Rafael Gallegos
La Historia es un animalito vivo que se empeña en
repetirse. Los escenarios, los actores, los argumentos. Lo único que parece cambiar
es el decorado que dan los siglos. “La vida es un escenario y todos somos los
actores”, decía Shakespeare. ¡Y qué actorazos
nos han resultado a los venezolanos algunos políticos!
Muchos de ellos, como Adán, actúan cual si abrieran
el primer capítulo del libro de la vida: el primer mesías o el primer salvador
de la patria. Y a la larga, resultan… los falsos profetas de siempre. Pura
barajita repetida.
Así, Maduro se jacta de ser un líder obrero, como
si eso per se, fuera bueno… o malo. Tan
absurdo como que alguien se jacte de tener talento para operar una amigdalitis,
por haber sido camillero. Lo que se requiere para gobernar bien es… calidad de estadista. Total, el Presidente es
quien “opera” al país.
El primer jefe de Estado comunista y obrerista, fue
nada menos que Stalin. Y si a todos los líderes comunistas y obreros se les
puede cortar con esa tijera… ¡Dios nos libre!
José Stalin en su juventud fue obrero en los campos
petroleros de Bakú, a orillas del Mar Caspio. Se convirtió en un importante
dirigente sindical. Allí comenzó su carrera política.
El obrerista Stalin mató toneladas de seres
humanos. Históricas las purgas de Siberia. Parece que apenas llegó al poder,
olvidó su origen obrero.
Tal vez y sólo tal vez, Stalin, por cierto heredero
y fotocopia de Lenin, comenzó insultando
y encarcelando a todo el que se le
opusiera, como nuestro tropical presidente obrerista.
Quién sabe si Stalin le decía traidor a la patria a
sus opositores, o si encarcelaba a generales como Antonio Rivero por causas que
por su indefinición asombrarían al mismísimo Kafka. O si se haría el loco con solicitudes
como los de la dignísima y valiente hija de Simonovic.
Lo cierto es que el obrerista Stalin mató a medio
mundo. Y tenía la cachaza de querer lo llamaran “el padrecito de todas las
rusias”.
Moraleja: no hay que jactarse de ser el primer presidente
obrero, hay que demostrar ser capaz. Sería lo mismo que Bolívar se hubiera
jactado de ser el primer presidente de origen oligarca, que lo fue.
No basta ser obrerista. Hay que ser estadista.
¿REPITIENDO
EL 24 DE ENERO DE 1848?
Y en la Asamblea, Cabello ha protagonizado uno de
los más tristes capítulos. Repetición del militar Tejero, quien en los ochenta agredió
a los parlamentarios españoles. Y al prohibir a los parlamentarios parlamentar
(¿…?), parecido a aquel general Milán Astray, quien tuvo el tupé de, en nombre del franquismo,
decir en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca y en presencia de nada
menos que Unamuno: muera la inteligencia. O sea: Parlamentario, no parlares… Unamuno,
no pensares. Ningún líder puede ir contra natura.
PARALELISMOS
El 24 de enero de 1848, el Congreso de Venezuela
discutía su traslado a Puerto Cabello para discutir, sin turbas y sin presiones
el enjuiciamiento al Presidente José Tadeo Monagas. Paralelismo 30 de abril: EL Presidente del Congreso, ante
acusaciones de fraude de los opositores, solicita “reconocimiento de Maduro” y prohíbe
parlar a los parlamentarios.
En los momentos en que el Ministro Sanabria exponía
su Memoria y Cuenta, turbas instigadas por el partido liberal y según los deslenguados,
con la simpatía del gobierno, asaltaron el hemiciclo. El resultado tres
parlamentarios muertos, entre ellos el ilustre Santos Michelena. Varios
ciudadanos muertos y heridos. Y sobre todo una democracia enferma que, por no
parlamentar, devino en la Guerra Federal, una década después. Paralelismo 30 de abril: Varios parlamentarios
de oposición, puertas cerradas y cámaras viendo al techo mediante, resultaron heridos, algunos hospitalizados
y operados.
EL Presidente Monagas, al llegar al sitio, usó la
trilladísima frase de “condenar la violencia” y solicitó a los parlamentarios que
se reunieran nuevamente, como si nada hubiera pasado. Paralelismo 30 de abril: El presidente Maduro, condenó la violencia,
dijo que Cabello pondría orden (¿…?). En la noche transmitieron una cadena
donde se podría inferir que los parlamentarios heridos intentaron “autosuicidarse”.
Presionados, los parlamentarios del sXIX volvieron
al Congreso. La excepción fue el ilustre venezolano Fermín Toro quien dijo algo
así como: “podrán llevar mi cadáver al Congreso; pero Fermín Toro, no se
prostituye”. Pura dignidad. Paralelismo
30 de abril: Los parlamentarios se reunieron para discutir condiciones de
retorno. Quedó claro que María Corina, Julio Borges y en general todos los parlamentarios
de oposición, heridos y no heridos, al
igual que Fermín Toro, tampoco se prostituyen.
El futuro: en el siglo XIX, un gobierno corrupto y
nepótico, que abrió paso a la Guerra Federal. Paralelismo 30 de abril: Hay que romperlo. Es imperativo rescatar
la democracia.
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