lunes, 11 de noviembre de 2013

““VEINTICUATROS” DE NOVIEMBRE: UN RIÑÓN, Y UN “HIJO” DESAGRADECIDO

Rafael Gallegos                                                  

EL RIÑÓN DE DON CIPRIANO

El afamado Doctor Israel, se negó a venir a Venezuela. Los deslenguados le decían que si la operación salía mal, lo podían hasta matar. El Cabito tendría que operarse en el extranjero.
Ese riñón. Maltratado por el brandy y las rumbas. Castro podía parafrasear a Andueza: lo bueno del poder es que la cacería se para en la punta de la escopeta. La adulancia lo convirtió en el rey de los virgos.
-      Que vigoroso es mi general
-      Más que el Libertador
-      Claro
-      Esta muchachota, es para el general 
-      Virguito
-      Nuevecita
-      Y ésta y ésta y ésta 
Lo mejor de lo mejor para mi general. Pero el riñón, comenzó a supurar y  aguó la fiesta. Castro dejó en la presidencia a su compadre Juan Vicente. Éste había superado todos los peines que le había puesto, con mucho éxito. Y misia Zoila – que se metía en política-  le decía a su marido que ese era hombre para cuidarle el coroto.
-      Además Cipriano, el compadre tiene unas manos para capar gatos… parece un cirujano alemán- recalcaba misia Zoila
Gómez ponía su mejor cara de puchero y conmovía a Castro. “No se vaya compadre, que el país sin usted se acaba”, “quédese compadre”, y las lágrimas, rodaban por los cachetes.

 Don Cipriano se fue a operar a Alemania. El barco, hubiera podido flotar en el lagrimero de sus adláteres ese 24 de noviembre de 1908. Y aunque usted no lo crea, los llorones, eran  los mismos que lo tumbarían 23 días después.
-      Me voy por pocos días – decía el Cabito.

-      Pronto regreso mi general, que la patria (también tenían patria) sin usted no tiene sentido- coreaba la multitud de jaladores.

-      Traten a Juan Vicente como si fuera yo- y le tomaron la palabra al pie de la letra.

Con el vapor, arrancó la conspiración. A Don Cipriano, además del  brandy y  los arribistas de siempre, le pasaba factura su digna posición ante el caso del lago Guanoco, o frente al cañoneo de las costas por parte de las potencias europeas. Porque como dice Poleo, los imperios existen y son malos.

Por ello cuando el Canciller Paúl, mandado por Gómez, solicitó  a través  de la Embajada de Brasil, ayuda para tumbar a Don Cipriano, los norteamericanos colocaron en el acto, cuatro  barcos frente a nuestras costas. Porsiacaso…

Castro salió bien de la operación… pero muy mal del viaje.

Entre sus compañeros de travesía, iba el famoso Pio Gil, escritor de “Los Felicitadores”, libro emblemático lleno de cartas y proclamas de jaladores que le  recordaban al Cabito, que era más grande que el Libertador. Y él se lo creía.   Tanto, que se volvió creyón.

Más nunca pudo regresar a Venezuela.  

¿TÚ TAMBIÉN HIJO MÍO?
                                                                                                    
Coincidencias, ¿astrológicas?; pero exactamente 40 años de después del viaje de  Cipriano Castro, Rómulo Gallegos fue derrocado. Y el jefe del golpe era el Ministro de la Defensa, Carlos Delgado Chalbaud.

Éste había sido acogido durante el exilio gomecista, por Don Rómulo y Doña Teotiste, en su casa de Barcelona, España. Se hicieron grandes amigos. Aunque los 27 años de diferencia, hacen presumir más bien una relación padre-hijo. 

Tal vez el Gallegos, imitó a Julio César y le dijo al faccioso nuevo Presidente: ¿Tú también hijo mío?

 Todo el período del llamado trienio adeco, estuvo lleno  de conspiraciones. La del 24 de noviembre dejaba a Delgado como presidente de la Junta, integrada además por Pérez Jiménez y Llovera Páez.

Se llenaron las cárceles de presos, inicialmente miembros del Gabinete y parlamentarios adecos. Los opositores de la época pedían desesperadamente asilo en las embajadas. Miles de venezolanos fueron exiliados. En las tenebrosas  islas de Guasina y Sacupana padecieron cientos de opositores al régimen. La persecución, la tortura y el asesinato político estuvieron a la orden del día. Con el tiempo surgiría  el terrible Pedro Estrada. El golpe a Gallegos inició diez años de oscurantismo, que no debemos olvidar los venezolanos.

Cierto que en ese período se hicieron muchas obras de infraestructura, pero…. ¿era necesario que cada ladrillo tuviera como contrapartida una víctima del régimen?  No, definitivamente, no.

Luego, Delgado resultó incómodo. Secuestrado y asesinado en noviembre de 1950. Para justificarse, la autocracia convocó a elecciones. Comenzó el conteo perdiendo, mudaron la sede del escrutinio para los cuarteles y, milagro de milagros, ganaron los militares.

Puro fraude. A los ganadores los invitaron a Miraflores, luego los montaron en un avión. La dictadura de  Pérez Jiménez se mantuvo entre dos fraudes.

Que viva mi general, gritaban los mismos jaladores que aplaudieron hasta el llanto a Castro, hasta que arrancó el barco. La historia se repite hasta que los pueblos la
aprenden.

Pueblo reprimido solicita profesor de historia, abstenerse charlatanes justificadores de autocracias.

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