Electricidad y Minería, las Cámaras Petrolera y Eléctrica (Caveinel), y otros sectores empresariales relacionados con el área; representantes del sector laboral petrolero, eléctrico, minero y las universidades, entre otros.
Lo fundamental será definir las características éticas, profesionales y personales que deberán tener y cumplir sus directivos. Las propuestas serán consideradas por un comité (sugiero que sea encabezado por los presidentes de las academias de Ingeniería y Economía), el cual enviará los candidatos seleccionados a la Asamblea Nacional, sólo para su ratificación y publicación en Gaceta Oficial.
El resto de la Conae estará conformada por representantes de los sectores relacionados con la energía, antes mencionados. No hay que temer que el número alcance cientos. Si miramos el caso de EEUU, el NPC lo conforman todos los representantes del sector energético y de los sectores relacionados: compañías de petróleo y gas natural grandes y pequeñas, transportadores de petróleo y gas natural, refinadores, comercializadores, empresas de construcción, perforación y de bienes y servicios petroleros; empresas consultoras y financieras; compañías eléctricas y otros importantes consumidores; representantes diferentes al sector industrial, financiero y comercial, como universidades (ver http://www.npc.org/).
Será condición sine qua non que el Conae funcione con los aportes, fondos y contribuciones privadas y públicas de todos sus miembros, pero en ningún caso del gobierno central. Sin excepción, las agendas y los informes de progreso y resultados de sus trabajos deben ser públicos. La Conae deberá preparar un evento nacional cada dos años, para presentar a los ciudadanos y al mundo sus logros y propuestas.
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