El fracaso: en petróleo, en
agricultura, en las empresas produciendo a la mitad de su capacidad instalada, en
la mitad de las empresas cerradas, en el dantesco espectáculo de las cárceles, en
la erialización del campo, en el alma nacional partida en dos pedazos… es el
fracaso del país. Si a estos aspectos aunamos la enfermedad
del Presidente, la mínima oportunidad electoral de los probables sustitutos y las
prontas elecciones con Capriles convirtiéndose en la única esperanza… ¿quién lo
duda?, el régimen tiene el sol en la
espalda.
Todo indica que el llamado
oficialismo, será oposición en poco tiempo. Pero, ojo, la historia nos enseña
que eso, no es suficiente para resucitar un país. No basta instalar un nuevo
gobierno. Hay que hacerlo bien. De lo contrario, en pocos años otro mesías más
“aprendido”, estará tumbando las puertas de Miraflores cabalgando en las
espaldas de la frustración del pueblo. Por ello, estamos obligados a hacer como
el Ave Fénix. Resucitar de las cenizas. Es imperativo recoger los vidrios.
Rescatar el país.
Y hay que estar claros que
el rescate de Venezuela pasa por el
rescate de su industria petrolera. La razón es elemental. En este mundo
globalizado, los países están obligados a generar divisas. El dólar es
fundamental para el consumo, o de productos terminados, o de componentes de lo
que aquí producimos. ¿Y cómo se producen dólares?
Producir dólares o no
producir dólares, he ahí el dilema… diría Shakespeare. Allí está el kid del
asunto… para todos los países, desde Japón que orientó su economía a las exportaciones
para obtener dólares para su consumo, hasta Colombia, o Chile, o los dragones
asiáticos, o cualquier país exitoso del mundo.
EL
CASO VENEZUELA
Para Venezuela es más fácil
conseguir los dólares que requiere para su desarrollo, que para cualquier país
latinoamericano. Claro, su industria petrolera. Pero hay que aclarar que el
reto es de dos pisos: primero, CONSEGUIR LOS DÓLARES y segundo, TRANSFORMAR
ESOS DÓLARES EN DESARROLLO.
Para lo primero, conseguir los dólares, es
imperativo HACER UNA INDUSTRIA PETROLERA EFICIENTE. Ante la catástrofe
petrolera que padecemos, este aspecto pasa por rescatar la industria petrolera.
¿Y cómo se rescata?
Separando el cargo de Ministro de Petróleo del de Presidente de PDVSA, para evitar
seguir cobrando y dándose los vueltos… haciendo normas claras, respetando a los
empleados de CUALQUIER COLOR POLÍTICO, haciendo cambios profundos en la
estructura de la industria ( ¿ reingeniería?), respetando los derechos
laborales de todos los trabajadores.
Tumbando el falso paradigma
de que las inversiones extranjeras hacen perder soberanía y ATRAYENDO
INVERSIONES A TODOS LOS NIVELES: en los 20.000 pozos inactivos, en los campos
maduros, en la faja, en las refinerías. Colocando en la bolsa de valores
acciones de los proyectos… es la manera de REPOTENCIAR A PDVSA colocándola en condiciones DE APORTAR DIVISAS
PARA EL DESARROLLO DEL PAÍS. Rompiendo la flacidez muscular de la actual
empresa hiper endeudada e hipo productiva.
Y con los dólares que produzca la futura PDVSA,
hay que acometer la HAZAÑA ESTRATÉGICA,
de rescatar a Venezuela. Transformar esos dólares en DESARROLLO NACIONAL.
¿Y cómo haremos eso?
Generando confianza, rescatando las instituciones, descentralizando el
país, respetando la propiedad, haciendo equipos sociales gobiernos- comunidades- empresarios.
Entendiendo que el desarrollo no es de arriba para abajo, ni de abajo para
arriba. Es en 3D… y entre todos.
Contrario a lo que sucede
hoy, que los dólares incompletos (por ineficiencia de la industria) devienen en
corrupción, petroestado, mesías, inflación, marginalidad. Puro recurso
malbaratado. Debemos hacer las cosas de manera diferente, si queremos lograr
resultados diferentes.
Orientar exitosamente las
economías hacia la exportación no es magia, requiere crecimiento agigantado de
la productividad. Y la productividad no es un fenómeno aislado. Requiere
instituciones, cuantiosas inversiones, reglas claras, estrategias, estrategias
y estrategias, infraestructura, educación, políticas sociales efectivas,
gerencia y más gerencia… toda una estrategia de país. Se solicita estratega con
moto.
ASFALTANDO
EL CAMINO
Hay un camino, ¿quién lo
duda? Capriles y la nueva generación, afianzada por la unidad democrática y la
MUD. Diputado, alcalde, gobernador, preso político, honesto… y no llega a los 40
años. ¿Qué más queremos? ¿Será que nuestra baja autoestima lo degrada? Tal como
hicieron con Sucre, que cuando supieron en Cumaná que ganó en Ayacucho, decían:
caramba, Toñito les ganó esa batalla… así serían esos matos.
Son los mismos
personajes que si Capriles fuera
norteamericano, dirían… QUE ES UN KENNEDY. Subamos la autoestima y asfaltemos
el camino. Hay que rescatar a Venezuela.
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