Así como el famoso Bugs Bonnye es el único conejo ganador de un Oscar, PDVSA es la única empresa petrolera en el mundo que… vende verduras. Qué vergüenza, pensarán que todos los petroleros somos igualitos. Por ello y por haber botado a 23.000 de sus técnicos cual hospital que prescinda de sus médicos, los resultados son catastróficos. Baja de la producción de crudo, daño de los yacimientos, explosiones en las refinerías, duplicación o triplicación del personal y multiplicación de la deuda. Además, nos han convertido en importadores de gasolina y en cuanto al gas, destacan abiertamente manejando el “gas del bueno” con que valientemente rocían a los manifestantes en sus memorables batallas contra mujeres y hombres desarmados.
Su estado financiero es tan lamentable que nadie les quiere prestar dinero. Dicen que hasta las panas chinos se hicieron los suecos con la compra de petróleo a futuro, al enterarse del dramático estado de la producción. ¿Quién se responsabilizará por haber colocado tamaña empresa en la inopia? Este gigantesco y redondísimo cero en gerencia ha perjudicado a sus trabajadores. Hace pocos años era impensable que nuestra próspera industria no le pagara a los contratistas, disminuyera los beneficios de sus obreros, rebajara el sueldo a su nómina mayor, no respondiera por los seguros en las clínicas, le huyera a la discusión del contrato colectivo. Cada día los empleados y obreros petroleros disminuyen su prosperidad. Lejos va quedando la época en que eran el ejemplo de un trabajador bien pagado.
Y el pueblo venezolano siente los efectos de este espectacular fracaso. Como cuando botan del trabajo al sostén de la familia y se atrasan los pagos, las neveras se vacían, se incrementa la angustia. El país ya siente el efecto de una gigantesca merma en los ingresos. La educación, los hospitales, el pago de la burocracia, las misiones. Se agigantan los nubarrones de devaluación, inflación, desempleo, inseguridad y hambre. Esta “revolución” repartidora, se va quedando sin nada que repartir. Podrán argüir que esto sucede por el bajón de los precios del petróleo; pero este desorden gerencial, la humillación de obligar a los trabajadores a ser rojos rojitos y la verdulización de la industria, ya hacían prever este sumidero, hasta en un escenario de 100 dólares el barril. El famoso “yoprovoquéelparo” del Presidente, es sinónimo de “yoprovoquélaquiebradepdvsa”. ¿Bajo que argumento asumirán haber transformado en un esqueleto a la empresa más próspera de América Latina?
De la industria petrolera va quedando apenas el esqueleto; pero no es el único caso, también van quedando en el hueso las industrias venezolanas, apenas sobrevive la mitad de hace ocho años. Siga la ruta y muévase a las otrora empresas prósperas de Guayana. Recorra los caminos agrícolas y ganaderos y observe como las invasiones o las tomas de haciendas han acabado con la musculatura del campo venezolano. En nuestro llano hay hoy tres millones menos de vacas que hace ocho años.
Venezuela se va convirtiendo en un esqueleto y la “revolución” lo único que parece decir ante este fenómeno es como el lobo de la caperucita: para comerte mejor. Su desideratum es mantener a un individuo en el poder para toda la vida, y para ello es necesario dejar al país en la calavera. Ante esta marabunta hay que tener conciencia que se acabó la hora de la bailoterapia. Es la hora de la estrategia, del pueblo organizado, del guáramo en defensa de la democracia, para evitar que nos siga diluyendo entre los dedos y se convierta en un fantasma.
¡A DEFENDER
Al paso que vamos nos convertiremos en un país ex petrolero en plena era del petróleo. ¡Ripley, ven para que anotes! Si sigue bajando nuestra producción de hidrocarburos e incrementándose el consumo, no sería exagerado afirmar que dejaríamos de ser exportadores y tendríamos que abandonar
Se hace imperativo defender a nuestra principal industria. Denunciar la quiebra a que la están llevando. Proponer un esquema de rescate y funcionamiento. Dibujar una nueva relación hidrocarburos, estado y comunidades para que el petróleo se transforme en viviendas, comida, empresas, servicios, educación, salud, petroquímica.
Hay que sembrar el petróleo antes que nos agarre la era pos – gasolina. O vendemos verduras… o vendemos hidrocarburos. Usted decide. Los valientes miembros de Gente del Petróleo y UNAPETROL,
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