¿Quién sino el pueblo
más necesitado sufre las consecuencias del uso indiscriminado de la
devaluación como arma institucionalizada tanto por PDVSA, como por el
gobierno?
Einstein Millán Arcia
De acuerdo con la información reflejada en la pagina oficial del MENPET [1],
el comportamiento de precios de la mezcla referencial venezolana luego
del segundo semestre de 2013, pareciera indicar una decadencia no solo
en su nivel de precios, sino también en la habilidad de comercializar de
PDVSA.
Contrastado con el petróleo venezolano el marcador “West Texas Intermediate” (WTI) es de más alta calidad debido a su mayor gravedad API y menor contenido de azufre, lo que lo hace un crudo de mejores características para la producción de gasolinas. Según la tendencia experimentada en lo que va de 2013, el precio del crudo venezolano evolucionó con mayor relevancia que el WTI durante los primeros 7 meses del año, para luego tocar máximo alrededor del mes de agosto. A partir de entonces el crudo venezolano se ha venido debilitando y perdiendo posicionamiento respecto al WTI.
El diferencial de precios entre dos crudos marcadores se denomina en el ámbito comercial como “Spread”,
el cual depende de la calidad del crudo, la procedencia geográfica por
aquello de la conflictividad al momento de evacuarlo, la infraestructura
de transporte y exportación existente, y por ultimo la capacidad de
refinación instalada y efectiva. De acuerdo a la Agencia Internacional de Energía (AIE) la caída observada en el “spread” del WTI
durante los primeros 7 meses del año, se debió fundamentalmente a
cuellos de botella existentes en la infraestructura de transporte y
evacuación de crudo en los EEUU, y al incremento
notable en la producción, favoreciendo así una acumulación temporal de
inventarios. A partir del mes de agosto el WTI comenzó
paulatinamente a ganar nuevamente terreno, mientras que el crudo
venezolano mostraba un descenso en sus precios, pasando luego al lado
negativo respecto al WTI.
Para el caso del crudo criollo (Merey 16),
existen varias razones que podrían ser causantes de este abrupto cambio
observado a partir del mes de agosto de 2013. Entre estas razones cabe
mencionar las siguientes:
1) una
mezcla de crudos fuera de especificación, menos competitiva, de menor
calidad y por ende menos atractiva para el mercado.
2) una
posible acumulación de inventarios producto de limitado mercado para
nuestros crudos y productos; no por incremento de producción.
3) un deterioro más agudo en la capacidad de evacuación y refinación disponible.
Para nadie es secreto que los recientes informes de gestión de PDVSA dejan entrever una franca y sostenida decadencia en la producción de crudos liviano/mediano (L/M). Comparado con 1998, PDVSA Occidente ha dejado de producir alrededor de 820.000 B/D de crudo L/M. En el caso de PDVSA Oriente, la caída ha sido de alrededor de 250.000 B/D de crudo Premium del Norte de Monagas mayormente. Esta crítica situación ha venido inclinando la balanza hacia una base de crudos más pesada y más ácida, como consecuencia de la incapacidad de PDVSA de mejorar su desempeño en la producción de segregaciones L/M.
Aunado a lo anterior, a partir de
2010-2011 ha sido notorio el crecimiento exponencial de la
siniestralidad en las distintas refinerías, instalaciones, e
infraestructura de PDVSA. El envejecimiento de
sus activos medulares ha sido propiciado por el bajo nivel de inversión y
poca rigurosa filosofía de mantenimiento. Muestra palpable de
ello descansa en los múltiples y frecuentes derrames, así como también
en el aumento desmesurado de la accidentalidad en sus operaciones. Todos
estos agravantes habrían prácticamente arrinconado a PDVSA hasta tal
punto de constreñirla a prácticas de comercialización propias de
“traders”, viéndose forzada a hacer ofertas publicas de sus crudos y
productos en contratos tipo “spot” de una operación ocasional y no de
largo plazo basado en una relación de confiabilidad del suministro.
Como consecuencia de todo lo anterior
observamos que existe una suerte de precisa y perfecta coincidencia que
apunta a inicios del mes de agosto de 2013 como punto de quiebre de
nuestra economía, al coincidir el momento en que ocurre el cambio de
comportamiento del “spread”, el retroceso de precios de nuestro crudo, y la mayor “volatilidad” del “innombrable”, que no pareciera ser casual.
Este punto de quiebre estaría promovido por el incremento desmesurado del dinero inorgánico, ante un escenario de ingresos sostenidos por un portafolio lisiado y mono dependiente de un petróleo que para colmo pareciera ser cada día menos competitivo. La cosa se agrava con la caída sostenida de los precios de nuestro crudo, que lo ha llevado perder 13.5 $/Bbl ubicándolo en 92.06 $/Bbl al 8/11/13.
Como no somos admiradores de la cuarta, sobre todo la que sobrevino después de Raúl Leoni,
ni tampoco de la quinta por haber deformado su razón de ser luego de
2004-2006, no queremos descartar parte de la tesis del gobierno, pero a
todas luces los hechos también señalan que pareciera estar orquestado desde adentro y por aquellos que mantienen el monopolio en materia económica y petrolera. No por casualidad esta observación coincide con las aseveraciones del economista Francisco Faraco recogidas en la prensa nacional [2], donde sostiene que: “el bolívar es una moneda falsa”… “la única conspiración contra el bolívar viene del BCV con órdenes de Maduro”. Yo añadiría a la frase anterior; “…y desde el corazón mismo de PDVSA”.
De ser ese el caso:
• ¿Quién sino el pueblo más
necesitado sufre las consecuencias del uso indiscriminado de la
devaluación como arma institucionalizada tanto por PDVSA, como por el
gobierno?
• ¿Qué tan grave es en realidad la salud financiera y operativa de PDVSA y del gobierno central que tendrían que apelar a estos subterfugios para mantenerse a flote?
• ¿Qué tan grave es en realidad la salud financiera y operativa de PDVSA y del gobierno central que tendrían que apelar a estos subterfugios para mantenerse a flote?
No hay comentarios:
Publicar un comentario