Rafael Gallegos
A punta de rumores, bolas,
chismes y soluciones incoherentes que no son tales, vamos dejando a Venezuela
tan desgastada como un peso macuquino del
siglo XIX.
¿Y qué era el peso
macuquino? Una moneda de plata desgastada. Un peso macuquino valía mucho menos
que uno nuevo, por su bajo contenido de plata luego de pasar de mano en mano y
desgastarse.
Fue famosa la acusación que
le hicieron al Dr. Miguel Peña, uno de los cerebros de la división de la Gran
Colombia, por haber jugado y perdido unos pesos de plata pertenecientes al
gobierno, y luego intentar pagar con pesos macuquinos.
Esta “revolución” de tanto
jugar al desgaste de Venezuela, nos va convirtiendo en un país macuquino.
¿Venezuela macuquina? ¿Y cómo se juega al desgaste? Muy simple, andándonos por
las ramas en lugar de ir a lo esencial para la solución de nuestra
problemática.
Vivimos en un desgaste
permanente, que cada vez nos incapacita
más para ir tras logros que se reflejen en calidad de vida. La “revolución” le
aplica al país puras drogas mediáticas que desgastan: los rumores acerca de la
enfermedad del Presidente en lugar de DAR UN DIAGNÓSTICO OFICIAL para que
sepamos a qué atenernos… la movilización
de la fecha de las elecciones, para que en lugar de concentrarnos en el sagrado
acto de escoger nuestro destino, nos preguntemos, ¿ habrá elecciones, habrá
golpe, desfasarán la fecha?... las amenazas y los insultos a los opositores y
en lugar de discutir ideas se discute quien es más majunche … el sectarismo que
hace que a algunos les parezca normal que a los venezolanos no adlátares del
gobierno, NO SE LES ENTREVISTE EN LOS CANALES OFICIALES, haciendo de esos
canales un largo y estéril soliloquio…
… en lugar de afrontar
soluciones respondiendo a interrogantes de cómo subir la productividad
nacional, o cómo generar empleos, o cómo reparar las vías y acometer nueva
infraestructura, o cómo recuperar tanto inservible hospital, o cómo acrecentar
la autonomía de las instituciones, o cómo UNIR LA FRACTURADA ALMA NACIONAL.
LA FALSEDAD DE LAS SOLUCIONES
Mientras la violencia crece
“como crece la sombra cuando el sol declina”, la “revolución” utiliza “sus”
medios en desprestigiar, a punta de insultos vergonzosos para quienes se les
oponen. Y LOS MALANDROS… FELICES.
Por cierto, a Capriles ya
no le dicen escuálido, porque saben que los escuálidos de ahora son… ellos
mismos. Ya recuerdan con nostalgia cuando llenaban la Avda. Bolívar y ahora, a pesar de tanto autobús, no
se atreven a salir del llamado balcón de pueblo o de plazas de bolsillo. Sólo
dejan de ser escuálidos en algunas encuestas. Y eso en el cada vez menos
probable escenario de que el Presidente sea candidato. Porque con cualquier “sucesor”,
hasta sus propias encuestas lo pronostican: paliza.
Y las soluciones falsas se
reflejan cuando el petróleo, en lugar de ser sembrado como recomendó el Maestro
Uslar Pietri, es derramado por los ríos
de Venezuela acabando con la flora, la fauna y el agua potable, y a la
“revolución” lo que se le ocurre es exigir a los trabajadores petroleros la
condición de rojos rojitos. Como si con inversiones provenientes de países “panas” que no tienen idea del negocio
petrolero, o con taladros revolucionarios, o yacimientos chavistas… se pudiera
levantar una industria petrolera de primer mundo. Lo único que falta en esta
tragicomedia, es que inscriban al petróleo en el PSUV.
El país luce desgastado. A
las soluciones llenas de falsedad que acrecientan la violencia y hacen más
flácida a la industria petrolera, se une la solución del problema carcelario
mudando a los “privados de libertad” a otras cárceles tan violentas o
sobrepobladas. O la solución al desempleo hinchando la burocracia hasta
convertirla en un anticuado y pesado dinosaurio. O al problema del campo
expropiando LA TERCERA PARTE de las
tierras y convirtiéndolos en eriales. O la LOTTT que desestimula a los
empleadores. ¿Dónde vamos a trabajar lo
venezolanos si no hay empresas? Ah! en el Estado (si somos rojitos)… o, si
acaso, en el extranjero.
ANTÍDOTO
A pesar de la Venezuela
macuquina en que nos van convirtiendo, hay salida. Como el Ave Fénix, Venezuela
está OBLIGADA A RESUCITAR desde sus cenizas. Lo de Capriles no es casualidad. Es
el reflejo de años de organización, de unidad. De una nueva generación
integrada por jóvenes con estudios, carrera política, liderazgo de masa.
Pero esto sólo no basta.
Hay que salirse de las ramas. Afincarnos en Democracia, empresas privadas,
políticas sociales, estrategias de productividad. Es urgente que luego de esta
larga desfachatez, nos convirtamos en un país de alta calidad de vida. De lo
contrario, antes de diez años, habrá otro Mesías en los hombros del pueblo y
tumbando las puertas de Miraflores.
Es imperativo reconstruir a
Venezuela. Ya.
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