Rafael Gallegos
- ¿Sorprendido Míster Rockefeller,
por la situación de PDVSA?, nos cuenta un deslenguado que le preguntó al magante,
en una entrevista que sostuvieron, aunque usted no lo crea, en su mismísimo hábitat. Pura ultratumba.
Como de que vuelan, vuelan, transmitimos, letra a
letra, la correspondencia de mi amigo el deslenguado:
- Sorprendidos estarán ustedes
los venezolanos - respondió el fundador
de la Standard, mientras se revolcaba en su tumba. Yo lo que estoy es
estupefacto.
Profundo conocedor del negocio, no podía
sorprenderle el lamentable estado de nuestra petrolera.
-
Era lógico, si botan a los 23.000 técnicos que
sostenían la empresa, comienzan a
transitar un despeñadero. Le voy a confesar algo – dijo acercando su calavera a
mi cara - eso que hizo la “revolución” es una quiebra inducida, un sabotaje
gerencial.
-
¿Sabotaje? – repetí.
-
Sí – continuó sin inmutarse Don John- ¿o es que
usted cree que la mala gerencia, la corrupción y la politiquería, no son sabotaje?...
y sepa – dijo apuntándome con lo que le quedaba de la falange, falangina y
falangeta del índice derecho- que el sabotaje gerencial, es terrorismo.
-
Y le quiero aclarar algo- continuó impidiéndome repreguntar- si yo hubiera botado a mis técnicos de la Standard, mis competidores, que no eran ningunos
angelitos…
Al decir esto se quedó inmóvil. Bueno, realmente comenzó a parecer una
calavera de los más normalita. “Se acabó la entrevista”, pensé. Y comencé a
recoger mis cosas. Ya me iba, cuando de repente a mis espaldas, me enervó su voz
de ultratumba.
-
… Detterding, Rothschild, Nobel, Samuel- continuó
como resucitando su voz poco a poco - esos si eran unas fieras. Si yo hubiera
botado a toda mi gente se hubieran desternillado de la risa. Se volvió loco,
aprovechemos que se volvió loco, hubieran repetido, felices.
Y aunque ustedes no lo crean- sentí que los
dientes pelados de la calavera me sonreían.
-
Yoprovoquéelparo, dijo Chávez – comenté.
-
Cierto, a los “revolucionarios” les conviene la
quiebra del país para gobernar en totalitarismo, como Cuba – continuó don
roque- por eso es que lo que han hecho con la petrolera venezolana, es un
sabotaje.
-
Pero ellos acusan a la oposición de haber
explotado Amuay, de los derrames, de los
hundimientos de las gabarras y plataformas, comenté a la calavera. Los acusan
de saboteo…
-
Ah!, se refiere a la iguana y al rabipelado-
interrumpió don roque.
-
No, no, esos son los que sabotearon la electricidad
-
Que pobreza, por lo menos en Nueva York cuando el
apagón, le echaron la culpa a los extraterrestres… un rabipelado, que falta de
imaginación - me comentó. ¿Y entonces, qué fue lo que hizo el muchacho del
alicate?- preguntó.
-
Bueno don roque, dicen los del gobierno que cortó
los cables- le comenté de lo más
apenado.
-
Ah!, ¿entonces la muchacha buenamoza esa que es
diputada, fue la que burló a la guardia y a los trabajadores, brincó la cerca
eléctrica de la refinería, aflojó los
espárragos, salió corriendo, nadie la vio y provocó la explosión?. Carajo, ni que ella
fuera el Zorro y los otros el sargento García.
-
Bueno, no sé - le atajé. La verdad es que ya no
aguantaba tanta pena ajena. Sentía que don roque se burlaba de mí.
-
… Caramba, ni que fuera Rambo, o la mujer
maravilla- continuó el magnate con
hilaridad- y no dan la cara. Puro saboteo, la luz, el magnicidio, el petróleo,
el hierro, los supermercados… en Venezuela como que quien más el que más sabotee, más saboteador
será, ji, ji, ji - finalizó.
Y, sería el miedo; pero les juro vi a la calavera
riendo. Rockefeller se volvió a quedar paralizado. Esta vez no recogí mis
peroles. Sabía que él estaba pensando. Y así fue. De pronto dijo claramente:
tercera ley de Rockefeller, tercera ley de Rockefeller. Y volvió a callar.
- Mi primera ley- dijo
luego de un largo silencio- fue que el mejor negocio del mundo era una
petrolera bien administrada; la segunda ley, que el segundo mejor negocio del
mundo una era petrolera mal administrada. Habrá que hacer una tercera ley, que
el tercer mejor negocio del mundo es…
- … una petrolera dilapidada-
le interrumpí.
- Verbigracia- dijo
complacido- ellos cambiaron una gran empresa petrolera con contenido social,
por una flácida empresa social con
contenido petrolero… y claro, tenía que pasar lo que está pasando.
- El que siembra vientos …
- … le echa la culpa de las
tormentas a los saboteadores – me interrumpió.
Volvió a quedar tieso. Esperé un rato, recogí mis cosas y me iba. Pero
cuando yo casi tocaba la superficie del cementerio, don roque… me volvió a
sorprender.
- Mi amigo Arquímedes
conversando en estos días conmigo acerca del drama petrolero venezolano, me
dijo con mucha prosopopeya: dame un ejecutivo petrolero bolivariano y destruiré
al mundo.
Ji, ji, ji. Eureka.
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