viernes, 24 de febrero de 2012

MARX Y SU “BURGUESÍA REVOLUCIONARIA”



                                                                             Rafael Gallegos

CARLOS MARX  es autor de uno de los más grandes elogios que se le ha hecho  la burguesía. En el Manifiesto del partido comunista, escrito al alimón con Federico Engels planteó: “La burguesía ha desempeñado, en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente revolucionario”. Más adelante, en el mismo libro, expresó: “La burguesía ha producido maravillas mucho mayores que las pirámides de Egipto, los acueductos romanos y las catedrales góticas; ha acometido y dado cima a empresas mucho más grandiosas que las emigraciones de los pueblos y las cruzadas”. A CONFESIÓN DE PARTE… ¿Habrá leído alguno de nuestros cultos “revolucionarios” estas perlas?

¿Que hubiera expresado el mismo Don Carlos de haber podido observar el desarrollo burgués de Suiza, Suecia, Inglaterra o de su misma Alemania?  En esos países capitalistas y por ende burgueses, las condiciones de vida son incomparables al desarrollo (si puede llamarse así) de los totalitarismos comunistas engendrados de su teoría. Totalitarismos tan fracasados que recurrieron al suicidio (Rusia y la cortina de hierro), o abrieron la puerta al capitalismo (China). Cada vez queda más aislado  el modelo cubano, que eliminó la hoz y sólo le queda el “martillo”… a Venezuela.

¿Y qué tienen en común los modelos comunistas? Simplemente ELIMINAN LAS BURGUESÍAS. Es decir, eliminan la propiedad privada, el comercio, los buenos empleos son sustituidos por inoperantes y mal pagadas burocracias, donde el trabajador hace que labora y el gobierno hace que le paga, en la propia comedia de las equivocaciones. Parafraseando a la electricidad de Lenin, podemos afirmar que las sociedades marchan al ritmo de sus burguesías. Las burguesías además de buenos empleos, producen bienes y servicios, financian proyectos, construyen viviendas, dotan hospitales, crean escuelas, universidades, clínicas, medios de comunicación y paremos de contar. Las burguesías mueven los países. NO HAY NINGÚN PAÍS PRÓSPERO QUE NO TENGA EMPRESAS PRÓSPERAS… Y VICEVERSA.

Pero esta “revolución”, cuyo modelo es el gigantesco fracaso cubano - ¿es eso lo que usted quiere para Venezuela?- está empeñada en acusar de burgués al candidato de la alternativa democrática, Henrique Capriles Radonski. Como si eso fuera un insulto. La verdad es que favor que le hacen. ¿Dirían lo mismo del liberal  Simón Bolívar si fuera candidato? Ése sí que tenía dinero. Fue un burgués que  pudo educarse con los mejores maestros y viajes, y luego convertirse en Libertador.

En su línea anti burguesa, la “revolución” cierra empresas transitando la fatídica ruta de la “nacionalización”: tú produces, yo te cierro, yo prometo el cielo a los empleados, luego yo no les pago, baja la producción hasta la inopia, quiebra la empresa y al final: sin chivo y sin mecate. O sea, desempleo y hambre. Habrá que incorporar esta acepción de la palabra nacionalización a un diccionario de venezolanismos, como sinónimo de inducir quiebra. Este esquema se ha repetido en todo el país. Similar ruta a la de las invasiones a haciendas que ha erializado al campo. Y así vamos llegando a este llegadero: no producimos nada e importamos todo… mientras se pueda. Socialismo rasero: todos nos igualamos… POR ABAJO. 

Si no hay leal no hay lopa. Traducido al español: SI NO HAY BURGUESÍA, NO HAY PROSPERIDAD. Pero lleguemos al meollo del asunto, a esta “revolución” no le interesa la prosperidad, lo único que le interesa es permanecer para siempre en el poder. Como el compañero Fidel Castro. Por ello nacionalizan, invaden e insultan a la burguesía.

Claro, la burguesía de mi país es mala; pero la de los extranjeros que me sirvan para mantener mi autocracia, es buena. Como Cuba con la burguesía española y nosotros con la brasilera, o la argentina. Por ello para esta “revolución” FEDECAMARAS es vende patria y lacaya del imperio, pero sus equivalentes suramericanos, felices porque les compramos todo lo que producen, son progresistas.

Y precisamente Alemania, la patria del viejo Marx, fue el laboratorio donde se demostró la utilidad de las burguesías, o sea del capitalismo: luego de la caída del Muro de Berlín, se unieron la burguesa Alemania con la Alemania comunista. El  desnivel era tal, que la burguesa tuvo que parar su velocidad de desarrollo para nivelar al marasmo comunista. Marx, se quedó corto cuando dijo que lo mejor de la burguesía eran sus vinos y sus mujeres. Le faltó el empleo, la calidad de vida y hasta la democracia. Todo parece indicar que sin burguesía… no hay paraíso. Ni democracia. 

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