martes, 11 de diciembre de 2012

El petróleo en rojo

ODOARDO LEÓN-PONTE
El petróleo, como reflejo del momento, se guía por el predominio de la política en las decisiones. Así, encontramos una disminución de los recursos: reducción del potencial y la producción, toma de la empresas mixtas y regalos a amigos políticos; incumplimientos de los muchos planes tales como la siembra del petróleo; ausencia de mantenimiento: Amuay, Cardón, El Palito; negocios laterales no medulares: Pdval, Pdvsa La Estancia, misiones, níquel; endeudamiento: fondo chino, BCV, bonos en Bs y $ a intereses altísimos; importación de productos del petróleo; deterioro del profesionalismo: botaron a 22.000 expertos calificados, reemplazándolos por afines  a la "causa" y no por conceptos de meritocracia y calificaciones; reducción de los ingresos por menor producción aún con altos precios; deterioro del parque industrial y las instalaciones (bombas de gasolina y tuberías); donación o venta con merma del patrimonio (Pdvsa Chuao, Pdvsa Los Chaguaramos, instalaciones de refinación en el exterior); aumento de las pérdidas con el creciente incremento del consumo en el mercado interno por regalar la gasolina y tener que importarla a precios internacionales de mercado, además del consumo de líquidos para generar electricidad; incapacidad para financiar los planes de expansión y la cuota parte de participación en las empresas mixtas.

Es solo una muestra de cómo la "gallina de los huevos de oro", la fuente para "sembrar el petróleo", la industria en la que "el petróleo sale solo", ha llegado a convertirse en una actividad que va de tumbo en tumbo buscando un futuro que no encuentra. Si agregamos a este cuadro, los efectos de las políticas públicas sobre el conglomerado del sector privado y la creciente dependencia de las importaciones para el sustento del consumo (cemento, cabilla, alimentos, medicinas, alguna tecnología, materia prima) y la inclemente inflación, tenemos que concluir que el cuadro es patético en función del futuro para la comunidad de gente quienes vivimos en este país. Igualmente, debemos concluir que el futuro a corto, mediano y largo plazo, de seguir la pauta de lo que va del siglo XXI, es inviable dentro de los parámetros de la expectativa de un nivel y calidad de vida aceptables.

El deterioro de todo lo que nos rodea, desde todo punto de vista, es cada día más insoportable para una vida normal. Si agregamos al cuadro anterior la expectativa de unos precios del petróleo con poca variación hacia arriba y una reducción de los ingresos en divisas para las crecientes necesidades financieras del "Estado todo poderoso", concluiremos que el futuro que tenemos no es de rosas; solo de "cardones y tunas".

La dramáticamente incrementada y real dependencia a corto, mediano y largo plazo de una actividad petrolera en creciente deterioro, combinada con la cada vez mayor dependencia de productos, bienes y servicios importados, debida al efecto destructivo de las políticas públicas sobre todos los sectores, resultante en una reducción inmensa en los niveles de inversión, tanto del sector público como del sector privado,  llevan, sin duda, a un creciente y mayor grado de deterioro de nuestro ya significativamente deteriorado y pobre país.

Aterra anticipar un país que en el 2012 tenga automóviles de los años cincuenta del siglo XX, transporte con tracción de sangre, viva en la penumbra y dependa de la caridad de un amigo.

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