lunes, 6 de mayo de 2013

A PROPÓSITO DE LA VIEJA PDVSA

Rafael Gallegos                                                              
A los emboscados y gloriosos diputados democráticos

                           
Llamamos vieja PDVSA, a la empresa que manejó el negocio petrolero venezolano desde 1976 hasta finales del año  2002, cuando la lobotomía empresarial provocada - a confesión de parte relevo  de pruebas - por el mismísimo “yoprovoquéleparo”.
Se trata del proceso empresarial más exitoso de que se tenga noticia en Venezuela. Y sin embargo, esta “revolución”, como al resto del país,  se encargó de acabar a PDVSA.
Ninguna confusión, no caigamos en la trampa de plantear que a la “revolución”, todo le ha salido mal.  Al contrario, si algo le ha funcionado, ha sido su estrategia de destrucción de Venezuela. Destrucción estratégica para comerte mejor. Siguiendo el modelo que los jefes cubanos han aplicado en la isla durante más de cincuenta años. ¿O es que usted cree que esta “revolución” existiría más allá del recuerdo, si produjéramos cinco o seis millones de barriles diarios?
Claro que la vieja PDVSA no era perfecta; pero funcionaba. Y sus logros no caben en este artículo.  Es innegable observar como nosotros -  me incluyo porque laboré allí 23 años hasta que fui botado, a mucha honra, en el conflicto del 2003- transformamos una empresa "mete tubos y saca tubos”,  en un emporio energético.
Las estrategias y logros fueron múltiples:
El Cambio de Patrón de Refinación, que permitió elevar la producción de gasolina en más de 200.000 barriles. En la época de las transnacionales, por cada cien barriles refinados se extraían 16 de gasolina. Venezuela era considerada productora de residuales. Luego del cambio de patrón, a cada cien barriles de petróleo, se le sacaron 42 de gasolina.
La Internacionalización. Se compraron refinerías en Europa y Estados Unidos. Se adaptaron a nuestros crudos, que iban directamente desde nuestros pozos, a  los tanques de gasolina de los clientes del mundo desarrollado. Se duplicó la  capacidad de refinación de la industria venezolana y nos hicimos los dueños de nuestro mercado petrolero.
Descubrimos y desarrollamos  campos petroleros en  Apure y Monagas. Exploramos y arrancamos la producción en la Faja Petrolífera. Desarrollamos el condominio Jose, donde entre otras cosas, se transformaba el crudo extra pesado en mediano o liviano. Ya íbamos a construir otro condominio en Guiria. Pero,  llegó el comandante y mandó a parar…
Fundamos el CIED, premiada como la mejor universidad corporativa del mundo. Fundamos INTEVEP, inventora de la Orimulsión. Rescatamos la petroquímica. Hicimos los trenes de gas. Desarrollamos la política de Inversión Social más avanzada de Venezuela, en su momento.  Y como dice la canción... y muchas cosas más.
LA GLORIOSA APERTURA PETROLERA
Que quede claro, la Apertura no fue, como dicen los trasnochados,  para entregar el negocio al imperio, sino para apuntalar la nacionalización. Resucitamos los campos maduros, logramos grandes capitales para desarrollar la faja y sin gastar- COBRANDO 2000 MM $- nos exploraron medio país. Y desarrollamos la Faja con socios que si saben de petróleo. Allí, a partir de cero, llegamos a 500.000 barriles.
 Ah!, y todos estos logros fueron realizados por… técnicos criollitos. Qué orgullo.
Luego vino el conflicto. Nos unimos a la huelga general del 2002. Lo hicimos  porque no podíamos justificar el daño que - fatal coctel de estrategia de destrucción e incapacidad- planeaba el chavismo. Lamentablemente, fuimos como Casandra. Sólo nos dieron la razón cuando el mal se había consumado en la  PDVSA rojita de hoy. Por mi parte, cada vez que observo como tratan de obligar a los técnicos a vestirse de rojo para comer, le doy gracias a Dios por estar del lado de la Gente del Petróleo.
PDVSA ROJITA  
Luego de la lobotomía empresarial. 23.000 técnicos petroleros expulsados de PDVSA. Comenzó lo que llaman la nueva PDVSA. Una petrolera en barrena. De 45.000 empleados, pasaron a más de 100.000. DE 3,3 millones de barriles, que hoy deberían ser casi 6, bajaron a 2,3 decrecientes. Nada más por esto, dejan de entrar a Venezuela más de cien mil millones de dólares al año. Eso sin contar la gigantesca deuda de decenas de millones de dólares. Ni el continuo drenaje por la deuda china, los regalos a Cuba, etc.
Por si fuera poco, las refinerías han sufrido grandes daños. La máxima expresión es la explosión de Amuay. Como consecuencia de tamaño cero en gerencia, hoy importamos gasolina. Qué vergüenza.
 Con una desfachatez fascista les dicen a los trabajadores que si no son chavistas, los botan. Debe ser un caso único en el mundo petrolero. Dictadura empresarial.
¿Qué hacer cuando esto cambie? Porque júrelo, esto va a cambiar.  Capriles será Presidente más temprano que tarde. No se pierda el próximo artículo: “Al rescate de la Industria petrolera”.

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