A principios de 2007 concluíamos el último capítulo del libro sobre Análisis Económico incluido en este Blog, en el cual delineamos la trayectoria que seguirían, a nuestro juicio, los precios del crudo en el mercado internacional visualizando uno de tres escenarios posibles, el cual lucía severo en aquella época pero que, aparentemente, parece estar materializándose hoy día. Ese escenario identificado con el ícono (iii) en ese texto presuponía que el declive definitivo de los recursos remanentes de hidrocarburos a nivel mundial estaría ocurriendo a partir de ese momento histórico.
Utilizando los pronósticos de ese parámetro fundamental del área técnica petrolera, y suponiendo los demás factores de entorno invariables, era posible explicar el fenómeno que se observaba en esos años según el cual, los precios del petróleo se elevaban continuadamente, condimentados con situaciones geopolíticas adversas en algunos países del Oriente Medio, pero bajo condiciones supuestamente normales del mercado mundial en cuanto al balance suministro-consumo se refiere.
Bajo esas consideraciones específicas, la trayectoria estimada de los precios del petróleo extrapolada para los años subsiguientes al 2006, indicaba un nivel sostenido de precios del crudo en manos del consumidor final sobre los 100 US$ por Barril.
Le daba sustento a ese tercer escenario planteado la siguiente observación, cito: “…lo cual impulsaría la ocurrencia de los que denominaríamos a continuación ciclos inversos, es decir, aquellos ciclos en los cuales el petróleo alcanza y mantiene altos niveles de precios, de manera sostenida en el tiempo, sin observar bruscas variaciones descendentes, por el sólo hecho de la falta de recursos disponibles a nivel global (dado que los volúmenes consumidos no tendrían reemplazo cierto al momento requerido), sin que se produzcan mayores abatimientos de esos precios por razones económicas, financieras y/o técnicas asociadas… pero de ocurrir algunos acontecimientos exógenos de naturaleza geopolítica, por ejemplo, entonces pudiesen encarecerse aún más los diferentes crudos aprovechables en el mercado petrolero mundial, sin que ocurra extenuación del ciclo ni agotamiento de los precios en un plazo previsible”… fin de la cita.
Y esos acontecimientos exógenos estaban por ocurrir, aunque nadie imaginaba que tanto se complicarían las cosas en esa sensible zona mezo oriental, pues el día 6 de septiembre de ese mismo año de 2007 la aviación israelí realizaría, por segunda vez en su historia, un ataque aéreo sobre instalaciones nucleares en su vecindario, a fin de destruir una planta situada en Siria, específicamente en Al-Kibar, región de Dayr az-Zawr en la zona fronteriza sirio-turca, por sospechar que allí los sirios adelantaban un programa militar de energía atómica utilizando tecnologías norcoreanas. Dicha planta nuclear fue bombardeada sin misericordia por aviones cazas re-equipados con tanques de combustibles auxiliares, para aumentar la autonomía de vuelo y facilitar su regreso a casa una vez alcanzados los objetivos, que según la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) fueron logrados en su totalidad a tal punto que el gobierno de Bashar al-Asad, aún a la fecha, niega su existencia a pesar del bombardeo sufrido. Esos tanques de combustible externos fueron desechados sobre territorio turco, y el gobierno del premier Erdogan todavía espera por una explicación razonable de Tel-Aviv. Ese hecho removía los cimientos del mercado energético pero sin causarle mayores alteraciones momentáneas.
En verdad la primera experiencia de este género la aplicaron los mismos israelíes la noche del 6 de junio del año 1981 contra la central nuclear de Osirak, construida principalmente con tecnología francesa bajo el régimen de Saddam Hussein en Irak. Dicha planta estaba ubicada en las cercanías de la ciudad de Al-Tuweitha al norte de Bagdad, y en ese ataque la fuerza aérea ensayó exitosamente la treta de volar sus potentes caza-bombarderos F15 y F16 en formación cerrada, multi-nivel, que en plano y a gran altura simulaban entre todos el “shape” de un jumbo comercial Boeing 707 que volaba la zona utilizando las libertades del aire de una aerolínea irlandesa.
La destrucción de Osirak fue total y los aviones de combate retornaron felizmente a su base sobrevolando el espacio aéreo de Jordania, sin que la CIA se hubiese percatado de tal hecho a pesar que los israelíes habían utilizado material fotográfico de los satélites de espionaje de Estados Unidos para planificar el bombardeo.
Antes y durante esos ataques aéreos, una docena de científicos norcoreanos en Siria y otros tantos iraquíes en el exterior como en su propio territorio, fallecían de manera sospechosa muchos de ellos involucrados en atentados que hasta los factores políticos más escépticos endosaron al Mossad y a su largo brazo ejecutorio. Esta breve reseña histórica es pertinente refrescarla dados los sucesos geopolíticos que observamos en la misma área mezo oriental desde finales del año pasado ¿algún parecido con el performance del programa nuclear iraní desarrollado actualmente?
A continuación se daban la segunda guerra del golfo en Irak, recién finalizada, y seguía la de Afganistán, que mantenían tenso el clima político y religioso en la zona.
Sin embargo, la dura crisis económica que desataba en suelo norteamericano aquel tristemente célebre Efecto Ninja, que redujo a polvo inerte instituciones centenarias como Lehman Brothers y saco del mercado inmobiliario a los grandes apalancadores con soporte estatal como Freddie Mac Home y Fannie Mae… y que entre ambos se llevaron en los cuernos a cientos de instituciones bancarias e hicieron añicos las principales acciones de las distintas bolsas de valores del mundo, que perdieron en conjunto más del 20 % de su valor neto, reeditando así la oscura época de la Gran Depresión ocurrida en los años treinta del siglo pasado.
Por supuesto, ese efecto de los denominados “bonos basura” arrastraron consigo los precios del crudo, hundiéndolo en promedio a niveles similares a los vistos el lustro anterior… y cuidado si la crisis actual, que ha deformado junto con la corrupción política e institucional gobiernos antes impolutos en casi todos los continentes, no sigue teniendo el mismo falso asidero de aquellos bonos basura aún no cancelados.
Pero a pesar de esa fuerte crisis económica y financiera manifestada primordialmente en Europa y en Estados Unidos, el mercado petrolero de inicios de esta década ha vuelto a presentar síntomas de recuperación en materia de precios no tanto por el aumento del consumo derivado de algún crecimiento económico en particular, sino por la preocupante movilización militar que sucede desde fines del año pasado en los alrededores del estrecho de Ormuz, entre el golfo de Omán, localizado al sudeste, y el golfo Pérsico, al sudoeste; motivado fundamentalmente al desarrollo del programa nuclear de Irán situado en la costa norte del estrecho, y que a la fecha luce inaceptable para las economías industrializadas más importantes del planeta. Debe tenerse presente que este estrecho constituye el primer “cuello de botella” de importancia en el transporte de petróleo por cisternas flotantes a nivel mundial, y que por el volumen de crudo que allí se maneja jerarquiza por encima de otros chokepoint´s como Bósforo, Suez, Panamá, Malacca o Bab el-Mandeb, sólo por mencionar los senderos marítimos más transcendentales entre los países productores y su mercado internacional.
De tal manera que al paso especulativo actual, tomando en cuenta que no ha dejado de fluir el primer barril de petróleo al mercado internacional usando esa vía marítima, las amenazas bélicas propuestas en torno a Ormuz tanto por Irán como por EE.UU y sus aliados pudieran ubicar el precio del crudo alrededor de los 150 US$ por Barril para mediados de este año… y en caso de darse un conflicto armado en esa zona y dependiendo de su intensidad y de su duración, entonces a partir de ese momento ese nivel de precios dejaría de ser un techo para convertirse probablemente en el piso del próximo ciclo petrolero (o energético en general, como referencia de los BTU requeridos en los procesos industriales, comerciales y/o domésticos).
Al respecto los descendientes de la tribu de David han esbozado una vez más su ingenio para aderezar con algo más que pimienta y mostaza el actual escenario guerrerista, dejando filtrar lo que sería su nuevo artificio o estrategia para sacar de operaciones diferentes instalaciones iraníes construidas en principio con tecnologías francesas y luego rusas, entre otras, como Bushehr, Natanz, Arak, Shiraz o Qom si la OIEA aunada a las sanciones económicas y al embargo petrolero impulsadas por EE.UU y la UE, no logran persuadirlos para redimensionar su programa atómico. Se dice que preparan aviones comerciales de larga autonomía de vuelo para llegar desde sus bases (¿?) al objetivo que piensan bombardear, en algún momento a partir de la próxima primavera boreal. Una acción como esa reduciría sensiblemente la magnitud de conceptos regionales como Hezbolá, Hamás, Yihad Islámica, Al Fatah, Primavera Árabe, Al Qaeda y otros, cuyos componentes se integrarían de alguna manera a la gran batalla regional, tal vez, en el único frente que conocen.
Tal y como lo recordó mi dilecta contertulia, Milton Friedman esbozó en su momento una frase que el tiempo y la distancia se han encargado de convertir en teorema cotidiano: “There is no such thing as a free lunch”… y que en nuestro caso significaría que alguien tendrá que pagar (vía precios del petróleo, obviamente) todas esas movilizaciones militares monumentales que realizan tanto los EE.UU y sus aliados naturales: Israel, Inglaterra, Francia e Italia, por los momentos, como los mismos iraníes y rusos por el lado del Caspio (y no sabemos si luego se les unirían chinos y/o norcoreanos); todas ellas con el supuesto de proteger a la humanidad de la catástrofe de una inminente guerra atómica, que algunos se atreven a calificar desde ya como la “tercera guerra mundial”… pero que aparte del número que cronológicamente le corresponda exhibir, sólo esperamos que ésa en torno a Ormuz no sea la última!
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