martes, 27 de noviembre de 2012
Pragmatismo vs. principios
Eddie A. Ramírez S.
La defensa de los principios y valores no puede estar supeditada a que existan las condiciones que garanticen el triunfo. La política no debería ser el arte de lo posible, sino el arte de hacer posible lo deseable y ello implica tomar acciones aunque se corra el riesgo de no tener éxito. Los principios hay que defenderlos en todo terreno.
Diez años después del paro cívico del 2 de diciembre, algunos insisten en que fue un error porque no produjo los resultados deseados y, más bien, fortaleció al teniente coronel. Quizá no era la mejor oportunidad y tampoco medimos que el régimen estaba preparado para enfrentarlo. ¿Debíamos seguir tolerando las violaciones a la Constitución? ¿Era preferible olvidarse de los principios y valores porque no estaban dadas las condiciones para defenderlos?
Como consecuencia, muchos perdieron sus negocios, gran número de empresas y de ciudadanos fueron vetados por el régimen y todavía sufren las consecuencias. Los petroleros fueron ilegalmente despedidos y tienen prohibición de trabajar en Venezuela. Sin embargo, gracias al paro cívico el gobierno tuvo que aceptar que se realizara el referendo revocatorio presidencial, aunque manipuló para demorarlo. También se logró que la OEA aprobara la vigente Resolución 833 del 16 de diciembre del 2002, la cual obliga a su Secretario General a que continúe informando al Consejo Permanente sobre sus gestiones de facilitación con relación a la situación en Venezuela.
Además, el 23 de mayo del 2003 se firmó el Acuerdo entre el gobierno, los representantes de la Coordinadora Democrática y los facilitadores de la OEA, que contempla, entre otros aspectos, la prohibición de utilizar la Fuerza Armada y policías para reprimir indebidamente; exhorta a la Asamblea Nacional a conformar la Comisión de la Verdad; designar un árbitro electoral confiable, transparente e imparcial; respetar el Artículo 6 de la Constitución que contempla elecciones libres, justas y transparentes; la separación e independencia de los poderes públicos; una democracia representativa; el respeto a los derechos humanos , a los trabajadores, a la libertad de expresión y la eliminación de todas las formas de discriminación. Como se apreciará, el paro sí tuvo acuerdos positivos, aunque el totalitarismo gubernamental, burlándose de los venezolanos y de la OEA, no los respetó y quizá la alternativa democrática no ejerció suficiente presión para exigir su cumplimiento.
Los trabajadores petroleros todavía sufrimos las consecuencias de anteponer la defensa de los principios a nuestros beneficios. Hoy, ilegal e injustamente, Pdvsa nos está imponiendo multas y reclamando reparos por sumas multimillonarias, pero preferimos defender principios y no ser cómplices de las irregularidades que ocurren en la empresa.
Como en botica: Rechazamos los ataques a Israel en los medios oficiales. El libro “Los pilares del éxito eterno”, de Antonio García De Castro, expone la necesidad de una educación integral para que países, empresas y ciudadanos sean exitosos. La ética es uno de esos pilares.
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