lunes, 20 de mayo de 2013

Las oscuras finanzas de PDVSA

Juan Fernández

Los estados financieros auditados de PDVSA para el 2012, imprescindibles para analizar el estado de la gestión de la empresa, finalmente se publicaron hace pocos días, con varios meses de retraso, y reflejan el total deterioro operativo, comercial y financiero de la petrolera venezolana.
Si algo mide la transparencia de la gestión y es reflejo de una sana administración, sobre todo de una entidad pública, es la disponibilidad de información. En el caso de PDVSA, hay que esperar hasta cinco meses después de concluido el año para conocer los resultados de la industria en el 2012, mientras otras empresas ya manejan los resultados del primer trimestres del 2013. Esto lleva a la suspicacia, e implica un oscuro manejo de los resultados, interpretándose a conveniencia.

Los análisis de los resultados 2012 de PDVSA fundamentalmente reflejan su deterioro operativo, comercial y financiero, en lo cual coinciden tanto expertos en materia de petróleo y de energía como las unidades especializadas de bancos de inversión. Estos últimos son claves para desarrollar las estructuras de financiamiento requeridas para obtener recursos que le den viabilidad a los planes de negocios, cuya recomendación se basan en el rendimiento, la tasa de interés a ganar por el inversionista de bonos y papeles de deuda corporativa. En este caso, la información confirma cómo el gobierno venezolano utiliza el petróleo para su interés político desde 1998, lo que se refleja en sus resultados, como detallamos a continuación.

Los ingresos de PDVSA son de 124 mil millones de dólares, resultado de  una producción de petróleo de 2.9 millones de barriles diarios, costos y gastos por 95.6 mil millones y tuvo unas ganancias de 4.237 millones de dólares. Los ingresos que incluyen las ventas al mercado interno equivalentes a 1.7 mil millones de dólares. Pero, este monto de 124 mil millones es engañoso, ya que incluye compras que luego se asume se revendieron, bien sea la mercado interno o por obligaciones con clientes. Por lo tanto, los ingresos netos por venta de PDVSA por su actividad de explotación serían realmente de 84 mil millones de dólares en 2012 solamente, prácticamente igual que en 2011. Al comparar PDVSA con empresas del sector, vemos que goza de ingresos mucho menores a las petroleras de la región como PEMEX y PETROBRAS, así como las estatales ARAMCO de Arabia Saudita y GAZPROM de Rusia, y si la comparamos con las transnacionales como EXXON-MOBIL, CHEVRON sigue PDVSA estando por debajo. 

Un punto a considerar, son los datos estadísticos de la OPEP, los cuales dan unas cifras diferentes de producción de petróleo para Venezuela. Por un lado, según fuentes independientes, en 2012 la producción venezolana fue de 2.4 millones, mientras que PDVSA afirma que fue de 2.8 millones de barriles diarios. Si tomamos como referencia a Exxon-Mobil con una producción de 2.2 millones de barriles diarios e ingresos de 445 mil millones, vemos que hay un potencial inmenso para aumentar los ingresos.

Las debilidades de los resultados de PDVSA son alarmantes. Los pasivos (lo que PDVSA debe pagar a terceros), aumentaron en 31.6% en 2012 con respecto al 2011 y equivalen a 142.6 mil millones de dólares. Importante destacar que su patrimonio es 75.8 mil millones -casi la mitad de lo que debe. De ese monto total de pasivos, PDVSA debe en pagos a contratistas y proveedores unos 77.8 mil millones, en deuda financiera 40 mil millones -un 15% más que el año 2011. 

Dada la crítica situación de divisas que vive el país, PDVSA tiene del orden de 50 mil millones de dólares en cuentas por cobrar, de los cuales 7 mil millones corresponden a los activos corrientes, de corto plazo y 42 mil millones  producto de los acuerdos políticos de suministro tipo Petrocaribe y acuerdos con Cuba. Es decir, prácticamente incobrables.

El flujo de caja de PDVSA fue negativo en 28 mil millones de dólares. Los datos indican que hizo inversiones por el orden de 25 mil millones de dólares, aunque no está claro en qué se gastó ese dinero, dado que la producción va decayendo, el sistema de refinación venezolano está en el piso y requiere importar componentes para las gasolinas y diesel, el plan de los proyectos está sin ejecutarse y no se cumplen las inversiones en refinerías en el exterior como es el caso de Pernambuco y Petrobras, mientras además sigue acumulando deudas. 

Más significativo aun, los aportes al desarrollo social que tanto presumen los jerarcas del gobierno se redujeron a 17.3 mil millones de dólares en 2012, cuando en 2011 fue de 30.1 mil millones de dólares, lo cual asumimos es por las dificultades de caja que presenta PDVSA.

La importancia relativa de Venezuela en el concierto petrolero disminuye a diario. De hecho, el plan de la OPEP para 2018 que contempla un aumento de su oferta total a 36.75 millones de barriles diarios, hoy en día de 31 millones diarios, será por los aumentos de producción de Iraq, Emiratos Arabes, Arabia Saudita y Angola. Venezuela solo se limita a repetir su cansado slogan, que cuenta con las reservas más grandes del mundo, pero sus planes de expansión no son tomados en serio, dados los deficientes resultados demostrados por la petrolera venezolana en los últimos años.

Ahora bien, es de destacar que para aquellos tenedores de papeles, bonos de PDVSA, y en función del análisis de los bancos de inversión, estos les resultan atractivos, pues mantienen un alto rendimiento entre el 8% y el 11%, cubriendo el riesgo país por la inestabilidad política del corto plazo, lo cual a lo vez indica la tasa de interés del mercado para PDVSA,(dinero muy caro) quienes compran estos papeles no son precisamente Juan Pueblo.

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