Alberto Quiros Corradi
El país perdió la cordura. El
régimen multiplica sus locuras. La invitación a delinquir, estimulando el
saqueo por el pueblo de las empresas que venden electrodomésticos, con la
excusa de que algún comerciante vendía a precios excesivos, no puede
justificarse por el ejemplo de una nevera, aparentemente, ofrecida a “precios
de usura”. Lo primero que hay que destacar es que todos o muy pocos de los
electrodomésticos ofrecidos al público se adquieren por los proveedores al
dólar oficial. Los que lo reciben tienen que pagarle al suplidor externo con
dólares propios y esperar meses para recuperar lo invertido.
Además, tienen cuatro
dilemas que resolver: uno, si Cadivi le devolverá lo solicitado y cuándo. Dos, si
habrá una devaluación. Tres, cuánto será la inflación. Cuatro, los que reciben
dólares a 6,30 tienen que calcular las comisiones para Cadivi, la aduana y la
Guardia Nacional. Todo lo cual aumentará el costo de reposición de la su
mercancía. Por eso, el comerciante tendrá que “cubrirse” ajustando sus precios.
Ante este ataque brutal al sector privado hay que preguntarse ¿quiénes
recibieron los $30.000 millones que el propio régimen ha reconocido como entregado
a empresas de maletín? ¿Por qué la energía que utiliza Maduro para demostrar rabia,
odio, insultos y acusaciones (“son unos ladrones”) no las utiliza en encarcelar
a los ladrones que estafaron al Bandes, al Fondo Chino, a las compras en
plantas eléctricas, a Pudreval, a Pdvsa, a las empresas públicas de Guayana y a
la destrucción del sector agrícola? ¿O es que es más importante el precio de
una lavadora que el saqueo que le han hecho al país los boliburgueses? ¿Cómo se
atreve el Sr. Maduro a pedir una Ley Habilitante para combatir a la corrupción
cuando los ladrones habitan en su entorno? Las locuras, producto del miedo a
perder el poder, lo que han hecho es destruir la economía del país. ¿Hasta
cuando el Sr. Ramírez anuncia grandes proyectos para elevar la producción y la
construcción de mejoradores de crudo de la Faja del Orinoco? Lo retamos a que
le informa a la ciudadanía cuántos de sus proyectos anunciados se han
materializado en los últimos 15 años. ¿Cómo se atreve Maduro a decir que la
Pdvsa sobre endeudada, sin mantenimiento, sin las inversiones necesarias, sin
transparencia y corrupta, es mejor que la antigua?
Por su parte, la oposición no
está tampoco exenta de ciertas locuras, como es la de creer que con este
régimen hay posibilidades de diálogo. Que mantiene un silencio inexplicable
ante los desmanes e insultos de Maduro y su combo. Entendemos que la no
reacción pueda deberse a la estrategia de llegar a las elecciones de diciembre,
evitando que el régimen las posponga alegando un estado de excepción por los
disturbios “provocados por la oposición”. Pero eso no debe ir acompañado de un
silencio que puede ser interpretado por los beneficiados del desastre como que
la oposición no tiene argumentos sólidos para reaccionar al saqueo y a la obligación
de vender artículos por debajo de su costo.
Preguntamos al régimen ¿Quién va a reponer los productos que ya no estarán en los anaqueles vacíos que sentenció Maduro? No se llame nadie a engaño, después de esta demostración de vandalismo del oficialismo, nadie en su sano juicio va a traer dinero nuevo a Venezuela. El régimen ha decretado su propia muerte. Ahora sólo queda “esperarlo en la bajadita”. Algo inevitable, aunque un empujoncito de la oposición ayudaría.
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