Los venezolanos opositores y por lo tanto serios, inclusivos, nacionalistas, honestos, descentralizadores, institucionalistas, respetuosos de la libertad de prensa, defensores de la empresa privada, de la eficiencia y de las políticas sociales de verdad verdad, y por supuesto demócratas, tenemos como prioridad fundamental para Venezuela, un aspecto que debimos superar hace décadas… LA IMPLANTACIÓN DE LA DEMOCRACIA. Porque estemos claros, este es un país de democracia chucuta. Y la democracia chucuta, no es democracia. Para reimplantar la democracia, debemos comenzar por la plastilina y el ABC… desde kínder. O es que usted puede creer que hay democracia en una sociedad donde el líder utiliza los medios radioeléctricos en cadena cada vez que le parece, como si en lugar de presidente demócrata fuera el dueño del país, para decir cosas irrelevantes y repetitivas, o abusivos insultos a los opositores que de ser respondidos por los destinatarios, en el mismo tono y calibre, los haría candidatos a prisión por ofender la majestad presidencial. O que hay democracia donde al son (claro que cubano) de ¨exprópiese¨ se deja en la calle a familias enteras, o se convierten en eriales industrias, siembras y ganaderías, acabando con la productividad nacional; ah! y si no se paga, EXPROPIAR ES ROBAR. ¿A CUANTOS EXPROPIADOS VENEZOLANOS SE LES HA PAGADO? O usted cree que hay democracia con tanta institución ¨correveidile¨. No existe democracia donde se destruyen las instituciones y la productividad de manera estratégica para permanecer en el poder forever, como el maestro de maestro de dictadores, Fidel Castro. Y mucho menos cuando a esa misma dictadura, se le entrega el control de la propiedad de los venezolanos, la seguridad, el petróleo (las malas lenguas dicen que como Cuba país exportador de nuestro petróleo, debería ser miembro de la OPEP). Y OJALÁ NO LLEVEN EL ORO A LAS VACÍAS ARCAS DEL TESORO CUBANO. O sea, “democracia” sin soberanía… como si esto fuera un Vichy tropical, con Pétain y todo.
Por eso, los venezolanos le estamos encomendando a Capriles… rescatar la democracia, DESDE KINDER. Y le hemos dado tanta prioridad al asunto, que nos hemos constituido en una férrea e indestructible unidad, cuya primera gran manifestación electoral fueron los dolorosos (para la ¨revolución¨ que definitivamente se atragantó) tres millones de votos, preámbulo del gran triunfo democrático del 7 de octubre.
Por ello, los primeros aspectos del programa de gobierno de Henrique Capriles Radonsky, se caen de maduros. Son UN CLAMOR NACIONAL: reunir el alma dividida de los venezolanos, respetar la disidencia, recobrar la majestad presidencial, resucitar la autonomía de las instituciones, abrir Miraflores a todo el abanico ideológico nacional, ídem el canal ocho y todos los medios del Estado, hacer equipos con todos los gobernadores y alcaldes para resolver los problemas del engañado pueblo. O sea… RESPETAR, RESPETAR Y RESPETAR A LA DISIDENCIA… COMO EN TODA DEMOCRACIA. Cualquier desprevenido chileno, o argentino, o colombiano se sorprendería al observar que tenemos como programa de gobierno, acciones que ellos completaron hace décadas. Es que volvemos al kindergarten de la democracia.
En cuanto a la parte económica del clamor nacional, el futuro Presidente deberá enviar mensajes que restablezcan confianza en la economía, respetar la propiedad privada tal como lo establece la Constitución, aplicar profundas reformas (Reingeniería) al Estado venezolano, descentralizar la gestión de gobierno, rescatar PDVSA, las empresas de Guayana, las empresas eléctricas, el sistema hospitalario y de salud, la educación, la ahuecada infraestructura, construir viviendas para acabar con la creciente ranchificación.
Todo ello requiere de estrategias adecuadas, concurso de los más capaces, de tumbar el demodé paradigma que si los negocios son estratégicos los debe manejar el Estado, y LLAMAR TONELADAS DE INVERSIONISTAS NACIONALES Y EXTRANJEROS. Nada nuevo bajo el sol, como hace cualquier democracia latinoamericana que se preocupe por mejorar la calidad de vida de su gente, y no de mantenerse en el poder a costo del hambre del pueblo.
Todo un intenso clamor. Largo, porque la destrucción del país ha sido infinita. Profundo, porque han llegado a los tuétanos del alma nacional. Somos un corazón partío, como la canción. Si queremos parar esta destrucción estratégica tenemos una gran oportunidad el 7 de octubre.
Es imperativo que hagamos las cosas de manera diferente para lograr resultados diferentes. De cada uno de nosotros depende. Pilas y guáramo son nuestras primeras necesidades. Todos con Capriles, hasta la victoria… octubre.
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