En tiempos donde
cada vez más existe una mayor conciencia ecológica, ponga en práctica los
consejos indicados y celebre una Navidad
más amigable con el ambiente, y recordemos que no hay pasajeros en la
nave espacial Tierra, todos somos tripulantes.
Nelson Hernández
En todo el mundo occidental a partir del 15 de
noviembre de cada año, comienzan los preparativos para la festividad más
tradicional, popular y familiar como es la Navidad, la cual trae implícito el
inicio de un nuevo año.
Se
menciona que la fiesta pagana más estrechamente asociada con la Navidad era el
Saturnal Romano, el 19 de diciembre, en honor a Saturno, Dios de la agricultura,
que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes. Al
mismo tiempo se celebraba en el Norte de Europa una fiesta de invierno similar,
conocida como Yule, en la cual se quemaban grandes troncos adornados con ramas
y cintas, en honor a los dioses para conseguir que el sol brillara con más
fuerza para minimizar el frío.
La
Navidad actual no se ha desviado de sus orígenes ya que es una época para el
recogimiento y la paz espiritual, del compartir con el prójimo, y marcada por
la alegría, la degustación de alimentos, los regalos y la gran luminosidad.
Estas
características genera por encima de cualquier otra festividad colectiva, un
gran impacto ambiental. En estas fechas se generará un gasto energético
superior al del resto del año, se registrará un mayor consumo de productos, y
consiguientemente, aumenta la cantidad de residuos.
Si en
cualquier otra época del año, un consumidor medio genera al día un kilo de
basura doméstica, durante estas fechas estas cifras se multiplican y los
residuos se acumulan desordenadamente junto a los contenedores rellenos de
basura, prueba fehaciente de que consumimos demasiado.
Uno de
los símbolos vegetales de la navidad es el árbol, que generalmente es de la
familia de las coníferas. Su uso masivo en las últimas décadas ha originado su
cultivo comercial a objeto de minimizar la tala de bosques. Sin embargo, el
verdadero problema ecológico es qué hacer con él una vez concluida la fiesta.
Para eliminar esta problemática, desde hace un par de año se ha comenzado a
comercializar árboles vivos en macetas (raíces y tierra) de tal manera de poder
ser replantado. De esta forma el árbol cumple su función de adorno y continúa
su ciclo de vida.
Otras
plantas típicamente navideñas, son el musgo utilizado en los pesebres, el muérdago y el acebo. Su recolección excesiva ha originado
un punto de atención dentro de las comunidades de protección del ambiente. A
nivel nacional, existe una iniciativa en el Estado Táchira de enseñar a
elaborar “pesebres ecológicos”, y tienen
el objetivo de mitigar, prevenir y corregir la extracción y comercialización de
musgo, líquenes, barba de palo, guinchos y el material vegetal importante para
la vida de los bosques húmedos.
Por otra
parte, a nivel mundial se ha lanzado la idea, desde hace más de 10 años, de
apadrinar un árbol, lo cual se realiza a
través de la venta de un “certificado de regalo”. En muchos países la idea ha
tenido éxito, y ya se tienen bosques importantes que de una manera u otra
mitigan el efecto del cambio climático.
Como ya se
indico, la luminosidad es marcada en la navidad. El consumo eléctrico aumenta
en un 40 % por la incorporación de las “luces de navidad” tanto en comercios,
calles y avenidas, como en nuestras casas. Así mismo, el periodo de encendido
de las luces es mayor. Esto nos indica que el ambiente se ve amenazado en un 40
% mayor, puesto que por cada kilovatio
hora consumido, se arroja a la atmósfera 200 gramos de dióxido de carbono (CO2),
uno de los gases de efecto invernadero (GEI).
Una forma
de reducir este impacto es incorporando luz emitidas por diodos (LED: light
emitting diodes), que proporcionan la misma intensidad de luz y pueden consumir
hasta 80 % menos vatios que un bombillo normal. Este tipo de bombillos vienen
en diferentes formas, colores y tamaños; son más frías al tacto lo que las hace
más seguras; duran más que las normales; pueden utilizarse en el interior y
exterior de los inmuebles, pero son un poco más caras, aspecto este que se
minimiza por su longevidad y ahorro energético.
Otros
aspectos que contribuyen a una mayor agresividad para el ambiente en la época navideña
son: aumento de cocción de alimentos; incremento de reuniones sociales,
familiares y empresariales; mayor uso de papel envoltorio para regalos; mayor
movilización aérea, terrestre y marítima; mayor uso de recipientes y envases y
cuya consecuencia final es mayor desperdicios. Todas estas actividades
conllevan, directa o indirectamente, a un mayor consumo de energía.
Es
más fácil pensar que cambiar las cosas no se encuentra en nuestras manos. La
mayoría de veces optamos por dejar para mañana o considerar un imposible lo que
nos supone una dificultad, un esfuerzo o incluso una molestia porque preferimos
pensar que no va con nosotros. A menudo no somos conscientes de que cada
pequeña acción de nosotros incide en el conjunto planetario, afectándolo, modificándolo,
alterando la estructura natural que posee. Podemos hacer que el aire que
respiramos sea un poco más puro, reduciendo las emisiones de dióxido de carbono
que vertemos a la atmósfera. Podemos frenar el proceso de derroche de residuos
que convierte en vertederos nuestros bosques y mares. Podemos reducir nuestro
consumo para que otros puedan consumir lo que necesitan para subsistir. A tal
efecto, a continuación un conjunto de consejos y
sugerencia para minimizar el impacto ambiental en la época navideña:
·
Utilice
árboles de navidad “vivos” de tal manera que pueda replantarlos
·
Regale
plantas y flores o la siembra o cuidado de un árbol
·
Adorne
una planta que ya tenga en su residencia
·
Regale
libros que crean conciencia ecológica o que contengan el ABC sobre el cambio
climático
·
Incorpore
luces LED para iluminar su casa y arbolito
·
Optimice
el tiempo de cocción de los alimentos
·
Utilice
recipientes y papel de envoltorios reciclables
·
Reduzca
las horas de encendido de las “luces navideñas” y reutilice adornos de otras
navidades
·
Cuando
salga de su casa u oficina, apague las luces navideñas
·
Reduzca el número de luces en su decoración. Las luces navideñas deben ser un elemento de
decoración y no de iluminación.
·
Elija
juguetes y regalos fabricados con materiales duraderos y ecológicos
·
Clasifique
y ponga los desperdicios en su lugar. Le será más fácil reciclarlos
·
Incorpore
la tarjeta de navidad electrónica y use email para sus felicitaciones
Finalmente, dentro de sus
proyectos personales para el próximo año, no deje a un lado sus acciones para
contribuir con el mejoramiento del ambiente. Ayude a crear “Consciencia
Ecológica” a familiares y amigos. Así todos ganamos.
Recordemos que: “No hay pasajeros
en la nave espacial Tierra, todos somos tripulantes” (Marshall
McLuhan, sociólogo)
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