Rafael Gallegos
Los humanos interpretamos la realidad a través de
la fantasía. Es nuestro sino. Debido a
ello, el Quijote, Drácula, el Pato Donald y tantos personajes creados por el
hombre, son más famosos que muchos de carne y hueso. La Mitología Griega ha
influido más en nuestra era, que los
héroes que realmente existieron.
En Venezuela, los mitos de los personajes reales, nos moldean la historia. Vivimos de
mito en mito. Bolívar, Rómulo Gallegos,
Betancourt, Gómez, Pérez Jiménez, Chávez. En cada uno de ellos, el
mito está más difundido que su propia ejecutoria.
Con el petróleo, sucede igual. La mitología del
petróleo nos ha desviado de comprender su verdadero significado y de utilizarlo
asertivamente. Hemos vivido por décadas de la renta petrolera; pero pasó la renta y quedó la mentalidad rentista, enclavada
en las mentes de los venezolanos, expresada en el “tabaratismo”, facilismo y
mesianismo.
El consumo suntuario, la bendición al papá estado
para que me eche “ahi”, el póngame donde “haiga” que eso lo paga gobierno.
Creemos que somos ricos, que el petróleo es la solución, que la riqueza viene
del cielo. Tanta mitología nos ha hundido en el excremento del diablo. Ahogados
en petróleo. Nos cuesta entender que en el petróleo no se puede flotar y que de
paso… es inflamable.
Así creemos, primer mito, que la llegada del petróleo acabó con la
economía venezolana. Olvidamos que a comienzos del siglo XX, Venezuela era
un país autocrático, palúdico, disentérico, despoblado, con gran porcentaje de
analfabetismo, lleno de deudas. Arruinado.
Primero la Guerra de Independencia lo dejó
devastado. Caracas era una ruina y el
campo idem, los campesinos, como Mambrú, se habían ido a la guerra. Cuando nos
recuperábamos, vino la Guerra Federal, que para muestra de destrucción, quemó
tres veces Barinas. Después, la Libertadora. Eso sin contar con los déspotas e
incapaces que nos gobernaron.
Para que el petróleo a su llegada destrozara la
economía venezolana… tenía que existir primero, una economía venezolana. Obvio.
Y al contrario, gracias al petróleo Venezuela
tuvo durante unos cincuenta años, de los años veinte a los setenta, uno de los
crecimientos sostenidos más altos del mundo. Sin embargo, los últimos cuarenta
años… decadencia y barrena, aceleradas por esta “revolución”.
Otro mito es la Leyenda Negra, que plantea que el petróleo es el culpable de todos
nuestros males. Que si no tuviéramos petróleo, seríamos como Alemania. Falso,
si no tuviéramos petróleo no hay ninguna razón para pensar que no seríamos
diferentes a cualquier atrasado país latinoamericano. Si hay algún culpable, es
el mal uso que le hemos dado a este recurso.
La Leyenda
rosa, es otro mito. Según ésta,
somos un país inmensamente rico. Cuando la verdad es que somos un país pobre, con
grandes recursos mal aprovechados. Somos el petrolero por antonomasia en
América Latina y hemos transformado ese recurso en las mayores inflación,
violencia, escasez y la las menores democracia y productividad. El Rey Midas…
pero al revés. La verdad es que la calidad de vida de los pueblos depende de
estrategias de desarrollo, democracia, empresas prósperas, democracia,
liderazgos inclusivos, democracia, políticas sociales, democracia. Todo lo
contrario de lo que hace este gobierno.
Otro mito
es que el petróleo debe estar en
manos del Estado. Lo practican quienes creen que “rescatan” el petróleo
cuando expropian a empresas capaces de aportarle dinero y tecnología. Los que creen que PDVSA es eterna y aguanta
150.000 empleados. Los que protestaron el salvador artículo quinto, cuando la
nacionalización. Como contraparte, están quienes piensan, otro mito, hay que dejar que los mejores postores hagan
su agosto con nuestro petróleo, como si Venezuela fuera una factoría.
La realidad es que la industria petrolera debe
tener grandes inversiones privadas y excelentes operadores privados; pero con
el control de Nación y desengáñense, del Estado. Los venezolanos somos los
dueños del recurso y debemos orientar estratégicamente su desarrollo industrial
y sus divisas, para transmutar el petróleo en calidad de vida.
Otro mito: a
mayor precio del petróleo mayor crecimiento. Las cifras históricas nos
indican que los topes de producción petrolera, se asocian a mayor crecimiento
sostenido. Y que por el contrario, los topes de precios, a booms que luego de consumo desmedido, se convierten
en dolorosos paquetes económicos, por cierto como el que viene por ahí. Claro, la producción petrolera se asocia a
trabajo, inversiones, economía conexa, distribución del ingreso. Mientras el
boom, a renta, dilapidación, corrupción y mesías que terminan siendo falsos
profetas. Cualquier parecido…
Continuará.