Cuesta analizar al marxismo – leninismo sin asociarlo a líderes absolutos. Parece que los vendieran como a las hamburguesas, en supercombos: “compre su comunismo y llévese su autócrata sin costo adicional”. Así, la revolución rusa es Stalin, la china es Mao, la cubana es Fidel y paremos de contar. Puro yo, con ego hinchadísimo y asociado a pueblos arrodillados. Un “líder histórico” que le confisca la libertad y los bienes al pueblo en el nombre del pueblo. Todo el país para yo… sería justo cambiarle el nombre a la palabra comunismo por: Yomunismo.
Por su parte nuestro originalísimo Yocialismo del siglo XXI, tan marxista fidelista guevarista polpotista y maoísta de libritos de los sesenta, no se queda atrás y se asocia en toda su dimensión a un líder máximo y único. Por ello provoca hilaridad cuando se habla de chavismo sin Chávez, como si habláramos de autopista sin asfalto, de aire sin oxígeno o hipódromo sin caballos. ¿Se imaginan estalinismo sin Stalin?, como decir purgas sin Siberia. Por su parte, maoísmo sin Mao resultó en una teoría marxista invertida, por aquello que después del comunismo llegó el capitalismo que los está salvando de la miseria. Y fidelismo sin Fidel equivale al círculo cuadrado… ni siquiera poniendo de presidente al hermano ¿cómo es que se llama?, tirado al olvido desde que el líder de la revolución superó su gravedad.
Revolución yomunista – o yocialista- que se respete tiene un líder absoluto y un pueblo arrodillado. El yocialismo del siglo XXI va asociado a una Yonstitución (todo el poder para yo), a un Yongreso (que viva ño pernalete) y a una licuefacción de poderes públicos (en Venezuela ha seguido la ruta de jugo, zumo, hugo) que hace que cuando den una orden desde Miraflores, tenga eco en todos los poderes y que cuando yo digo digo, digo diego y cuando digo emplazo y renuncia, entienden la brutal orden como una delicada sugerencia del Jefe de Estado. Democracia, gobierno del pueblo… Yocracia, gobierno del yo.
El Presidente popularizó en su campaña el término “cúpulas podridas”. Hay que reconocer que las desapareció del mapa. Cambió los pequeños grupos que tomaban decisiones sin consultar al pueblo por… una sola persona que ordena y los demás ni chistan.
He ahí la gran diferencia entre las democracias y el comunismo. Los demócratas trabajan en equipo y consultando a sus pueblos. Los orígenes de la democracia venezolana mostraron múltiples líderes: Betancourt, Leoni, Villalba, Machado, Caldera, Pérez Alfonzo y ninguno era absoluto ni indispensable. Acción Democrática, URD, COPEI y el PCV, verdaderos partidos de masas y centros de decisión colectiva fueron los antídotos contra el mesianismo. De 1958 hasta 1968, hubo cuatro presidentes democráticos y el progreso fue muy superior a los diez años de esta “revolución”. Cabe destacar que el gobierno perdió siete de las nueve elecciones presidenciales entre 1958 y 1998.
En Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Chile o Costa Rica, cambian al Presidente cada pocos años y nadie puede negar que sus resultados han sido infinitamente superiores a los de Cuba, URSS, China, o de tanto totalitarismo, donde los líderes y la represión tienen en común, que son vitalicios.
Basta preguntarle a usted querido lector: ¿cómo se llama el primer ministro de Finlandia, y el de Noruega, y el de Suecia, y el de Dinamarca, y el de Canadá? ¿No sabe? No importa; pero sepa que esas son las naciones de mayor calidad de vida en el mundo y… no tienen ni batmanes ni supermanes. Cero superhéroes. Trabajan en equipos políticos y sociales. Pura democracia. O sea, gobierno del pueblo. Y si el pueblo, manda… el pueblo disfruta. ¿Quién disfruta? Los mesías en las Yocracias y los pueblos en las democracias. Y por supuesto que usted sí sabe, hasta el hastío, de tanto hombre fuerte dirigiendo países fracasados. ¿Será una ley social que mientras más autocracia, más hambre? Yocracia o Democracia… usted decide.
CUENTOS DE COCODRILOS
Con
¿Cuantos caben en su casa? ¿Es verdad que usted duerme solo en una cama matrimonial? No es que le vayan a picar su cama; pero el Yocialismo tiene derecho a preguntar. A preguntar por preguntar. Como en el chiste del niño que dijo: a fulano lo picó un cocodrilo. Y el papá le reprendió: hijo los cocodrilos no pican, muerden. Sí papá, lo picó en dos – contestó el niño. Bueno,
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