Rafael Gallegos
Todavía hay quienes creen que Venezuela está destruida por la incapacidad de tanto “revolucionario”. No negamos tal incapacidad; pero hay que aclarar que por encima de ella, está la ESTRATEGIA DE DESTRUCCIÓN NACIONAL. Desengáñese, a la “revolución” no le conviene una Venezuela próspera… implicaría gente con recursos y clase media fuerte, lo que les impediría montar el modelo cubano: cero libertades económicas, tarjetas de racionamiento, malos empleos públicos y control total (totalitarismo) de los movimientos de los ciudadanos. Tampoco le conviene a la “revolución” una Venezuela sin pobres… se les acabaría el destinatario de sus llorosos y cursilones poemas “y que” antiimperialistas y además, ¿Quién votaría por ellos? ¿A quién seguirían engañando con maquetas de viviendas? ¿A quien le prometerían, con el mayor desparpajo, el mismo futuro próspero en lontananza, todos los días y todos los años? Si los pobres dejaran de ser pobres, créanme… se les acabaría, la musa y la excusa. Aunque hay que aclarar que afortunadamente, los pobres han tomado conciencia y cada vez el apoyo al régimen, es menor. Tremenda sorpresota se van a llevar el siete de octubre.
El desiderátum ideológico de esta “revolución” no es ni la democracia, ni la inclusión, ni la justicia, ni siquiera el socialismo. Es, el AUTORITARISMO: mantener a un individuo en el poder para toda la vida… y más, cual Fidel y Raúl Castro; los Kim coreanos padre, hijo y nieto; los Duvalier padre e hijo, Somoza padre e hijo, Chapita, Gómez, Videla y paremos de contar. Militares, civiles, capitalistas, comunistas. Su factor común es el AUTORITARISMO, y su soporte: la destrucción nacional. Por ello, los autócratas necesitan que TODOS SEAMOS POBRES (menos la nomenklatura, claro) para mantenerse en el poder por siempre. ¿Es eso lo que usted quiere para Venezuela?
¿Y qué significa destruir un país? Bueno, algo así como crear inseguridad jurídica para espantar las inversiones, insultar a los empresarios con toneladas de adjetivos descalificativos, acabar con el agro, la industria, las empresas básicas de Guayana, a punta de invasiones y expropiaciones; con las petroleras a punta de ineficiencia y politiquería; con la propiedad, con las instituciones… cualquier parecido, es una larga coincidencia de pavosos trece años.
LA DESTRUCCIÓN ES ESTRATÉGICA, para lograr el objetivo de permanecer forever en el poder. Y en cuanto a la incapacidad gerencial con que iniciamos el artículo, es muy simple, así como la puntería es la competencia de los tiradores, la velocidad la competencia del atletismo, o la voz la competencia de los cantantes… la competencia de esta “revolución”, es la incapacidad. A mayor incapacidad gerencial, mayor destrucción del país y mayor cumplimiento del objetivo fundamental… PERMANECER EN EL PODER.
SI VENEZUELA PRODUJERA SEIS MILLONES DE BARRILES…
… habría una economía conexa fuerte: empresas privadas de servicios petroleros, desde comida, muebles, tubos, equipos, oficinas, vivendas, educación y toda una gama, que a su vez generarían miles de empleos en construcción, turismo, agro, recreación, servicios públicos y privados… ello implicaría empresarios con posibilidades económicas, empleados y obreros bien pagados y en suma una economía próspera tendiente a acabar con la pobreza. Y en estas economías LOS MESÍAS ESTÁN DE MÁS, ya que el poder económico interactúa con el poder político, se discuten y publicitan ideas sin imposición de un jefe absoluto en los medios oficiales. Y esto genera alternabilidad en el poder. Antípoda del marasmo cubano, donde la gente apenas tiene fuerzas económicas para sobrevivir y ningún medio para disentir.
Por lo tanto a esta “revolución” le conviene esta PDVSA que produce poco, se accidenta mucho, en lugar de sembrar el petróleo en el piso nacional, lo derrama en los ríos. Les exige a sus técnicos ser rojitos e incondicionales a la destrucción, les ordena aplaudir las peroratas fascistas, tal como a los coreanos del norte, llorar en público simulando inmenso dolor. Esa empresa, que a usted y a mi nos horroriza, es la que requiere la “revolución”. PORQUE UNA PDVSA PRÓSPERA CONECTADA CON UN GOBIERNO Y UNA NACIÓN PRÓSPERA… NO ADMITE MESÍAS.
Hay que implantar un programa de gobierno que se cae de maduro: respeto al ciudadano, inclusión, seguridad jurídica, respeto a la propiedad privada, libertad de expresión que incluya respeto a los periodistas, autonomía de poderes, árbitro electoral que represente a los ciudadanos, descentralización… sólo esto, DESMONTAR LAS REDES AUTOCRÁTICAS, sería un gran logro del próximo gobierno.
Pero como hay que acabar con la marginalidad, hacen falta estrategias de desarrollo para reconstruir a Venezuela. ¿Qué estamos mal? Peor quedó Europa de post guerra y a los diez años, ya era Europa. Nos corresponde pues, RECONSTRUIR, para ser Venezuela.
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